El “Spa para niñas” es una de las actividades del “Planeta Feliz”, instancia recreativa infantil que se desarrolla durante estas vacaciones de invierno en el Teatro Municipal de Maipú. Y que es organizada por la DIDECO de la municipalidad, a través de la Oficina de la Infancia.
Consiste, básicamente, en que las niñas que asisten pasan a maquillarse, luego a peinarse, luego a ponerse un vestido de princesas, y luego a fotografiarse. Las fotografías son publicadas en el Facebook de la Oficina de la Infancia.
Ahora bien, desde el feminismo existe una crítica recurrente a los juegos para niñas basados en la belleza. Se dice que enseñan desde temprana edad a responder a las duras exigencias estéticas que la sociedad hace a las mujeres.
Nuria Varela, plantea en su libro “Feminismo para principiantes” que:
“El cuerpo femenino ha sido territorio conquistado y arrebatado durante siglos. Aún hoy lo es en buena parte del mundo. El cuerpo femenino en toda su extensión: sexualidad, salud, belleza y capacidad reproductora”.
Hace veinticinco años, la feminista Naomi Wolf postuló en su ensayo “El mito de la belleza”, que la obsesión social con la belleza de las mujeres es un mecanismo de control para evitar que las mujeres se apropien de sus propios cuerpos y de sus vidas. Señala que a partir de la década de los 70, cuando se comenzaron a hacer populares las ideas feministas, las exigencias estéticas hacia las mujeres aumentaron considerablemente.
Para Wolf, la forma más fácil de mantener a las mujeres dóciles y manipulables, y por lo tanto, de impedir que luchen por sus derechos, es mantenerlas constantemente inseguras y preocupadas de modificar su apariencia.
Desde el colectivo maipucino Gafas Color Violeta, señalan coincidentemente:
“Obviamente, le servimos más al sistema como “Princesas Pasivas” que como “Guerreras Luchadoras” que podrían cambiar este mundo, por uno más justo”.
Francisca Sandoval, militante de Revolución Democrática Maipú y alumna de la escuela Frente de Género RD, dice por su parte:
“Vemos una tremenda incoherencia, una vez más, entre el discurso sobre la mujer, que dice promover el municipio, y las actividades para las niñas de éste mismo, visualizado en el spa para niñas que termina disfrazándolas de princesas”.
“La confianza de las niñas se ve desplomada en la etapa de la pubertad —agrega—. Esto se debe a que durante su etapa de infancia se ha fomentado el estereotipo de la belleza, buscando constantemente generar cambios en sus cuerpos para ser aceptadas socialmente, lo cual se arrastra a una etapa adulta llena de inseguridades que terminan afectando el autoestima y desarrollo de estas futuras mujeres”.
El Centro de Estudiantes del Liceo Bicentenario de Niñas, una de cuyas demandas en el contexto del movimiento estudiantil en curso es la de una educación no sexista, expresa:
“Creemos que para una sociedad más justa, debería cambiar el pensamiento de que las niñas son como princesas, débiles, frágiles y sin mayor poder, y que los niños deben ser criados como héroes, fuertes y sin sentimientos”.
A través de instancias como “Planeta Feliz”, indican:
“Las autoridades deberían promover la inclusión y no seguir con la ideología sexista, ya que nadie se siente beneficiado con esta”.
Lamentablemente, la municipalidad no ha respondido a la consulta respecto de si se tuvieron en cuenta estas consideraciones al momento de planificar la actividad.
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.
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