El 13 de diciembre del año pasado, Manuel Hernández se casó frente a la floristería Mon Ami, el negocio que hoy atiende, como antaño hicieran su abuela y su abuelo, en el mercado municipal de Maipú.
Al fondo del local lo sorprendimos a fines del mes pasado, sopesando una posible repostulación al cargo de presidente de la Asociación Gremial de Locatarios -la agrupación más numerosa dentro del establecimiento-, que desempeñó por dos años. Cosa que finalmente no hizo:
“Porque ha sido bastante extenuante el tema de la asociación gremial –confidenció-, entonces por lo mismo necesito retomar muchas cosas que he dejado. De hecho yo congelé la carrera de administración de empresas, que me va quedando un semestre, por la asociación gremial. Mi vida de músico también la he dejado por el tema, y el tema económico también repercute, bastante, porque muchas veces uno tiene que dejar su fuente laboral de lado para poder hacer trámites, poder hacer lobby, poder hacer actividades. Y con respecto a eso, a uno por la parte monetaria nadie le entrega una retribución”.
“En realidad, el dirigente social, más que un cargo, es un perfil de persona”, sentenció.
¿Cuál es ese perfil?
“El perfil es ponerse en el lugar del otro. Saber lo que la otra persona sufre, saber lo que la otra persona gana o pierde según tu propio actuar. Porque, tenga o no tenga un cargo, mi actuar no me involucra solamente a mí, involucra a un montón de personas”
“Nosotros hemos hecho un trabajo social para nuestra gente del mercado, un trabajo publicitario intenso. De hecho, el mercado está en el tapete público gracias a que nosotros hemos ido generando noticias, hemos ido generando acciones, y las hemos ido publicitando. Y no solamente eso, tenemos también el hecho de poder tratar de defender a nuestra gente, su comercio, su fuente laboral, el ir recopilando información sobre ellos mismos, para que se vaya guardando la cultura, el patrimonio, la historia del mercado y cómo va inserto en el quehacer comunal… entonces ha sido un trabajo bastante agotador”.
“Yo creo en algo que he llamado la vida circular –dijo Manuel Hernández-. Qué quiere decir eso: Que todo lo que yo le hago a los demás en realidad me lo estoy haciendo a mí mismo. Si yo a ese niño que me está pidiendo en la calle lo discrimino, lo trato mal, me río de él, ese mismo niño, más adelante, se va a reír, va a discriminar o va golpear o va a cogotear a mi hija”.
“Uno en la vida va a pasar por todos los estados, en algún momento –reflexionó-. En algún momento uno va a pasar a ser el tonto, va a pasar a ser el prepotente, el testarudo… Entonces hay que comprender y ser tolerante con las demás personas porque uno mismo pasa por todos esos estados en algún momento de la vida. No ay que discriminar, por lo mismo”.
Imbuido de las ideas del libro “La Paradoja”, de James C. Hunter, Manuel profundiza en el tipo de liderazgo que guió su labor dirigencial en el mercado: el liderazgo de servicio.
“Tenemos que hay personas que tienen poder a través del cargo –explicó-, en donde las personas tienen que hacer las cosas por obligación, porque te pagan para eso. Sin embargo, hay otras personas que por su carisma son capaces de mover masas de personas, solo por el hecho de ser como son. Y esto tiene un gran beneficio. Tú cuando haces algo obligado, tarde o temprano va a causar un resentimiento, porque te están mandando. En cambio, cuando alguien influencia sobre ti, tú haces las cosas de manera entusiasta, de manera alegre, con ganas de servir. Esas ganas de servir es lo que nosotros hemos ido trabajando acá, por eso que se ha podido avanzar tanto en tan poco tiempo”.
“Actualmente, la jerarquía de la empresa es que el cliente está en la base de la pirámide. O sea, está en el estrato más bajo dentro de esa dinámica. Después de eso vienen los ejecutivos de atención al cliente, después de eso viene el supervisor, después el gerente. Entonces existe una incomunicación tremenda entre el gerente y el cliente. Por eso que pasan tantas aberraciones en las empresas y es por la falta de comunicación”.
El autor del libro propone un modelo:
“En donde la cúspide de la pirámide sean justamente a quienes nosotros vamos a servir”.
Esta visión informa la crítica que Manuel formula respecto de la forma en la que el municipio ha llevado -a su entender- el proyecto de remodelación del mercado:
“Los proyectos son súper bonitos, pero son súper bonitos cuando se hacen para la gente y con la gente. Yo creo que esto se hizo para la gente, pero sin la gente”, dijo.
“(…) nosotros como asociación gremial hemos pedido una y otra vez el hecho de poder trabajar con la municipalidad, ya sea el tema implementación, ya sea en el tema arquitectónico del mercado. Para que no pierda identidad, y con respecto a todo lo que conlleva el hecho del traslado”.
“De hecho, tuvimos un par de reuniones, pero ninguna reunión de trabajo. Solamente una que otra reunión informativa, pero nunca se han recogido las observaciones sobre el mercado. Nosotros hemos hecho varias observaciones, y no se ha tomado ninguna en cuenta”.
¿Cuándo fue la última vez que se les pidió su opinión?
“Nunca se ha pedido opinión. Jamás. Acá llegó el planteamiento siguiente: Acá nosotros como municipio elegimos que el mercado se perpetuara versus que el mercado muriera”.
Como es sabido, existe una controversia respecto de deudas de locatarixs con el municipio. Abusivas, a juicio de estxs, y que son motivo de un proceso judicial en curso. Respecto de ello, Hernández señala que no ha habido un trabajo persona a persona:
“Aunque el locatario le diga que lleva los papeles que justifican la cifra que debería deber, aproximadamente, el funcionario le repite: Esto es lo que dice el sistema, y el sistema es así”.
“Tenemos personas a las que les ha subido la deuda en porcentajes que están totalmente fuera de la norma –afirmó-; tenemos personas a las que todavía les están cobrando locales que ya no tienen, tenemos locatarios que heredaron una deuda del local donde estaban (…). Hay personas que han ido a hacer convenios, que están asumiendo intereses que ellos saben que están pagando de más. Pero por el hecho de la presión, por el hecho de que si no se hacen estos convenios la gente no puede optar a quedar en el mercado provisorio, lo hacen de manera obligada”.
Exdirector del Diario La Batalla de Maipú.
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Que buenas reflexiones, por eso uno ve como trabaja y actua una persona. Me encantó la consecuencia de Manuel.