La Corte de Apelaciones de Santiago ratificó la sentencia que condenó a la empresa Pizarreño S. A. a indemnizar a familiares de Manuela Marín, quien falleció el 18 de julio de 2012, a consecuencia de la exposición a asbesto en la villa de aquel nombre, aledaña a planta de Maipú.
El fallo de primera instancia había establecido la responsabilidad de la empresa por no controlar las emisiones de asbesto en sus plantas:
“Que, si bien la empresa, a lo largo del siglo XX, adoptó diversas medidas destinadas a prevenir el posible daño en la salud de sus trabajadores, derivados del asbesto (…), existen antecedentes como publicaciones de la facultad de Medicina de la U. de Chile desde 1959, 1971 y 1973, que revelan que Pizarreño exhibía enormes índices de contaminación por asbesto, que sabía de la nocividad de tal sustancia y de las enfermedades que ya habían aparecido entre sus trabajadores”, consigna el fallo.
La resolución alude a tesis de alumnos del Instituto de Salud Pública, efectuadas con ocasión de la contaminación por asbesto en 1980, que revelan elevados índices de contaminación histórica en la empresa y que transgredían las normas máximas permisibles de la época.
A lo anterior se agregan los informes de auditoría de la Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción emitidos en el año 2002, “concluyéndose que en la década del 70 el comportamiento de Pizarreño en el control de la contaminación por asbesto fue deficiente”.
Además, el SESMA encontró en terrenos de Pizarreño inmediatos a la población y sin cercos, material contaminante, “concluyendo que si encontró esta clase de material en los patios y bodegas el año 2002, después de 3 años de haber cesado la utilización de asbesto, es porque esos contaminantes eran de la empresa”.
“Que, por otro lado, Pizarreño acumulaba desechos en sus patios, los que eran volatilizados por el paso de camiones y equipos en su tránsito, como por la acción del viento, debiendo también mencionarse la acumulación de borra, esto es el polvillo de desecho en la fabricación de planchas y tubos, que era transferido hasta una piscina o pileta en los patios de la industria, desde donde era sacada para ir limpiando el receptáculo, y era acumulada en el patio, donde llegó a formar “un cerro”, que al secarse y ser sometida a la acción del viento, exponía a contaminación a la población Villa Pizarreño y a su escuela, los que fueron retirados del lugar, por la empresa, los primeros años de la década del 80″, añade.
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