¿Qué mide?, o mejor preguntar: ¿a qué concepto de calidad educativa responde el SIMCE?
Esto en el sentido profundo, ya que el SIMCE como concepto se reduce a una prueba que mide el nivel de ciertas habilidades en unas pocas áreas curriculares, sesgando así el foco de enseñanza-aprendizaje, des contextualizando la acción pedagógica bajo estándares definidos en bases curriculares. El sentido técnico de esta medición se reduce a una jibarización del aprendizaje y las prácticas pedagógicas que se viven al interior de las escuelas.
Se han introducidos cambios, sobre aspectos relacionados con el desarrollo personal y social de los estudiantes. Así nacen los OTROS INDICADORES, un variopinto de índices u estándares que van desde la formación ciudadana hasta la autoestima académica.
Sin embargo la clasificación de establecimiento SEP se define en base a resultados obtenidos en las últimas 3 mediciones de la Prueba SIMCE de 4° Básico de Lenguaje, Matemáticas, Ciencias Naturales y Ciencias Sociales; lo que representa el 70% de la clasificación. Para el 30% restante se consideran otros indicadores complementarios: tasa de retención y aprobación de alumnos; integración de profesores, padres y apoderados en el proyecto educativo del establecimiento.
Es poco probable entonces pensar que los otros indicadores marcaran una diferencia en la percepción y consecuencias de esta medición.
Sistemas de evaluación de altas consecuencias como el SIMCE, en los que las escuelas claramente ponen toda su atención en acciones como excluir estudiantes, seleccionar, preparaciones de fórmulas y dinámicas de acción para adiestrar en torno a una prueba, persecución y presión desmedía a docentes y directivos por bajos resultados, entre otras maravillas ponderables en un número carente de significado, reflejan la importancia de juzgar un instrumento que le hace mal a los mas pobres, ya que son ellos los que son intervenidos por diferentes estamentos y personajes. Cómo no recordar los P900, un ejemplo claro de la génesis del instrumentalismo mercantil el educación.
Hoy la calidad en educación, que no se define en ninguna parte, se afirma con dientes y muelas en un instrumento basado en preguntas de selección múltiple, a tareas rutinarias, y a un aprendizaje desapegado de la realidad. Así la visión de calidad que pregonan los expertos se reduce a un entrenamiento mecanicista y repetitivo, carente de sentido y significatividad.
MAURICIO PAVEZ ARAVENA
Presidente Colegio de Profesores comunal Maipú.
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