Podemos tener nuestras propias intenciones, no nuestro propio derecho.
El miércoles pasado, dos ciudadanos chilenos fueron detenidos en la ciudad de Barcelona como imputados por el delito de terrorismo.
Se trata de Francisco Solar y Mónica Caballero. Los imputados están detenidos por su presunta responsabilidad en un atentado explosivo en la Basílica de Zaragoza, en España. Los mismos imputados mencionados, fueron acusados de terrorismo por la justicia chilena el año 2010 en el marco del bullado “caso bombas”. Finalmente la justicia chilena absolvió a Caballero y Solar por falta de pruebas el año 2011.
Apenas se supo de la detención de los chilenos en España, el ministro del interior, Andrés Chadwick, salió inmediatamente a dar declaraciones en dos sentidos. Por un lado, confirmando la culpabilidad de los acusados. Por otro lado, criticando severamente a la justicia chilena, particularmente al juez del Octavo Juzgado de Garantía, Luis Avilés, por no haber comprobado la culpabilidad de los ahora terroristas indiscutidos.
Lo cierto es que las declaraciones del ministro Chadwick son escandalosamente equivocadas, impropias no solo de un Ministro de Estado, lo increíble es que el error proviene de un abogado. Además Chadwick fue profesor de derecho constitucional en la universidad Andrés Bello.
El primer error de Chadwick consiste en condenar de facto a quienes solo son imputados. Chadwick desconoce un principio universal del derecho, la presunción de inocencia. Es decir, para el derecho todos somos inocentes hasta que se compruebe lo contrario.
Mientras el juicio en España no haya concluido, es imposible confirmar la culpabilidad de nadie, por muy plausible que sea la sospecha.
El segundo error de Chadwick es creer que la culpabilidad del delito en España automáticamente comprueba la culpabilidad de los imputados por el mismo delito en Chile. Para la justicia cada caso es particular y excluyente. Las personas son culpables de los delitos comprobados, no de los supuestos. La justicia chilena absolvió a los inculpados en España, en rigor al derecho y al sentido común. Solar y Caballero son formalmente inocentes en Chile.
El tercer error de Chadwick es creer que toda la culpa recae sobre el juez responsable de la causa, Luis Avilés. El juez fue uno de cinco jueces que coincidieron en la inocencia de los hoy sospechosos en España. La absolución de la justicia chilena fue confirmada por la Corte de Apelaciones de Santiago y por la Corte Suprema.
La principal razón para culpar al juez Avilés es que el 70% de las 6.744 pruebas presentadas por la Fiscalia fueron descartadas por el arbitrario criterio el juez Avilés. Esto es falso, porque todas las cortes que revisaron el caso le dieron razón al juez en cuanto a lo inapropiadas de las pruebas presentadas (algunas de estas pruebas, por ejemplo, incluyeron libros anarquistas o pósters de bandas musicales como La Polla Record).
Aún peor para los argumentos de Chadwick, un tercio de las pruebas fueron descartadas por el propio Ministerio Público, entidad autónoma del poder judicial, cuya responsabilidad es presentar las pruebas ante el tribunal.
Quizás la peor de las omisiones de Chadwick es que el fiscal Alejandro Peña, responsable de hacer la investigación, armar el caso, en palabras simples, abandonó su cometido para integrarse al Ministerio de Interior, desde el cual el propio Chadwick reclama.
Es preciso recordar una frase tantas veces citada por el presidente Piñera: podemos tener nuestras propias ideas, no nuestro propios números. En esta ocasión, hay que agregar una frase homologable a la anterior, pensando en Chadwick: Podemos tener nuestras propias intenciones, no nuestro propio derecho.
* Profesor. Vive en Maipú.
Las opiniones vertidas en este espacio son responsabilidad de cada autor/a y no representan necesariamente la línea editorial de laBatalla.
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