El martes 15 de agosto se realizó una caravana contra el oleoducto que proyecta la empresa Sonacol en Maipú y Pudahuel. Pero, ¿qué sabes sobre el proyecto? Aquí te entregamos algunos conceptos elementales:
Sonacol, Sociedad Nacional de Oleoductos, es una filial de COPEC, perteneciente al grupo Angelini, que traslada cerca del 98% del combustible refinado (diesel, gasolina 93 y 97 octanos, kerosén de aviación y doméstico) y gas licuado que se utiliza en la Región Metropolitana.
Un oleoducto es una tubería para trasladar el petróleo y sus derivados.
Sonacol opera un oleoducto desde Concón hasta Maipú, donde tiene su planta.
Este tiene dos líneas. Por una, traslada combustible refinado (diesel, gasolina 93 y 97 octanos, kerosén de aviación y doméstico); por la otra, gas licuado.
Asimismo opera otro oleoducto, que traslada kerosén de aviación desde Maipú hasta el aeropuerto de Pudahuel (emplazado en la faja de ferrocarriles y en Av. Américo Vespucio).
Dado el aumento de la demanda, ahora tiene un proyecto para construir un nuevo oleoducto que reemplace al anterior.
El trazado de este nuevo oleoducto (que coincide en parte con el del oleoducto Concón-Maipú), pasa por Maipú y Pudahuel, cruzando el barrio Industrial, bordeando El Abrazo, Los Bosquinos, Pehuén, Sol Poniente, Portal del Sol y el Pueblito de La Farfana en Maipú, y atravesando predios privados en Pudahuel (la línea que parte en amarillo en la imagen siguiente):
El kerosene de aviación es un líquido transparente de olor parafínico.
Al alcanzar temperaturas superiores a los 30° C, puede ser encendido en presencia de aire y en contacto con una fuente de calor externa; al alcanzar temperaturas de alrededor de 210 °C se puede autoencender.
El proyecto ha despertado la oposición de vecinas y vecinos, sobre todo, hasta ahora, de dirigentas y dirigentes sociales y vecinales.
La organización más antigua es la Coordinadora no al Oleoducto de Sonacol en Maipú (ir a su Facebook), que lo considera “una propuesta irresponsable que pone en riesgo la seguridad y la integridad de las personas y que no genera beneficios para la comunidad”, planteando que la empresa lo proyecte directamente desde la matriz en la quinta región hasta el aeropuerto.
Según la organización, el proyecto no cuenta con estudios específicos que respalden tanto su propuesta técnica como sus proyecciones de seguridad, desestimando áreas de influencia, impactos negativos, riesgos, planes de manejo, contingencia y emergencias, y minimizando planes de mitigación, exponiéndolo a “fallas operativas internas, fallas operativas de terceros, eventos sísmicos, inundaciones, corrosión, etc.”, y transformándolo en “un peligro dispuesto a ser instalado a metros de viviendas, jardines infantiles, colegios, centros municipales de salud y servicios de todo tipo, y dispuesto a empobrecer y degradar parques, áreas de recreación y terrenos agrícolas en el Pueblito de La Farfana”.
“Sonacol —indica la Coordinadora— no conoce las características fundamentales de los suelos de la comuna, sus cauces, sus napas y capas freáticas [parte del suelo saturada de agua] y no tiene mapa de riesgos en su trazado. Tampoco tiene protocolos de emergencias coordinados con Carabineros, Bomberos y Onemi”.
Según Sonacol, el kerosene de aviación:
“Está clasificado como un combustible poco peligroso (…), y sus riesgos a la salud están asociados a un contacto directo y prolongado”.
Una alternativa menos segura, indica, sería usar camiones.
El oleoducto, “tubería de acero totalmente hermética situada a una profundidad de casi 2 metros bajo tierra”, cuenta con diversos sistemas de control y monitoreo que operan las 24 horas del día durante los 365 días del año.
La tubería, señala, es de acero al carbono, resistente a altas presiones, cambios de temperatura (aislando al combustible de las condiciones de su entorno, evitando que se caliente el material transportado), y a esfuerzos mecánicos como los que imponen los movimientos telúricos.
En cuanto al trazado, dice que el actual (faja de ferrocarriles y Américo Vespucio) no tiene factibilidad técnica y que el proyectado es el que se evaluó como más conveniente para la comunidad y el sistema, pues además utiliza las servidumbres existentes del oleoducto Concón-Maipú. “En los tramos nuevos, se privilegió el trazado por la fajas de las autopistas para generar el menor impacto en las zonas urbanas”.
La empresa Sonacol presentó un estudio de impacto ambiental del proyecto, que está siendo evaluado por la autoridad, para determinar si se ajusta a las normas vigentes.
La decisión, con base en los antecedentes, aunque con un componente político, estará finalmente en manos de algunas Seremis y del intendente, en primera instancia, y de un comité de ministros, en segunda.
Durante la etapa de participación ciudadana, que ya pasó, tanto la comunidad como los organismos técnicos pertinentes pudieron formular sus observaciones al estudio.
Dichas observaciones deben ser respondidas por la empresa el 25 de septiembre.
[Fotografías de Romina Valdés].
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