NO HAY QUE RECONOCER A QUIEN SIRVE A LA PATRIA, SINO CASTIGAR A QUIEN SE SIRVE DE ELLA. (Josefa Ortíz de Domínguez, patriota y heroína mexicana).
Se acercan nuevamente fechas importantes en la vida de todos los chilenos. Las que nos recuerdan cuando la democracia afirmaba sus bases morales y de justicia social, también aquella que nos contaba de hombres venidos a echar raíces al fin del mundo, pero también una fecha dramática en la que perdimos el rumbo hasta el día de hoy.
Somos un Pueblo con un gran matiz de genes y costumbres, de hombres llegados después y antes de Colón. Somos lo que otras generaciones hicieron, no hicieron o dejaron de hacer, y estamos sumidos en un letargo cómodo y cobarde; donde el despertar es lento. Pero, a pesar de las desilusiones, la desesperanza y el dolor, no faltará quien quiera jugar a ser niño, y con un escueto presupuesto organizará un asado, comprará bebidas y volantines y asistirá a la Parada militar.
Veremos en ese desfile a las escuelas matrices de las Fuerzas Armadas, también a la policía uniformada, luego los clase (suboficiales) y conscriptos; habrá pifias y aplausos. Y ¿quién no ha tenido o tiene en esas filas algún pariente?
Los jóvenes de Escuelas, lucirán orgullosos sus vistosos uniformes, los conscriptos también aunque sus vestimentas no sean tan vistosas, pero tal vez sientan que es lo más importante hasta ese momento en sus vidas. Bajo volantines multicolores soportarán por largas horas la sed y el hambre hasta el fin del día, y a esto agregar el cansancio de días de entrenamiento previo. Todos los hombres y mujeres, partícipes en el desfile del 19 de septiembre se han comprometido con anterioridad durante “El Juramento a La Bandera” que dice:
Yo, [grado y nombre del jurante] juro,
por Dios y por esta bandera,
servir fielmente a mi patria,
ya sea en mar, en tierra o en cualquier lugar,
hasta rendir la vida si fuese necesario,
cumplir con mis deberes y obligaciones militares
conforme a las leyes y reglamentos vigentes,
obedecer con prontitud y puntualidad
las órdenes de mis superiores,
y poner todo empeño en ser
un soldado valiente, honrado y amante de mi patria.
Sin querer bajo ninguna apreciación descalificar los sentimientos nobles, con que jóvenes inician su carrera militar, me pregunto: Dios, a quien nombran primeramente estará de acuerdo en que sea tomado su nombre, cuando en realidad, el Ejército de Chile tiene una vergonzante historia de masacres a Trabajadores, además de la infame dictadura militar. ¿Acaso puede dar “honor” la violación, la tortura, el sadismo y la cobardía? Donde se ponen una cuerda al cuello al momento de comprometerse a obedecer las “órdenes” de sus superiores, y ¿superiores en qué? en el respaldo de la cuenta corriente para ingresar a la clasista Escuela matriz. Tal vez alguna vez se sienten a una misma mesa, pero la clase de la plutocracia a la cual pertenecen los superiores se servirán de tu obediencia, mientras tengan ser-vi-dum-bre.
Obedecerán leyes y reglamentos dictados y escritos por los poderosos influyentes, los que no tienen reparo, ante cualquier inversión o interés bursátil ofrecer vuestros pechos? Como si vuestras vidas no importaran. La Patria no te entrega las armas para que las empuñes contra el Pueblo, sino contra el invasor extranjero, y el invasor se ha transformado en sumas registradas en Bancos a nombre de algunas acaudaladas familias, enriquecidas a través del robo de nuestros recursos, la explotación de trabajadores en nuestra Patria, y enviando sus “utilidades” al extranjero.
Sin duda serán valientes y amantes de la Patria, pero ¿qué comprende La Patria?
La Patria comprende la tierra que te vio nacer, las costumbres arraigadas al hábitat y la necesidad de sobrevivir de quienes la han poblado, trayendo consigo genes y restos de culturas de otras tierras, y estas condiciones forman naturalmente “la Soberanía”. La Soberanía incluye la gente (Pueblos), los lugares, sus recursos, su forma de vida, sus creencias, su pasado, presente y futuro; fuera de la Soberanía están los “intereses capitales” y enriquecimiento inmoral de unos pocos. Vuestra “Misión” es: preservar la paz, garantizar la soberanía nacional, mantener la integridad territorial y proteger a la población, instituciones y recursos vitales de país, ante cualquier amenaza o agresión externa.
Ante este compromiso determinante me pregunto: ¿Por qué la Ley de Pesca fue a beneficio de siete familias y no de la Nación Chilena?, ¿Por qué se permite que el Cobre sea robado abiertamente con la protección del Estado?, ¿Por qué un extranjero que llega con un proyecto de “concesión” como Douglas Tompkins marca “él” su antojadiza soberanía en nuestro país?, ¿Por qué se prestan las fuerzas y las armas para someter a la indefensa Nación Mapuche? ¿Por qué se hace vista gorda, y a quién levante la voz se le acalla con el poblamiento judío-sionista en el sur de Chile? ¿Por qué se desintegra el país vendiéndose sus recursos a capitales extranjeros y por mucho menos SALVADOR ALLENDE GOSSENS fue muerto al no dimitir? Cabe pensar entonces, que la clase política (obviando 3 o 4 personajes) y Generales, han vendido su nobleza por unos sillones y sus millones.
¿Dónde queda la misión de cómo país protegernos?
(Imagen: (CC) Mauricio Peñaloza)
Dueña de casa. Vive en Ciudad Satélite.
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