“En la primera década de reconstrucción democrática –dijo Ricardo Hormazábal, quieto en la silla aunque moviendo profusamente sus manos sobre una mesa redonda y brillosa- hubo una clase política que cumplió su papel. Aylwin cumplió su papel, dirigentes políticos empresariales cumplieron su papel. Salimos de una dictadura sangrienta y logramos establecer una sociedad democrática, que era realmente un punto relevante. Pero después de esa primera guardia ha venido una segunda generación de líderes políticos que han caído solo en el egocentrismo y en la sobrevivencia para el poder. Se olvidaron de los grandes proyectos. Aquí no hay una gran discusión sobre el tema de la educación, no hay una discusión filosófica sobre el tema de la educación”.
L. B.: Me llama la atención que dirigentxs vecinales afirmen que la actividad que realizan no es política. En general, se suele confundir la política con la actividad de la clase política.
“Treinta años que no hay educación cívica. Cómo ese dirigente va a saber que su rol es político”.
“Sí lo saben los empresarios –advirtió-. Los empresarios lo saben, y juegan a la política, presionan al gobierno, financian partidos, compran influencia, están activos. Hoy día tenemos nosotros una nueva generación de dirigentes sociales que no han recibido cursos de formación política, no tienen educación cívica, no saben los roles de las distintas entidades. Los jóvenes tampoco”.
“Yo fui presidente de los dirigentes secundarios de Chile –recordó-, elegido en Talca en 1963, representaba a los estudiantes de enseñanza media desde Arica a Punta Arenas. Y sabe, yo llegaba a la junta nacional de mi partido y mi voto valía lo mismo que el de un Senador”.
Maipú
Ricardo Hormazábal dice tener una cincuentena de parientes en Maipú. Su hermana Aída, fallecida, fue presidenta del Sindicato de Profesores del Liceo Santiago Bueras y Avaria (del que él fue abogado).
L. B.: En junio del 2014 hubo elecciones comunales en la DC, que enfrentaron en Maipú a un grupo nuclearizado en torno del municipio versus una opción distinta. Esta última fue vapuleada electoralmente. ¿Qué le hace pensar que ahora usted puede ganar en Maipú?
“Ahí se aplicó un concepto de primaria abierta y acarreo generalizado. Yo creo que eso va a pasar también ahora. Pero, con todo eso, ¿sabes cuántos votaron en todo el país?: 23.000 de los 133.000 [inscritos]. ¿Sabes con lo que yo me estoy encontrando a lo largo del país?: Con aquellos que no han ido a votar. Me llaman, son amigos, son de mi generación, o más joven, que yo formé en las escuelas de formación política, son amigos míos del sindicalismo, son amigos míos de la universidad: “No estábamos votando Ricardo”, “nos estábamos yendo. Estábamos hasta aquí…”. “Vamos por ti, porque tú representas nuestro pensamiento””.
L. B.: En su papelería de campaña, uno se encuentra con estas frases: “El renacer de la esperanza”, “Recuperemos nuestra alma cristiana y cuerpo popular”. Ante un partido sin alma, sin cuerpo y sin esperanza, ¿por qué mejor no crear un nuevo referente?
“Porque la experiencia histórica indica que no hay partido que tenga la fuerza doctrinaria que tenga la DC. Sus raíces están solidas. Se han puesto mustias algunas flores, se pusieron demasiado al calor del sol del dinero, pero sus raíces son sólidas”.
“Este es el partido más sólido de Chile desde el punto de vista doctrinario”, afirma Hormazábal, y se refiere a la filosofía cristiana, “no la religión, porque fuimos contrarios a los partidos confesionales. Eso le criticamos a los conservadores. Somos cristianos filosóficamente, lo que implica trabajar por amor al prójimo. Esa es la esencia, que nos enseñaba Jaime castillo”.
También habla en su propaganda de terminar con los “Señores feudales”. Y no se demora en decir “el feudo de Maipú”.
Explica que el siervo que vive protegido a cambio de las obligaciones que tiene con su señor siente mucho temor de quedar mal ante él:
“Lo que más me duele a mí hoy día en la DC no es solo su compromiso con un modelo que es injusto, sino que haya democratacristianos que tengan miedo de decir que están en otra lista”, dice, en este sentido:
“Aquí se ha constituido por alcaldes en muchos casos, por diputados y senadores, una especie de coto de caza. Solo ellos pueden cazar ahí, como los señores feudales. Han empezado a ocupar las directivas de los partidos, y a cualquiera que se asome como líder le cortan el cuello, le olvidan las fichas de militancia, no les dan espacio para que sean líderes, no los escuchan. Estos señores feudales han destruido las asambleas”.
