Me he involucrado activamente en temas medioambientales, pobreza, infancia y adolescencia, personas en situación de calle, familias y pobreza. He sido autodidacta y he cuestionado desde mi juventud todas las injusticias que vivimos como país y de todas las formas que he creído necesaria.
Chile es un país con recursos naturales que están mal administrados, tenemos suficiente y para todos/as. Por eso creo firmemente que una nueva Constitución debiese resguardar la justicia, la igualdad sin condiciones ni discriminaciones de ningún tipo y garantizar los derechos sociales y los recursos vitales para vivir, tanto para los/as seres humanos, las distintas especies y el entorno natural desde una mirada integral.
Creo que las ideas y voces de las calles, las poblaciones, barrios y territorios deben ser un aporte en la Nueva Constitución. Que no la hagan los mismos de siempre y con letra chica, de manera transparente y sin que los poderosos/as de siempre intenten corromper o manejar el proceso.
La nueva Constitución debe escribirse de manera sencilla, a puertas abiertas y escuchando lo que muchos/as dijimos de mil maneras, ese ¡Basta! a tantas injusticias, corrupción y atropellos ha sonado fuerte y claro, los/as de abajo y los postergados/as queremos ¡igualar la cancha!, soy parte de los/as millones que trabajamos y que queremos que nuestros/as hijos/as crezcan en un barrio tranquilo en todos/as los/as sentidos, que puedan estudiar sin condiciones, en donde hombres y mujeres sean dignos y nuestros/as “viejos/as” no tengan que mendigar por salud y gocen de pensiones justas, en una relación armoniosa con las distintas especies que se encuentran en nuestro ecosistema y sin que el lucro esté por encima de nuestros derechos y recursos naturales.
Hoy podemos construir ese país que soñamos, tenemos una oportunidad histórica.
Participa apoyando a independientes. Tenemos mucho que aportar y nada que perder, al contrario, ya nos han hecho perder mucho, menos nuestra dignidad.
Estudiar la realidad y ser “experto” en ello es relevante, sin embargo, conocerla y vivenciarla aporta un sentido de cable a tierra y conexión con las penas y alegrías que nos embargan. Soñar es posible, siempre lo hemos hecho, no obstante, hoy llegó la oportunidad de empezar a concretar nuestros anhelos, no solo como individuos o grupos aislados, sino que como país y todo lo que lo habita.
Tenemos derecho a ser libre pensantes, a gozar de las riquezas naturales, tenemos derecho a tener agua, entornos saludables, poblaciones amigables, educación, salud, pensiones y justicia digna y de calidad, a reconocernos como un país diverso, multicultural, inclusivo y un estado garante de derechos.
Mucho nos ha costado para llegar donde estamos, dolores, pérdidas, no heredemos este “mal país” a las generaciones que nos seguirán, el momento es aquí y ahora, seamos ciudadanos/as comprometidos/as e involucrados, exigentes con nuestras autoridades y asumiendo los deberes que implica vivir en sociedad, con otros/as seres humanos/as y con nuestros entornos.
Aprendamos las enseñanzas que nos deja esta pandemia, ser más solidarios, apoyándonos desde nuestras necesidades y urgentes con los/as que sufren.
Iniciemos la construcción de un país bueno y justo, hagamos las cosas de manera distinta, humanicemos la política y reinventemos la vocación publica por sobre el dinero y las mezquindades.
Me imagino a 155 constituyente construyendo de manera abierta y transparente la Nueva Constitución, abriendo las puertas de ese espacio para ir a las realidades concretas, generando canales reales de participación ciudadana, escuchando a los miles de cabildos, asambleas y colectivos que han elaborado propuestas desde los territorios, anteponiendo las necesidades de cambio por sobre los dogmas y las “moralidades” personales, que reconozcan el verdadero origen que nos trajo a este camino, que valoren el despertar al que nos llamaron esos/as miles de jóvenes, que reconozca a quienes perdieron la vida o fueron mutilados, perseguidos y encarcelados para que este país saliera de la burbuja del “oasis” que nos vendieron.
Busco un país y una Nueva Constitución en la que todos quienes vivimos en nuestra tierra, tanto la niñez como la juventud, los/as adultos y las personas mayores, los pueblos con los que convivimos y la naturaleza que nos rodea puedan desarrollarse a plenitud, en armonía e igualdad de derechos. Un Estado que garantice de verdad la igualdad ante la ley sin importar condición, origen y situación económica.
Seré constituyente para hacer valer las voces, las ideas y las demandas levantadas desde las calles y los territorios. No tenemos nada más que perder y nos hemos ganado en el derecho a repensar y reescribir el país que anhelamos. Una Nueva Constitución para un país justo y bueno. Todos y todas debemos aportar a este marco de derechos, escrito de manera simple, con la ciudadanía y sin “letra chica”.
¡¡¡Un 18 de octubre 2019, Chile despertó!!!
El 25 de octubre de 2020, millones votamos por cambiar la actual Constitución y que esta fuera escrita por nuevas personas.
INDEPENDIENTE
Pacto Independientes y Movimientos Sociales del Apruebo
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