Los resultados de esta elección y las venideras deben leerse a la luz del valor de la dignidad. Opinión de Sergio Benvenutto Palacios*.
La luz que mejor ilumine los resultados de esta elección y las venideras seguirá siendo la dignidad. Sean cuales sean los resultados, sus causas y efectos se comprenderán mejor a la luz del valor de la dignidad.
Una canícula como esta, hace apenas un par de años, entrevisté a doña Rosa, vecina de Maipú, quien acababa de participar en un cabildo de la Plaza.
“TENGO QUE DECIR QUE ESTOY CANSADA —gritó—, QUE ESTOY ABURRIDA, DE QUE EN MI PAÍS, CHILE, EL PAÍS QUE HE AMADO, ESTÉ EN ESTA SITUACIÓN. ¿POR QUÉ TENGO QUE VENIR A LLORAR?, ¿POR QUÉ TENGO QUE VENIR A QUE ME HAGAN PREGUNTAS EN LA MUNICIPALIDAD SOBRE CUÁNTO LAVO, CUÁNTO RIEGO MI JARDÍN?, POR UNA CUENTA TAN GRANDE.
“MI PADRE TRABAJÓ TODA UNA VIDA, Y MI PADRE TUVO QUE MORIR EN LA CASA. ¿POR QUÉ, SI EL COTIZÓ EN UNA GRAN EMPRESA, TUVO QUE MORIR SIN SOLUCIÓN EN EL CONSULTORIO DE MAIPÚ? AHÍ EN PAJARITOS, LE DABAN PUROS REMEDIOS PARA LA ACIDEZ, Y MI PADRE TENÍA CÁNCER DE COLON. LO LLEVAMOS AL HOSPITAL, Y ALLÁ NO PUDIERON HACER NADA POR ÉL. ¿POR QUÉ TUVIMOS QUE LLEGAR A ESTO?
“¿POR QUÉ ESTÁN APALEANDO A LOS CABROS DE MI PAÍS? ¿POR QUÉ HACE TREINTA AÑOS QUE ESTAMOS EN ESTO? HACE TREINTA AÑOS QUE NOS VENDIERON EL PAÍS. TODA ESTA GENTE QUE SE ENRIQUECE DÍA A DÍA, CON EL ESFUERZO DE MI PADRE…
“ACABA DE MORIR MI VECINA, UNA ANCIANA. TUVE QUE IR A LLORAR, TUVE QUE PEDIR, TUVE QUE ARRASTRARME EN EL CONSULTORIO, PARA QUE ALGUIEN VINIERA A VISITARLA Y LE CURARA SUS HERIDAS. Y NADIE VINO. VINIERON CUANDO LA TENÍA EN UN CAJÓN. AHÍ VINIERON. LOS HICE PASAR PARA QUE VIERAN A LA POBRE ANCIANA. ESO ES LO QUE GANARON, ESO ES LO ESTÁN GANANDO HOY EN DÍA.
“¿POR QUÉ DEJAN QUE LA GENTE SE FRUSTRE, LLORE Y PATALEE? ACABO DE VENIR A LA MUNICIPALIDAD, Y ME COBRARON CUARENTA Y CINCO LUCAS DE AGUA. MI CASA, MI TECHO SE ESTÁ LLOVIENDO. FUI A PEDIR AYUDA. ME MANDARON A LA JUNTA DE VECINOS, DESPUÉS LA JUNTA DE VECINOS ME MANDÓ A LA MUNICIPALIDAD, Y ME SIGO LLOVIENDO.
“MIS HIJOS NO PUEDEN ESTUDIAR, PORQUE VIVO EN UNA CASA SÓLIDA. ¿ESO ES LO QUE QUIEREN? ¿ESPERAN QUE ME ARRASTRE A PEDIRLES POR FAVOR ALGO A LO QUE TENGO DERECHO? TENGO DERECHO A LA EDUCACIÓN DE MIS HIJOS, TENGO DERECHO A PODER SALIR ADELANTE. ¿Y POR QUÉ NO PUEDO SALIR ADELANTE? PORQUE USTEDES, DESGRACIADOS, TIENEN LA PALABRA EN MI PAÍS, Y YO NO PUEDO EXPRESARME, PORQUE ME VAN A PEGAR”.
Cuando la señora pregunta por qué, por qué, no se refiere a la cuenta del agua ni al funcionamiento del consultorio. Se refiere a lo humillante de su situación. Una situación proyectada en el tiempo y en el espacio: desde “MI PADRE” hasta “MIS HIJOS” y desde “MI JARDÍN” hasta “MI PAÍS”.
Y políticamente: desde sí misma hasta “LA GENTE”.
Una situación política agonal: de un lado, “LA GENTE”; del otro, los “DESGRACIADOS”. “LA GENTE” reivindicando el poder que se merece, los “DESGRACIADOS” con la sartén por el mango.
No son treinta pesos, son treinta años.
En las películas los personajes marcan presencia carraspeando; en Chile el pueblo se hace sentir caceroleando. El grito de la dignidad señala el límite de la falta de respeto que podemos aceptar (1) como iguales (2). El grito de la representante popular resuena:
“¿POR QUÉ HACE TREINTA AÑOS QUE ESTAMOS EN ESTO?”.
Fuera de que los hayamos pasado apenas, dos años son nada como para borrar los sentimientos, las razones y la vital motivación de la convergencia social, más profundamente amplia que la divergencia electoral.
No son treinta pesos, son treinta años.
A un lado, el renovado jovencito del amarilleado “SE BUSCA”; al otro, el bandido disfrazado del sheriff, blandiendo una orden del siglo pasado.
El pueblo parece dormido. No aparece más que en la figura de la “VECINA” a quien la misma televisión del pugilato presidencial del martes entrevistará el domingo.
En realidad siguen la pantalla los ojos del pueblo, que hace apenas un par de años gritó “el límite de lo que podemos aceptar” (3).
“¿POR QUÉ TUVIMOS QUE LLEGAR A ESTO?”,
doña Rosa, vecina de Maipú, durante el Estallido social del 2019.
Referencias:
(1) Loida Lucía Sardiñas Iglesias, Dignidad humana: Concepto y fundamentación en clave teológica latinoamericana (Bogotá: Universidad Santo Tomás, 2018), páginas 67 y 68;
(2) Paolo Becchi, El principio de la dignidad humana (México D. F.: Editorial Fontamara, 2012), página 11 y siguientes;
(3) Loida Sardiñas, Dignidad humana, página 37.
*Exdirector del Diario La Batalla de Maipú.
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