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Participamos en vigilia de la agrupación Geo Ovni realizada en el Cajón del Maipo

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La cita fue a las 21 horas en la Plaza de Puente Alto, justo a la salida de la estación de metro, junto a la estatua que homenajea a Manuel Rodríguez, llegué unos minutos antes así que me quedé de pie, arrimado al monumento que recuerda al guerrillero. Mientras esperaba resultaba interesante pensar que desde ese mismo lugar hace muchas décadas atrás iniciaban su viaje arrieros, bandoleros o campesinos (y sin duda una variedad mucho mayor de personajes) encaminándose hacia la cordillera, con la idea de guarecerse en algún lugar del Cajón del Maipo, catastrar el ganado o incluso cruzar hasta tierras Argentinas… Se habrá encontrado alguno de estos sujetos pretéritos con algún objeto o luz extraña en el cielo? Qué habrá pensado ante una situación como aquella? Nos encontraremos con algo similar en la vigilia que comenzaba esta noche de sábado?

Tras un rato llegó Leo Araya, Director de Geo Ovni – la agrupación organizadora de la instancia, con ya 15 años en la investigación, difusión y estudio del fenómeno OVNI – quien agrupó a las personas que estábamos a la espera, éramos varios y muchos no nos conocíamos. Las convocatorias a cada vigilia son absolutamente abiertas, puede asistir quien quiera simplemente confirmando antes, de hecho en esta oportunidad para muchos de los asistentes era su primera experiencia (incluyéndome), lo que se traduce en la conformación de un grupo diverso y nos entrega luces de la personalidad inclusiva y transversal de Geo Ovni.

Partimos en una caravana de 4 vehículos desde la Plaza de Puente Alto, en mi caso compartiendo con Leo, Mauricio y José Miguel (integrantes y colaboradores recurrentes de la corporación Geo, sus actividades y vigilias) con quienes se generó una amena conversación mientras nos dirigíamos a destino, la primera parada fue en Las Vizcachas, donde se nos unieron cerca de 10 vehículos (alrededor de 30 personas, entre ellos Alberto Urquiza otro de los líderes de la agrupación, Maestro en Bioquántica e invitado recurrente a varios programas de TV), allí terminamos de conformar el grupo de poco más de 40 almas quienes subimos al sector de Lo Valdés en el Cajón del Maipo, a dar vida a la vigilia.

En búsqueda del lugar ideal; La hermosa y triste Quebrada Salto de Agua…

Mientras íbamos camino al sector Lo Valdés los muchachos en el auto me comentan que el lugar en que realizan las vigilias varía generalmente, para darle a cada ocasión un carácter único e ir ampliando escenarios y experiencias. El viaje fue largo, de casi 2 horas, pero absolutamente llevadero gracias a los entretenidos interlocutores con los que compartía; Mauricio (Bibliotecólogo lleno de conocimientos, estadísticas, datos, fechas, situaciones y nombres) nos entregaba una serie de referencias y reseñas de libros y autores de los más diversos tópicos y temas, José Miguel (Terapeuta Bioquántico) comentaba sobre algunas anécdotas y momentos de encuentros anteriores (como aquél en que lograron fotografiar 3 siluetas que se divisan entre la oscuridad y que muchos de los presentes percibieron o cuando lograron divisar una especie de cubo rojo en el cielo), Leo conducía y complementaba la charla con sus experiencias. Hablamos sobre contactados, algunos casos insignes de la ufología, religión, literatura, fútbol y en el fondo sobre cualquier tema al que una conversación distendida puede llevar. Poco antes de la medianoche – y tras 2 paradas anteriores en lugares que el mismo grupo descartó – llegamos a la quebrada “Salto de Agua” (podría afirmar incluso que el mismo lugar fue quien nos invitó a parar allí, ninguno de los presentes había estado antes, pero a todos nos pareció el sitio ideal). Tras descender de cada respectivo vehículo (quedaron a la orilla del camino) caminamos alrededor de 100 metros hacia la quebrada, algunos con carpas y bolsos, otros con telescopios, frazadas y sillas plegables. Nos internamos hacia un pequeño valle rodeado de cerros y montañas, el frío aumentaba a cada momento y el cielo nos maravillaba con una claridad y detalle que las luces en la ciudad no permiten apreciar, el silencio y tranquilidad en aquel sitio lograban ser percibidos profundamente por cada uno de nosotros, oíamos desde lejos el suave y casi oculto sonido de un río o cascada, algunos fueron, a la luz de sus linternas, en busca de ese flujo de agua. Días después de nuestra visita y mientras investigaba más sobre el lugar, me encontré con la noticia que precisamente en esta quebrada, en enero del año 2012 falleció en un lamentable accidente un joven de nombre Franco, quizá ello algo tenga que ver con lo que transmitía, una expectante serenidad, la sensación de que estaba todo en paz pero que en cualquier momento podría ocurrir algo o que algo allí ya había ocurrido…

