Sería estimulante la noticia de que en un encuentro empresarial al que asistió el ministro de economía y dos candidatos presidenciales se hubiesen abordado temas de economía y género, como por ejemplo:
– Dada la casi nula presencia de mujeres en los altos cargos empresariales, ¿se debieran establecer cuotas de género en los directorios de las empresas?
– ¿Cuál es el mejor método para evitar que las empresas no contraten mujeres en edad reproductiva?
– Sueldos para dueñas de casa: El trabajo reproductivo también es trabajo. ¿El crecimiento económico está basándose en el trabajo no remunerado de mujeres que entregan su vida a cambio de techo y comida?
Seguro a todas las lectoras se les ocurren otros temas igual de importantes.
Sería estimulante porque se sentiría como si viviéramos en un país de verdad, en el que el bien común de “todas y todos” es lo que importa de verdad.
Pero no, la noticia es que en el encuentro de empresarios Asexma Chile la única figura femenina en el estrado fue una muñeca de plástico con la boca tapada y la vagina abierta.
Y los machos progre en redes sociales diciendo que le están dando color, que no es tan grave (machos defendiendo a otros machos, cuéntame una historia nueva).
En todo caso, si la analogía era “estimular la economía es como estimular a las mujeres”, resulta aún más patético notar que el símbolo elegido no tiene ni remotamente algo que ver con estimular a una mujer. Es una muñeca inflable, una representación femenina con dos hoyos hecha para frotar el pene, un juguete hecho por hombres y para hombres.
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.
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