Raúl Gómez Urrutia, que se declara cristiano evangélico y orgulloso de sus raíces campesinas, vive hace 22 años en Maipú, de los cuales lleva 15 años en el barrio El Abrazo de Maipú, casado, su esposa es profesora desde hace 17 años en la comuna de Estación Central, tienen tres hijos, dos de ellos estudian en Estación Central y su hija mayor en Maipú.
En las Elecciones del 26 y 27 de octubre se postula al cargo de Consejero Regional por las comunas de Maipú, Estación Central y Cerrillos, en la lista Q-122, del Partido Demócrata Cristiano.
Está profesionalmente preparado para asumir este desafío con el aval de sus estudios de ingeniería en ejecución de administración de empresas y un magíster en dirección de empresas.
Ha destacado por su gran sensibilidad en el ámbito social, luchando por temas medio ambientales como la oposición al proyecto SONACOL, que busca instalar una tercera línea de oleoducto en Maipú. Raúl Gómez dice que “seguimos en esta lucha, incluso en tribunales, y hemos llevado el caso hasta la Corte Suprema”.
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Es una convicción por hacer comunidad y estar junto a la gente. Recuerdo con mucha emoción que durante la PANDEMIA, junto a un grupo de amigos, entregamos cajas de mercadería a aproximadamente 500 familias de la comuna. Recolectábamos alimentos en las afueras de supermercados y también recibíamos apoyo de empresas. Fue un período en el que, mientras muchos estaban en sus casas, nosotros estábamos en las calles ayudando a los vecinos.
Sí, he trabajado en la activación de Juntas de Vecinos en el barrio El Abrazo, donde ayudé a reactivar dos Juntas de Vecinos y a fundar un comité de seguridad. Este comité tenía como objetivo disminuir los índices de delincuencia en la zona. En el proceso, descubrimos que las cifras de Carabineros no coincidían con la realidad que vivíamos, por lo que realizamos encuestas y recolectamos firmas para demostrar que los vecinos sufrían más de lo que indicaban las estadísticas oficiales.
También logramos instalar una caseta de Carabineros en el año 2018, después de mucho trabajo político, contando con el apoyo del entonces diputado Gabriel Silber y de los concejales de la época.
Trabajo en SMAPA desde hace 7 años, y en este tiempo hemos enfrentado momentos muy difíciles. Uno de los períodos más duros fue cuando se registraban 18 mil fugas de agua (2021), lo que generó una gran presión sobre la sanitaria y sus trabajadores. Sin embargo, con voluntad política de la gestión actual, esfuerzo y sacrificio de todos los que formamos parte de SMAPA, incluyendo a los funcionarios municipales, hemos logrado reducir considerablemente los reclamos después de tres años de trabajo constante.
Este es un ejemplo claro de que, a pesar de las dificultades, con compromiso y dedicación se pueden obtener resultados importantes. En estos tiempos de campañas políticas, es lamentable que algunos candidatos opten por maltratar la gestión y el esfuerzo que tantos han puesto en mejorar la sanitaria. El trabajo en terreno es real, y los avances no son casuales, sino el fruto del esfuerzo de cada uno de los que estamos día a día tratando de sacar adelante a SMAPA para que continúe cumpliendo con la comunidad.
Dentro del mundo social, y como todo servidor público, mi objetivo siempre ha sido llegar más lejos en términos de apoyo a la comunidad. Después de los ocho años que llevo trabajando en la sanitaria, siento que hay un deseo de hacer más. Para mí, hay una palabra clave: trascender. Creo que, como seres humanos, debemos dejar una huella en este mundo. Si no hacemos nada por los demás, simplemente pasamos desapercibidos.
Es cierto que en el ámbito social hay muchos desafíos, egos y conflictos que llevan a algunas personas a desistir, pero mi convicción es seguir trabajando por el bienestar de la comunidad.
He tenido esta inquietud desde pequeño. Mi madre, cuando vivíamos en el campo, fue una de las impulsoras para que llegara la electricidad y el agua potable a nuestra zona. Ella y otros campesinos se organizaron, creando una cooperativa. Eso me marcó profundamente, y esa vocación de servicio social ha estado siempre presente en mí. Además, mis principios cristianos refuerzan mi compromiso de ayudar a quienes lo necesitan.
Creo que todavía queda mucho por hacer en la región. Se necesitan proyectos concretos y visibles para la comunidad, proyectos que realmente mejoren la vida de las personas. No sirve de nada anunciar grandes iniciativas si no hay financiamiento real para implementarlas. Es crucial que los recursos no terminen siempre en manos de privados, sino que se traduzcan en beneficios tangibles para la comunidad.
