Viviendo con la ausencia presente: El peligro del Timerosal en las vacunas

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“(…) no se puede entender que el TIMEROSAL haya sido eliminado del uso veterinario y no de las vacunas a nuestros hijos”.

Se avecina un niño. Algunos son deseados, y los que no con el tiempo comienzan a ser aceptados y esperados; son pocos los que no llegan a abrir un corazón, robar una lágrima y pintar una sonrisa. Como “sociedad” defendemos la vida de quien aún no puede hacer uso de “voz y voto”, pero como seres personalistas, egoístas, paranoicos e individualistas optamos por los caminos cómodos de la ignorancia o la omisión a cualquier infortunio que afecte a nuestro prójimo.

¿Qué padres no sueñan con el futuro niño, con sus risas, juegos, con el ser que “llegará a ser”? Muchos de estos niños quedan suspendidos en un espacio y tiempo que no son de este mundo. Los tienes, pero no están. Los padres, la familia luchan por arrebatarlos de la nada, sin embargo estos esfuerzos son agotadores, estresantes, desgastadores, desfinancian; y todo “ejercicio del querer” cae en un vacío desconsolador y frustrante; hablo de los niños autistas, con síndrome de Asperger, o niños con diferentes grados de oligofrenia, parálisis cerebral, síndrome de Down, o alguna enfermedad psiquiátrica invalidante. Bienaventurados los que llegan a este mundo con la capacidad de luchar, aunque sea “sin los recursos mínimos”. Hoy estos “seres” se encuentran en la más completa indefensión. Durante el Gobierno del Presidente Salvador Allende Gossens, personas con este tipo de características se vieron beneficiadas con una pensión, “médicos de cabecera a domicilio”, y los especialistas necesarios para la terapia a aplicar. Llegando la Dictadura, estos beneficios fueron cuestionados y retirados de los beneficiados.

Aunque los orígenes de las “enfermedades” enunciadas son diferentes, el fin de los afectados será el mismo, las familias que “pueden”, y “como puedan”, mantendrán a los “indefensos” en las mejores condiciones posibles, “dentro de sus medios”. Y las familias se enfrentan a una realidad muy cruel: el hecho de cuidarles y darles amor, les prolongará la vida más allá de la propia, sobreviviendo los discapacitados a sus progenitores y hermanos, quedando estos “inocentes” en la más completa indefensión y desprotección.

Es triste, frustrante, indignante y oprobioso vivir, o ver las condiciones de vida de estos “desventurados” y sus familias. Entre tanto dolor imposible de manejar, hay algunos “males” que sí se pueden evitar: la esquizofrenia, tratada a tiempo es mucho más fácil de controlar y disminuir considerablemente el deterioro mental, por lo mismo las crisis serán más espaciadas y la discapacidad alcanzará niveles menores. También existe otro evitable, que es aquel provocado por el déficit de recursos de los Hospitales Públicos donde “las parturientas” al momento de parir a sus bebés, les hacen esperar en extendidas horas para que “de a luz” de forma natural, corriendo el riesgo muchas veces que el feto haya tragado “meconio”, provocando así una parálisis cerebral en diversos grados, pudiendo llegar ésta a la ceguera, sordera y parálisis total del recién nacido. O en “esa espera” de pre-parto, la creatura en su impulso normal de salir a esta vida, el riesgo de que se enrolle el cordón umbilical en el cuello del feto es alta, provocando esto un grado de asfixia que incide en daño neurológico que se apreciará en el tiempo. Estos “males” pueden ser minimizados grandemente si personas con riesgos son derivadas oportunamente a una cesárea. También el síndrome de Asperger, o el Autismo en un grado mayor que puede ser evitado y extirpado de la población si se suprime por completo las vacunas en cuyos componentes se incluye el Mercurio, el cual es un metal pesado, muy difícil de eliminar por nuestro sistema metabólico.

Existen estudios, investigaciones y estadísticas respecto a las vacunas, cuyos componentes inoculan al interior del sistema metabólico TIMEROSAL (mercurio), metal pesado peligroso neurotóxico, difícil de desechar por nuestro organismo, según lo informado recientemente por el Presidente del Colegio Médico de Chile Doctor Enrique Paris, experto en toxicología.

Las madres, padres se organizan hoy para ser escuchados, la lucha para enseñarles a vivir en este medio requiere de ayuda interdisciplinaria de especialistas, cada niño necesita un pediatra, neurólogo infantil, psiquiatra, psicólogo, fonoaudiólogos, psicopedagogos, pedagogos, fármacos; la cantidad de sesiones a las que asisten por semana, más traslados, las cifras suman un promedio de 600 a 700 mil pesos. Una familia de escasos recursos qué oportunidad tendrá, si un padre con sueldo tope, ve dramáticamente disminuida su capacidad económica debido a los gastos inherentes de la discapacidad de su hijo. Sin contar que esto a su vez incide, en la reducción de posibilidades de crecimiento socioeconómico del grupo familiar, amarrándolos a la pobreza. Restando a estos ingresos la imposibilidad de la madre de trabajar, ya que dependen conductualmente de quienes ellos acostumbran.

Las familias afectadas por este “síndrome” han dado duras batallas, pues aún no ha sido eliminado el Timerosal de las vacunas, las secuelas y consecuencias del Mercurio son heridas de por vida. En pedir no hay engaño, ¿existe en el Programa Presidencial la consideración de estas “condiciones”?, ya que hoy no las escucho como enfermedades invalidantes; y no se puede entender que el TIMEROSAL haya sido eliminado del uso veterinario y no de las vacunas a nuestros hijos, sin la intención del sarcasmo ¿un perro, una vaca, o cualquier otro animal tiene más valor que nuestros infantes?

Hacemos responsables administrativa, política, civil y penalmente a quien contando con la autoridad del cargo, omita, retrase, oculte o altere información cuyos resultados vayan en riesgo de la salud de nuestros niños. El Estado representado en sus autoridades, tiene la responsabilidad indelegable y una máxima confianza en el Administrador de los recursos en salud (salud es vida), donde la Población por el bien y el futuro de nuestra descendencia, descansa sus derechos para recibir la protección de quienes han jurado solemnemente velar por la Patria y sus Ciudadanos. Y debe cumplirlo.

* Dueña de casa, vive en Ciudad Satélite.