“No es casual que decenas de instalaciones tóxicas se concentren en Til Til, como tampoco es casual el absurdo trazado del oleoducto propuesto para Maipú y Pudahuel”, escribe el académico y candidato a diputado Ricardo Camargo.
La semana recién pasada, el Comité de Ministros de Michelle Bachelet aprobó, unánimemente, seguir adelante con el proyecto “CIGRI” en Til Til. “CIGRI” es una planta de residuos tóxicos, que se sumaría a las más de 30 instalaciones contaminantes en la localidad.
Como candidato a diputado por el Frente Amplio por el Distrito 8 (que incluye Til Til y Maipú), queremos presentar las razones que sustentan nuestro firme rechazo al proyecto y alertar sobre los riesgos que implica para Maipú.
Toxicidad
Un estimado de 161 toneladas de residuos, la enorme mayoría de ellos contaminantes, serán recibidos anualmente en la planta. Esto por 29 años, luego de lo cual la planta se deberá clausurar y monitorear por 50 años. Es tal la toxicidad de estos residuos que una vez depositados, tendrán que ser monitoreados por cinco décadas. Estos residuos contaminarán el aire. La misma empresa asume que los niveles de material particulado que emitirá supera el máximo legal. Se formará lluvia ácida que corroerá infraestructura, flora, fauna y las vías respiratorias humanas.
Informe Tchernitchin
La sobrecarga ambiental y los efectos que traerá ésta sobre la salud de la comunidad de Til Til fue tratado en detalle en el informe pericial del doctor Andrés Tchernitchin Varlamov, Presidente del Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico y Profesor Titular de la Universidad de Chile. Según él mismo demostró empíricamente, ya hay altas concentraciones de arsénico y plomo en aguas del estero de Til Til y en aguas del Embalse Agrícola de Rungue, a lo cual esta nueva instalación contaminante se sumaría.
Según el médico, la presencia de elementos tóxicos tales como arsénico y metales pesados tóxicos (plomo, manganeso, cromo, mercurio) podrían llegar a generar mutaciones, cáncer y malformaciones fetales. La sobre exposición permanente y crónica a material particulado, por su parte, tendría como efecto más notorio el aumento de la mortalidad por cáncer broncopulmonar.
Amenaza
La contaminación que producirá esta planta perjudicará gravemente desde luego a la localidad, amenazando a Montenegro, Rungue, Til Til, Huertos Familiares y Polpaico. Pero no termina en Til Til: toda la cuenca de Santiago podría verse afectada, por los flujos de aire y agua desde Rungue a la cuenca metropolitana.
Además existe riesgo de que se contamine superficial y subterráneamente las aguas de los esteros Til Til, Lampa y Maipo Norte que se conectan con toda la cuenca que abastece de agua al norte y poniente de la Región Metropolitana.
En otras palabras, no solamente hablamos de un conflicto que afecta a los habitantes de Til Til, sino que está en riesgo —al menos de manera probable— la salud de todos los habitantes de la Región Metropolitana que acceden a las aguas de la cuenca de Santiago.
Debilidad institucional
El marco legal e institucional que tenemos en Chile en materia medioambiental está diseñado para la aprobación de proyectos, por mucho que estos destruyan nuestro territorio y atropellen a las comunidades sin permitirles decidir democráticamente.
Nuestros estándares están muy por debajo de los parámetros internacionales, en los cuales es inconcebible que se instaure una zona de sacrificio de un área poblada, con valor histórico, patrimonial, cultural y con riesgo de contaminación de recursos vitales.
Maipú
Esta misma debilidad institucional se hace notar en Maipú, donde el proyecto de oleoducto SONACOL, que llevaría combustible al aeropuerto internacional de Pudahuel, pretende cruzar barrios y espacios públicos con un trazado por sectores densamente poblados, para abaratar costos.
En definitiva, lo que pasa en Til Til también pasa en todo nuestro país. Este mal llamado “desarrollo”, desbocado, amenaza nuestro medioambiente y nuestra vida, y daña a nuestras ciudades desigualmente: mientras que las ganancias se van al barrio alto, la contaminación y el peligro se quedan en la periferia de Santiago.
Por eso no es casual que decenas de instalaciones tóxicas se concentren en Til Til, como tampoco es casual el absurdo trazado del oleoducto propuesto para Maipú y Pudahuel.
En Maipú, la comunidad ya se ha puesto a trabajar para que podamos hacer frente al poder del dinero, avalado por una débil institucionalidad medioambiental. En la actualidad, estamos acompañando a la coordinadora ciudadana “No al Oleoducto”, que ha dado una lucha valiosa desde el comienzo del conflicto —y que ahora suma una coordinación de organizaciones sociales en Maipú y Pudahuel.
¿Qué hacer?
¿Qué hacer? Es urgente modificar la legislación, elevando los estándares y exigencias en materia medioambiental, como también haciendo de la participación ciudadana una instancia de incidencia efectiva, de democracia territorial, para lo cual debe ser obligatoria y vinculante.
Del lado de las comunidades y enfrentando al poder del dinero y del gobierno, hay que seguir apoyando a Til Til —ahora ante el Tribunal Ambiental—, como también continuar la pelea contra el oleoducto SONACOL, defendiendo las observaciones ciudadanas ante las SEREMIs.
Todo esto se debe hacer al calor de la organización ciudadana, del despertar y la movilización de los vecinos y vecinas. Sin este impulso político, nada podría solucionar una salida técnica.
Queremos el desarrollo, sí, pero no uno a costa de nuestros pueblos sino a la altura del horizonte que le debemos a nuestros hijos. No más habitantes de Chile condenados a vivir poniendo en riesgo su salud y la de sus familias.
[Imagen: Comunicaciones Til Til].
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.
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