Por ejemplo, llevamos años tratando de construir una comisaría en La Farfana, y solo ahora, con fondos regionales, está finalmente en construcción. Otro tema importante es la salud en Cerrillos. No tienen un CESFAM municipal. El centro de salud que tienen fue construido con fondos estatales, pero no es suficiente, y eso afecta especialmente a la tercera edad, que no tiene un lugar adecuado para recibir atención.
Cerrillos, después de la división de la comuna de Maipú, quedó como el “hermano pobre”, con poca inversión. Esto ocurre en gran parte porque hay pocos electores en esa comuna, lo que hace que se le deje un poco de lado. Hay mucha gente de la tercera edad en situación de abandono.
Sí, Estación Central es otra comuna que quedó como “hermana menor” de Maipú. Comparando las comunas del sector poniente con las del sector oriente, las diferencias son evidentes. Hice una comparación simple usando Google Maps. Si ves Las Condes o Vitacura desde arriba, se ven verdes, llenas de áreas verdes. Si ves Maipú o Estación Central, solo ves gris. Esto refleja las profundas desigualdades en términos de inversión y calidad de vida.
Aunque Maipú tiene un presupuesto considerable, la proporción por persona es de apenas 280 mil pesos al año, mientras que en comunas como Las Condes esa cifra es de 1.250.000 pesos por persona. Esta desigualdad en la distribución de recursos se traduce en problemas cotidianos, como la delincuencia. Maipú está sufriendo una ola de asaltos y violencia, y aunque se intentan combatir con más carabineros, es complicado cuando no se atacan las causas profundas, como la falta de oportunidades y desarrollo en nuestras comunas.
Para mí, el problema de la seguridad, si no lo atacamos desde sus raíces, seguiremos formando delincuentes. Una de las grandes deficiencias ha sido el abandono de la niñez y juventud. En comunas como Maipú y Estación Central, no hay suficientes plazas públicas adecuadas ni espacios donde los niños y jóvenes puedan desarrollarse, ya sea a través del deporte u otras actividades recreativas.
Una propuesta que tengo en mente es crear programas “after school” en poblaciones, donde podamos involucrar a docentes jubilados para que ayuden a los niños a hacer sus tareas, brindando un espacio seguro y educativo mientras sus padres trabajan. Este tipo de iniciativas puede evitar que los niños queden solos y caigan en círculos de delincuencia. Además, fortalecer los clubes de barrio es crucial. Si damos a los niños la posibilidad de practicar deportes sin costos, estamos ayudándolos a formarse como deportistas, en lugar de caer en caminos delictivos.
Ahora, de manera preventiva, desde el gobierno regional, podemos apoyar con más recursos para carabineros, vehículos, cámaras y luminarias, pero eso solo aborda los síntomas. Si no prevenimos la delincuencia desde la base, con oportunidades de desarrollo, no veremos cambios a largo plazo.
Los emprendedores necesitan mucho apoyo, especialmente en aspectos técnicos como la contabilidad o la correcta fijación de precios. En mi experiencia en la banca, vi que muchos microempresarios tienen dificultades para dar el salto hacia un crecimiento sostenido. Propongo ofrecer talleres específicos en estos temas para que los vecinos puedan manejar mejor sus negocios.
Además, incluyo a la tercera edad en esto. Muchas personas mayores se jubilan con pensiones insuficientes, pero si los capacitamos en habilidades digitales, contables y de emprendimiento, podrían desarrollar sus propios negocios y mejorar su calidad de vida. No deberíamos limitar su crecimiento por burocracias innecesarias, sino darles la oportunidad de abrir más negocios si lo desean.
Este proyecto viene desde hace un año y medio. Inicialmente, los vecinos lo rechazaron debido a su impacto ambiental. Sin embargo, la empresa Aguas Santa María lo ha vuelto a ingresar al proceso de participación ciudadana. Esta planta se propone para apoyar el desarrollo de viviendas en la zona, ya que SMAPA perdió la concesión de ese sector. Es importante que los vecinos presenten observaciones para garantizar que se cumplan los estándares ambientales y comunitarios.
Mi compromiso siempre ha sido con la comunidad. Creo en la construcción de una comunidad fuerte, donde trabajemos todos juntos por el desarrollo de nuestras comunas. No soy solo un candidato, soy alguien que ha trabajado en el territorio, que conoce las necesidades reales. Mi visión es lograr una región más equitativa, donde los jóvenes puedan crecer seguros y con oportunidades, y donde los adultos mayores no se sientan abandonados.
Les pido que voten a conciencia el 26 y 27 de este mes. No da lo mismo quién llegue al Consejo Regional. Espero que consideren mi trabajo en el territorio y que al momento de la votación marquen Q-122.
Fotógrafo: Alvaro Benvenutto
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