Este 26 de marzo enfrentamos un nuevo proceso eleccionario, las socialistas y los socialistas de Maipú elegiremos a una nueva directiva, la cual buscará dar una nueva conducción al Partido Socialista en nuestra comuna. El desenlace de este proceso y su éxito es responsabilidad de cada uno de nosotros.
Al tomar las últimas cuatro elecciones municipales en la comuna —lo que sirve para inferir los pesos electorales de cada partido o conglomerado— el partido socialista pierde una cantidad sustantiva de votos, por consiguiente de peso electoral. Si el año 2004 contaba con una adhesión de 10,35% del electorado, para las elecciones del año 2016 solo alcanzó un 6,58% del mismo. Si para el año 2004 obtiene 12.674 votos el 2016 solo consigue 5.952 votos, perdiendo 6722 de ellos. Si bien se compara una elección con voto obligatorio, con una con voto voluntario, lo que podría inducir a error, lo significativo de este análisis es la perdida porcentual de casi 4 puntos, lo que demuestra una gran crisis partidaria en Maipú.
Los motivos para cualquier socialista están a la vista —no muy distintos a los motivos de la crisis política e institucional actual—: desapego de las demandas ciudadanas, fragmentación partidaria, falta de renovación de liderazgos, carencia de trabajo partidario, complacencia con la corrupción, entre otras tantas. Es en este sentido que no es posible avanzar hacia la reconstrucción socialista sin tener en cuenta el daño producido, sus causas y los efectos a la vista. Un partido sin acción no puede esperar mejores resultados de su propio trabajo, o si se quiere, al no existir un trabajo serio no se puede esperar alcanzar resultados exitosos.
Desapego a las demandas sociales; el desapego se ha producido por un trabajo anquilosado de las estructuras partidarias, se ha ceñido, necesariamente, por la búsqueda del poder por el poder y se relaciona con que los dirigentes han dejado de ser catalizadores de las demandas sociales, sino por el contrario, son trasmisores de demandas personales, familiares y/o sectarias.
Fragmentación partidaria; se ha traducido en la existencia de diputas de carácter internos que buscan hacerse del poder interno del partido, pareciera ser un fin lógico en cualquier institución partidaria, pero es mucho más complejo y cuestionable cuando esta dinámica se entiende como trabajo partidario. Hay un desgaste constante e innecesario en disputas internas que no nos permiten avanzar en resolver problemáticas que nuestros vecinos(as) demandan. No puede ser que el desgaste en la disputa interna sea más relevante que la fraternidad que se merecen las y los socialistas y que la comunidad demanda de nosotros(as).
Falta de renovación de liderazgo; cuando no respondemos al sentir ciudadano, lo que estamos haciendo es apartar a las nuevas generaciones de la credibilidad del sistema, de la política y con ello, de nuestro partido. Existe una paupérrima renovación de liderazgos y los que surgen, son diezmados por las cúpulas, aislados por sus pares o irreconocibles como líderes o lideresas. Se terminan aburriendo del sistema y se autodesalojan de la tarea o se terminan mimetizando entre ellos, como si hoy los políticos dieran ejemplos del camino a transitar.
Carencia de trabajo partidario; se ha mal entendido el trabajo partidario, hoy existe un grupo de militantes preocupados de sostener una casa sin la ayuda de la familia, los(as) compañeros(as) han abandonado el trabajo partidario, los deberes del militante. Estos no solo se ejercen un domingo cada dos años al momento de elegir una directiva, conseguir un cargo, postularse a algo o recibir una ofrenda, ser militante incluye un profundo apego a tus ideales, a realizar trabajo partidario, a esbozar crítica política. En definitiva, a estar donde hay que estar.
Complacencia con la corrupción; a mi parecer, uno de los puntos más álgidos. Nuestros compañeros no han sabido mantener incólumes ante la corrupción municipal. Hoy tenemos a un par esperando pronunciamiento del Tribunal Supremo sobres sus actos, otros expulsados u otros escondidos. El ex Alcalde Vittori supo coartar al partido socialista. Lo inmovilizó, capturó a compañeros(as) para cumplir sus fines, utilizó al PS como partido aliado y con ello a muchos de nuestros compañeros. El resultado: formalizaciones, pérdida de adhesión popular, pérdida de credibilidad, pérdida de peso específico, perdida de representatividad; en definitiva, carencia de ética y altura moral para enfrentarnos a la sociedad.
Pero no vale de nada tener claro el diagnostico, tenemos la obligación, como militantes, de avergonzarnos y reconstruir nuestra propia historia. De re-encantar a nuestros(as) vecinos(as), de tener las agallas para golpear puertas, pero sobre todo, reconocer que no es una tarea de unos pocos, es una tarea colectiva de cada militante, y no solo de aquellos que pretendemos dirigirla, sino también de aquellos que han jurado lealtad y trabajo por este partido y sus ideales.
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Orgullosa de leerte y conocer tu trayectoria.
Felicitaciones , Úrsula, sigue así y mejor.
Marty
buen analisis y autocritica.. hace falta que muchos lo hagan pero no todos tienen la valentia y estatura moral para hacerlo
Súper clara y muy objetiva , da en el corazón de la reflexión que se debe abordar desde los incumbentes y para avanzar en el trabajo , es muy bueno el diagnóstico y la capacidad de análisis de Ursula ! Comparto totalmente su reflexión política y me parece muy bien el debate al interior del PS y a los compañeros y compañeras del partido les deseo un proceso eleccionario interno de mucha fraternidad y mucha participación !
Si cmbiamos las palabras Partido Socialista por Democracia Cristiana y Luego por PPD asii sucesivamente este análisis sigue siendo válido