Un centenar de personas estaba reunida la noche del viernes 4 de octubre en el gimnasio del Colegio Alberto Widmer de Maipú. Cualquiera que esté al tanto del acontecer comunal les conoce. Mujeres y hombres públicos, miembros activos de la comunidad.
La comunidad local, en definitiva. El vecindario, la ciudadanía de carne y hueso. Concejales, dirigentes y dirigentas sociales y de juntas de vecinos, con preocupaciones, ocupaciones, líos, disputas, errores, amistades. Estaba el presidente de RN Maipú, una militante de la UDI, vecinas y vecinos militantes y otros sin más militancia que su ciudadanía…
La mayoría, gente bien adulta, adultos mayores. Abrigados con gruesos chalecos. Un dirigente ambientalista con un parche en una ceja, por haberse metido a defender a una joven a la que le estaban pegando en una marcha reciente por el medio ambiente.
Tenían dispuesto un termo gigantesco, café, té, para capear el frío (que campea en Avenida Rinconada). Azúcar y endulzante.
Son gente consciente de su posición en el mundo y que da la pelea porque la respeten, por lo que había indignación porque la Superintendencia no fue.
En esa reunión, la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), el organismo que fiscaliza a las concesionarias del servicio de agua y alcantarillado, iba a informar acerca de la situación del Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Maipú, Smapa, la única sanitaria 100% municipal de Chile. Pero se excusó horas antes.
Pero hay más: Mauricio Llaitul, quien hizo el contacto, denunció que “la excusa fue que ellos no podían venir a la comuna porque no podían generar conflictos políticos, y que nuestra consulta respondía solamente a un interés político”.
De ser así, la imagen que me queda es terrorífica: dentro, la autoridad; fuera, la ciudadanía; en medio, un muro de concreto. La autoridad identificando a los de afuera…
—Siento que existe un cierto velo de impunidad —declaró Llaitul—… Que el hecho de que estemos con un gobierno central de derecha y con un gobierno local de derecha… siento que hay un grado de impunidad, en no mostrar la realidad de lo que ha sido esta administración.
¿A quién pedirle explicaciones?
A nadie, fue la respuesta. Porque las y los presentes manejan información, y por lo tanto la reunión se llevó a cabo con provecho. Deliberaron, conversaron, discutieron, intercambiaron conocimientos y experiencias. Y se movieron a la acción.
Múltiples voces denunciaron “aspectos críticos” de la sanitaria municipal de Maipú.
“Mi nombre es Marlys Rebolledo; yo fui funcionaria de Smapa hasta mayo de este año”, testimonió una de las intervinientes:
“Ustedes ni saben que adentro de la sanitaria está la escoba; los procesos de la sanitaria son horribles”. “Yo manejo cifras (…), y tenemos hoy en día 1.567 medidores rotos en la comuna”.
A su turno, el concejal Ariel Ramos apuntó que son cuatro los “aspectos críticos” de Smapa hoy día. Primero, las inversiones: “¿Cómo han andado los números en Smapa desde que asumió la alcaldesa Barriga? El 2017 hubo un 0% de avance en las obras que se comprometieron (…). Si bien esas obras hoy día se están ejecutando, la mayoría está con atrasos (…). El 2018 tenemos un 5% de avance”.
Hace un año la misma SISS manifestaba gran preocupación al respecto.
Segundo, continuó Ramos, documento de la SISS en mano, “una cifra escandalosa”: 64% del agua potable no facturada el 2018.
“El agua no facturada está constituida principalmente por las pérdidas físicas en la red (por roturas, filtraciones, etc.) —explica el documento—, pero incluye otros ítems como errores en las mediciones, conexiones clandestinas, fraudes y también usos no facturados: lavados de redes, extinción de incendios, etc”.
Tercero, los reclamos (“el año 2018 los reclamos se multiplicaron por cuatro”); cuarto, que las platas “se están gastando en otras cosas”.
El concejal Pedro Delgadillo, por su parte, contó sobre una fiscalización que hizo la semana pasada:
“El servicio en gasfitería, en alcantarillado y en matricería dejó de prestarlo una empresa externa, se internalizó hace más de un año, con no más de veinte, veintidós trabajadores por área, para Maipú, Cerrillos y parte de Estación Central. Las camionetas de gasfitería son una asquerosidad, porque no son nuevas, están absolutamente dañadas, hechas pedazos. Las dependencias de los trabajadores están en pésimo estado“.
En su perfil de Facebook publicó fotografías.
La realización de este artículo fue posible gracias a la colaboración entre el Diario La Batalla de Maipú y Pvnon Colectivo de Comunicación.
La realización de este artículo fue posible gracias a la colaboración entre La Batalla y Pvnon Colectivo de Comunicación. Pvnon difunde contenido de carácter periodístico relacionado con los pueblos originarios que habitan en la ciudad (https://www.facebook.com/pvnon/, en Facebook).
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