Por Pepe Auth
No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague. El país concluyó un proceso de cuestionamiento constitucional activo que se prolongó durante cuatro años. Y lo hizo revalidando la constitución vigente. La ciudadanía rechazó dos veces consecutivas su reemplazo por un nuevo texto. En septiembre 2022, uno refundacional de la izquierda propuesto por la Convención, ayer otro consagratorio de conceptos caros para la derecha en materia de pensiones, educación, salud, tributos y valores.
En septiembre 2022 ganó el Rechazo cuando la disyuntiva dejó de ser entre la propuesta de la Convención y la Constitución del 80, pasando a ser entre aprobar el texto refundacional o un segundo proceso para una mejor.
Ahora ganó de nuevo el rechazo desde el momento en que el plebiscito se convirtió en una elección entre dos constituciones: la vigente y la propuesta, dejando de ser la disyuntiva entre cerrar el proceso constituyente o dejarlo abierto.
Cuando la elección del domingo pasó a ser la disputa entre dos maneras de cerrarlo para concentrarse en los problemas concretos del país, se hizo prácticamente imposible para el A Favor ganar la elección.
Era evidente que la propuesta tenía menos acuerdo que la constitución actual, si había sido impuesta por Republicanos con la aquiescencia de Chile Vamos, y había conseguido el apoyo con objeciones de las dos formaciones emergentes de centro, pero con muchas voces críticas desde lo que fue la Concertación y, por razones inversas, también desde la propia derecha.
El gobierno del presidente Boric respiró aliviado de no ser humillado dedicando la segunda mitad de su gobierno a preparar y enviar proyectos de ley para crear instituciones y ajustar el tinglado legal a los preceptos de un texto constitucional muy lejano a sus convicciones.
Por supuesto, no pudo celebrar este triunfo pírrico, porque desaparece definitivamente del horizonte la posibilidad de firmar una nueva constitución para Chile, que era una de las dos principales cartas -la otra es la reforma previsional- que salvaban la relevancia histórica del gobierno.
Si tampoco tiene éxito en concordar una reforma del sistema de pensiones, habrá muchos con derecho a preguntarse para qué quisieron la conducción del país.
La apuesta de Kast, el principal damnificado
Esta fue una elección de muy baja intensidad y sus efectos serán probablemente muy poco duraderos. Pero si hubo alguien que apostó fuerte, fue José Antonio Kast.
Decidió en medio del proceso que quería tener al presidente Boric y su sector político en el campo adversario, desechando el objetivo de concordar un texto para transformar el plebiscito en uno a su programa político y su perspectiva presidencial.
A pesar de los esfuerzos ingentes de la derecha para convertir el 17 de diciembre en un plebiscito al gobierno de Boric, la verdad es que fue más bien un plebiscito a Kast, portador principal de la propuesta.
No cabe duda que, si hubiera logrado dar vuelta el partido, su candidatura habría recibido viento de cola y sería hoy prácticamente imparable. Por lo mismo, es el principal damnificado con la derrota, porque falló en demostrar estatura suficiente para construir acuerdo. Además, no tuvo el liderazgo para mantener unido a su propio partido detrás de la propuesta.
Ambas cosas le serán reprochadas en la derecha, porque repite el resultado de la segunda vuelta presidencial, dejando la sospecha de que su candidatura podría llevar a la oposición a perder su favoritismo en la próxima contienda.
Próximo duelo: elecciones de octubre de 2024
No será la elección de este domingo la determinante en este juego, sino más bien la del 27 de octubre próximo, de Alcaldes, Concejales, Gobernadores y Consejeros Regionales.
Tendrá lugar en poco más de diez meses, pero previamente hay Primarias el 9 de junio e inscripción para éstas el 10 de abril próximo.
El gobierno tiene una ventana de 113 días entre hoy martes 20 de diciembre y la fecha de inicio de un ciclo electoral, que se desenvolverá sin detenerse hasta la segunda vuelta presidencial de diciembre 2025.
Y dentro de este plazo están las dos semanas de fin de año y el receso veraniego de febrero, de manera que el tiempo político para llegar a acuerdos en reformas relevantes es extremadamente breve.
El gobierno y oposición están obligados a tomar definiciones. A decidir si salen de sus trincheras y concurren al espacio común de acuerdo posible.
La perspectiva de un mejor resultado parlamentario para la derecha en las próximas elecciones conspira contra la posibilidad de acuerdos, porque tendrán la tentación de esperar a una correlación legislativa más favorable para reformar la política fiscal y la previsión.
Participación electoral
Quedó en evidencia, luego de tres elecciones con voto obligatorio, que la concurrencia es prácticamente independiente del interés que despierte cada proceso.
A pesar de que el Plebiscito del 4-S, la elección de consejeros constitucionales del 7-M y el plebiscito del 17 diciembre despertaron niveles de interés y dramatismo muy diverso, el número total de electores fue muy similar., en torno a 13 millones.
Lo que distingue una elección de otra es la cantidad de votos nulos y en blanco, que el 4-S representaron apenas 278.221 (2,1%) en la elección del 7-M (de opciones múltiples) se elevaron a 2.688.179 (21%) y en el plebiscito de este domingo se limitaron a 650.651 (5%).
En 2021 los alcaldes fueron elegidos por 6,3 millones de personas que votaron válidamente el 15 y 16 de mayo de 2021.
En octubre podemos esperar cerca del doble de votantes, lo que introduce mayor incertidumbre al resultado, puesto que participarán en esa elección segmentos de electores que no han sido parte de las clientelas ni de los públicos objetivos de la gestión municipal.
Lo mismo, amplificado, ocurrirá en la elección de gobernadores regionales, que fueron elegidos en su mayoría en segundas vueltas con niveles de participación significativamente menores.
El plebiscito del domingo fue sólo un prolegómeno sin mayor relevancia. La elección de alcaldes y ahora, también la de gobernadores, será la elección de medio término que permitirá a los ciudadanos expresar su adhesión o rechazo al gobierno del presidente Boric, pero también de prefigurar la fuerza con que ingresarán a la carrera presidencial los principales liderazgos de todos los sectores.
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Analista Político.
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