La vigilia; Observar, compartir y sentir

Alberto y Leo pidieron que nos dispusiéramos en la forma de un círculo, todos de pie, dieron la bienvenida al grupo y entregaron la palabra a los asistentes. Cada quien se presentó y contó el porqué estaba allí esa noche, se repitió bastante la referencia a un sentimiento personal, a una sensación, de que existe mucho de lo que no sabemos, algo o alguien más allá de lo que podemos ver y oír, a que no estamos solos en la inmensidad infinita del universo, la idea de que además de individuos somos parte de algo más grande, desconocido… me incluyo absolutamente en esa visión.

Luego de que uno a uno nos presentáramos, todos fueron invitados a observar el cielo en alguno de los 3 telescopios que había, por otra parte con punteros láser nuestros anfitriones de la Corporación Geo señalaban diferentes puntos del estrellado cielo que nos acompañaba esa noche y nos contaban sobre constelaciones, distancias y galaxias. Tras ello vino un momento de conversación y relajo, muchos aprovechamos de tomar café, comer algún bocadillo o recorrer el lugar, se sentía una especie de calma, recogimiento, paz… no se trataba de solemnidad ni protocolo, al contrario, la instancia era distendida y entretenida, a pesar del frío y más allá del café había una calidez gratificante. Posterior a aquella pausa hubo una nueva convocatoria a reunirnos, esta vez algunos sentados en sus sillas, otros en las muchas grandes rocas, uno que otro de pie. Ya habían pasado varias horas desde que llegamos y el grupo estaba más afiatado, en confianza, calculo eran cerca de las 03 de la madrugada, el frío se había apoderado del lugar; Escuchamos el testimonio de Marco, quien reconoce cualidades psíquicas y que heredó esta condición de su madre, nos cuenta emocionado la experiencia de sus padres con un objeto volador no identificado, también sobre sus propias impresiones y vivencias a partir de la capacidad de percibir (o recibir?) información muy concreta sobre otras personas a quienes no conoce y ni siquiera ha visto antes, de cómo ha ocurrido en muchas oportunidades esta situación y del modo en que ya convive naturalmente con ella. Nos habló también Alberto sobre su experiencia con un par de seres de apariencia nórdica y Peter sobre el contacto que tuvo y ha seguido teniendo con seres de los que prefiere no relatar en profundidad y que incluso han dejado huellas físicas tras aquellos contactos. En este punto solamente se trata de escuchar con atención, de observar y sentir, queda como algo personal el creer o no, el cuestionar o confiar. Agradezco de quienes contaron sus experiencias y testimonios el que jamás intentaron convencer a nadie de nada, aceptaron incluso preguntas y observaciones, simplemente se sinceraron, hablaron y respondieron. A mi parecer con total honestidad y confianza, no lo dudo, no tengo por qué dudar; soy de aquellos para quien no existe la verdad ni la mentira, el bien ni el mal, la luz ni la sombra, son solamente conceptos que se entrelazan y muestran lados distintos y complementarios, para nada opuestos.

La despedida

Cerca de las 06 am el grupo se fue diluyendo, algunos partieron de vuelta a Santiago, otros fueron a sus carpas y unos cuantos seguimos con la conversación dentro de los vehículos, la idea era capear el frío e intentar dormitar un momento, esperando el amanecer. Junto con los primeros rayos del sol pudimos apreciar el paisaje en otra de sus dimensiones, con otros colores y sensaciones. Pudimos también ver esa cascada que oíamos a lo lejos, incluso acercarnos.

Cualquiera podría imaginar que al compartir con los integrantes de una agrupación de investigación Ufológica lo único de lo que se habla sea de OVNIs y/o extraterrestres – en mi caso reconozco algo de ese prejuicio antes de esta jornada – pero la verdad es que la conversación fue más diversa y variada. Leo Araya en algún momento señaló que el motivo de las vigilias no tenía nada que ver con hacer contactismo ni especulación, era “simplemente observar el cielo y la naturaleza”; no encuentro un modo más apropiado de referirme a esta experiencia en la que más de algo extraño logramos observar en el cielo… De qué se trató? Eso lo responde cada quien. En lo personal no temo reconocer que no lo sé, e incluso que una de las posibilidades es que se trate de algo a lo cual nadie podría entregar explicación. Para qué complicarnos en buscar respuestas si primero debemos simplemente observar…

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