L. B.: ¿Qué pasa en las comunas?
“Las comunas están enfrentadas a un problema muy especial: El que toma el poder ahí, le ha costado tanto llegar al poder -porque ha tenido que pelear al interior de su partido, ha tenido que pelear con los aliados, y ha tenido que pelear con los adversarios de la derecha-, que el tipo llega ahí y se siente dueño por sí. “No es el partido: Yo me lo gané, yo tuve que endeudarme, yo tuve que entregarme a grupos económicos que me financien, yo he sido el comprador. Qué partido, si en el partido trataron de cortarme, en el partido tengo enemigos. No, soy yo el dueño”. Esto es lo que ha constituido el sistema feudal: “Yo he logrado sobrevivir a todo esto, yo me lo gane, yo decido””.
“Segundo, las municipalidades no tienen control, porque el rol fiscalizador que tiene el Concejo Municipal necesita de dos tercios. Pero eso los alcaldes lo solucionan de manera sencilla: Le contratan gente a alguno de los concejales que lo necesitan, algún pariente, alguna persona amiga; los mandan a congresos de turismo, de distintas cosas, afuera”.
“Los alcaldes tienen mucho poder. ¿Quién los puede controlar? Ellos han entendido que la Cámara de Diputados no tiene facultades para juzgarlos, el gobernador no tiene facultades, el intendente no tiene facultades. ¿Quién los juzga? Nadie. Y el sistema político requiere de contrapesos. Yo por eso fui el único voto en contra como Senador a la ampliación de poderes para que los alcaldes pudieran fijar las plantas, las remuneraciones y otros”.
Candidato
Como es sabido, Hormazábal ha sido Diputado, Senador, Embajador en Alemania y Presidente del Partido Demócrata Cristiano de Chile.
De profesión abogado, jubilado, reparte su tiempo entre su casa de Providencia y la oficina que mantiene (hasta que su señora deje de trabajar, momento en que, dijo, pasará a arrendarla, para sostenerse económicamente) en calle Huérfanos.
Hoy por hoy, viaja por distintas partes del país, promoviendo su candidatura a la presidencia de la DC. “Yo me voy a dormir a la casa de mis camaradas. Hay camaradas que hacen una vaca para pagarme el pasaje”, contó.
“Yo me presento a candidato a presidente del partido porque creo que la política es una actividad digna, y creo que hay gente que le esta haciendo daño a la política, y también al país”.
L. B.: ¿Cómo ve usted una Democracia Cristiana presidida por usted?
“Liderando la Concertación. Diciéndole a la presidenta Bachelet que es posible remontar, y que para eso hay que corregir errores. El primer error es no darle respuesta a los trabajadores, solucionando el tema de las AFPs, porque ahí esta la clave de la desigualdad. De ahí sacan la plata para comprar políticos, de ahí sacan la plata para comprar empresas, de ahí sacan la plata para controlar los medios de comunicación, y por lo tanto tenemos que avanzar en eso”.
“Tenemos que partir por la AFP del Estado –dijo-, porque la AFP del Estado, sin expropiación alguna, nos permite que si movemos a cinco millones de chilenos de los diez millones a la AFP del Estado, a las otras las obligamos a reducir su espacio. Y si creamos la AFP del Estado invertimos la plata en Chile, porque hoy día tenemos fuera del país 60.000 millones de dólares, que si tú lo inviertes en Chile significa duplicar los presupuestos de todas las regiones, de todos los municipios chilenos. Se podría mejora la calidad de vida de los habitantes de Maipú, de Punta Arenas, de Arica, de Aysén, usando la plata de los trabajadores para fines correctos y debidamente garantizados”.
“Yo represento la opción de decirle fuera los lobbistas, y vamos a volver a colocar en las juntas nacionales a los dirigentes sindicales, de pobladores, campesinos, intelectuales, artistas; los dirigentes de los gremios del comercio, de la pequeña empresa”.
“Vamos a recuperar el cuerpo popular de la DC. Vamos convertir un partido de parlamentarios en un partido de militantes. Y eso se va a traducir en que vamos a decirle a los trabajadores públicos que queremos ampliar las plantas, porque Chile necesita ampliación de plantas en las municipalidades y en el sector publico. Y eso significa empleo decente. Y para eso hay recursos. Hoy día lo que se está gastando en honorarios permite financiar adecuadamente las contrataciones y terminamos con este abuso de tener trabajadores a honorarios de una manera abusiva, contraria al derecho laboral”.
Exdirector del Diario La Batalla de Maipú.
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