Claudio Elgueta es un artista. “Artista urbano y monitor de arte”, señala.
Y un artesano. A lo largo de los años (tiene 46) ha cultivado una amplia gama de formas expresivas: la orfebrería, la madera, el tallado en piedra, la greda, la cerámica, la bisutería, la pintura al óleo, la aerografía, etcétera.
“Manejo técnicas tanto independientes como mezcladas”, indica: “como cuando mezclas el hierro con la madera, la piedra con el cuero, o alambre con greda. O tres técnicas en una…”.
El otro día reflexionaba a propósito de sacar fotos.
Todo partió a propósito de una conversación que tuve con mi compañera. O de varias, más bien, con respecto a las cámaras fotográficas. Le llama la atención a ella que uno pueda estar pendiente de tener tal o cual cámara de fotos .
Dice que es una preocupación típicamente masculina.
Estoy de acuerdo. Lo he visto reflejado en un blog de fotografía. La mayor parte de los artículos escritos por hombres se refieren a elementos técnicos de la fotografía, o incluso más, a elementos de infraestructura, pudiéramos decir:
Cuál de estas dos cámaras es la mejor.
Cuál de estos objetivos es el mejor.
Etc.
Eso es lo otro: siempre se está midiendo cuál cosa es mejor, en los artículos masculinos.
Los femeninos, en cambio, aquellos artículos escritos por mujeres, suelen enfocarse en cuestiones de composición, como:
Cómo fotografíar la puesta de sol.
O incluso, a la experiencia de la fotografía. Recuerdo un artículo que señala la ventaja de hacerse cómplice de niños y niñas, para lograr retratos infantiles espontáneos.
En fin, no quiero desviarme.
Pensé que mi actitud hacia lo fotografiado, por decirlo así, era la de un cazador. Creo que siempre asumí que la cámara es una especie de fusil, por no decir de escopeta, que es más tosca. Y que uno apuntaba, disparaba; y podía tomar la mejor foto, eventualmente.
Y llevársela como la cabeza de un tigre a la casa, para exhibirla (sé que estoy escribiendo barbaridades).
Y que para eso estaban dispuestas todas las funciones y los comandos, etcétera, de las cámaras de fotos. Y mientras más presaciones ofreciera, mejor; cada prestación hacía el arma más eficaz y poderosa.
No quiero desviarme del tema.
Claudio me dijo que cuando él ve un trozo de madera, o de plástico, se imagina lo que hay DENTRO de él:
“Yo cuado veo una piedra, o veo un trozo de madera, yo veo el artículo dentro, y voy retirando lo que sobra”.
“Por ejemplo, yo veo un pedazo de madera y me imagino un caballo. Entones yo retiro lo que sobra, porque dentro de ese pedazo de madera está el caballo. Todo lo que está por fuera lo voy retirando, hasta que me aparece el caballo”.
Eso me hizo asentar una visión de la fotografía distinta a la anterior. Ya no como una caza, sino como un recibir.
Recibir el objeto a fotografiar, más que capturarlo.
No atacar la materia. Al menos en principio, dejar que el objeto fotografiado aparezca.
Y para eso sirven los controles y las funciones de una cámara de fotos. Para propender a que el objeto fotografiado se plasme del mejor modo posible, generar las mejores condiciones de recepción de la luz. Preparar las cosas para que la luz llegue en la cantidad justa.
Finalmente, no se trata de disparar, sino de confirmar que está todo listo y dispuesto.
Claudio suele recoger de la calle los materiales a partir de los que trabaja:
“Yo trabajo el reciclado, trato de hacer de las cosas que están en desuso, tanto cosas que ocupan las personas como de cosas naturales: semillas, pedazos de madera, arboles secos, piedras, cosas que te da la naturaleza, que son también renovables”.
En 5 de abril, casi equina Pajaritos, lo encontramos maniobrando a “Calaca”. Más atrás duerme “Juanito” (que a diferencia de la anterior, mueve la mandíbula, de modo que “puede hablar”, dice Claudio). Otra calavera sin nombre adorna un parlante.
“Juanito por dentro es una botella de madera, con un macetero, y tiene unos pernos también (…). Los bracitos son de PVC”.
Las cabecitas de la calaveras las halló en la feria. La vestimenta es de tela reciclada, las manitos a base de alambre que se encontró en el suelo.
Trabaja con calaveras, porque no le gusta que a los niños y a las niñas se les inculque el miedo a estas, o al cuco, a los monstruos, etc.
Exdirector del Diario La Batalla de Maipú.
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