Por Álvaro Méndez.
Fotografías de Gabriel Padilla.
Este mes de octubre los muchachos de La Triciclo, sin duda una de las bandas más insignes de Maipú – y de las más diversas e interesantes a nivel nacional – cumplen 6 años, en los que han pasado por varias formaciones y transitado por diversos caminos musicales pero en los que sobre todo han consolidado una propuesta llena de historias y honesta música. Cuentan con un EP de 4 temas lanzado hace un tiempo y disponible para descarga gratuita, “Teníamos que lanzar alguna gueá” nos cuenta Carlos Muñoz, el mítico Compadre Moño, vocalista, representante y gestor de esta agrupación quien nos recibió en el centro cultural La Pluma (Av. Carmen # 1619, a pasos del templo votivo), lugar que es prácticamente su centro de operaciones. Cada uno de sus integrantes se relaciona profesionalmente con el instrumento que ejecuta y/o con la música en general, ese empoderamiento se nota, en La Triciclo hay búsqueda, propuesta, la necesidad de dar vida a un sonido propio y en el camino la pasan bien, en ellos hay fiesta y conciencia, tradición y también proyección. En su sexto aniversario desde La Batalla les enviamos un enorme abrazo y un cerrado aplauso, La Triciclo es de esas bandas a las que es necesario prestar atención, acá les invitamos a conocerla un poco más a fondo, para que se vayan haciendo una idea…
¿Cómo es que nace La Triciclo? Son casi legendarios… Hay harta mitología al respecto.
La Triciclo nació en el año 2009 no como una banda sino que como un trío de amigos que tocábamos en las micros – Alexis Palma, Ángelo Rivas y yo prácticamente desde la época del colegio que tocábamos en la locomoción colectiva música andina y cueca chora – en ese tiempo salíamos harto a la calle, tocábamos durante el verano, recorrimos todo Santiago tocando, salieron hartos pitutos. Existía en ese momento una agrupación llamada “El Parcito Cuecas”, que eran 2 chicas, nosotros éramos 3 gueones así que hicimos algo súper obvio que sin duda es muy fome; nos pusimos “La Triciclo”. Después con el tiempo y para darle sabor surgieron leyendas como que una vez estábamos en la plaza de Maipú y pasó un viejo en un triciclo que nos llevó a nosotros tocando por toda la plaza, son puras invenciones para hacer más entretenida la historia.
¿Y de qué forma pasaron de ser un trío de amigos a la banda tan numerosa que hoy conforman?
En ese momento aunque no era tan común el encontrarse con agrupaciones o centros culturales sí funcionaba uno llamado Casa Danza en el barrio Yungay, allí había muchos amigos bailarines profesionales y tenían esta casa, una carpa gigante, una estructura muy grande donde hacían circo, música, danza, varieté, muestras, etc. Hicimos una gran comunión con ellos donde trabajábamos mucho la improvisación. Un día – como ocurre con muchos proyectos culturales que no cuentan con espacio propio y deben arrendar – tuvieron que dejar ese espacio y luego de un buen tiempo abrieron una nueva casa en el barrio Ñuble, era realmente maravillosa, tenía un jardín tremendo y en el segundo piso un galpón gigantesco. Les propusimos hacer el lanzamiento de la banda en ese lugar, como primera tocata el 9 de octubre del 2009. Dijimos estos 3 compadres “ya poh, armemos la cuestión” y comenzamos a convocar a los demás integrantes; Llegó Matías Anguita en la batería, Franco Rivas en el bajo y Nicolás Veloso en la guitarra, ahí se estructuró lo que es La Triciclo en un formato ya de banda.
Debe haber sido el manso mambo…
Empezamos a tocar cueca, boleros, valses, cumbia… “y algo más” le agregamos invitando al público a que nos pidieran cualquier otra cosa “pidan ustedes y nosotros le damos hasta las 5 de la mañana”, ese era el espíritu de lo que llamamos la Fiesta Chilenera. Hicimos nuestro gran lanzamiento con la gente de A Pata Pelá, un grupo de música afro, la banda La Limoná… Fue el manso inicio de banda. Desde allí fuimos estructurando nuestra propuesta centrada en la cueca brava, visitamos El Huaso Enrique, el barrio Victoria, La Chimenea, el Centro Cultural Ainil en el barrio Concha y Toro y varios otros espacios en donde se vive la cueca.
Su música se caracteriza por ser diversa, llena de referentes. ¿En qué momento comienzan a desmarcarse de la cueca?
Sentimos en algún momento que el formato de la cueca nos limitó, nos encasilló y no podíamos salir de allí. Un día me encontré con Juan Pablo Mallea – otro maipucino, con quien además fuimos compañeros de colegio – quien es trompetista y mucho más “famoso” que todos nosotros, toca con Noche de Brujas, tocó con Juana Fe, con Joe Vasconcellos, muchas bandas grandes del país. Bueno me encontré con Juan Pablo en la micro, nos pusimos a conversar y como ahí el tiempo era poco y la conversa estaba buena me dijo “comámonos una hamburguesa un día de estos poh” y como a mí me gusta poco comer obviamente nos juntamos y pudimos hablar más en extenso de los proyectos musicales que en paralelo cada uno estaba desarrollando, finalmente se nos unió y salió este nuevo concepto de cueca brava pero con bronces.
En ese momento aparecieron incluso en la TV y comenzaron a llamar mucho la atención de harta gente…
Agarró vuelo esta nueva sonoridad que podríamos llamar como La Triciclo 2.0, justo en esa época tuvimos la cuea de llamar la atención del proyecto “Son de Calle” del canal 13 y salimos en un capítulo en donde aparecimos como banda emergente, allí salieron muchas bandas connotadas a nivel nacional, grabamos el capítulo en “La Higuera” un lugar típico de Maipú que nos encanta y donde nosotros vamos por lo general a cantar y embriagarnos. El Franco además estudió trombón así que se sumó con ese instrumento, yo por mi parte comencé a hacerle al clarinete, Ángelo al acordeón, se nos sumó Mauricio Farías un músico que venía llegando de Vallenar y comenzó a armarse una Triciclo 3.0 con cumbias propias, más guachaca, que reconstituía lo que es la fiesta chilena, comenzamos a llegar a otros escenarios y a salir fuera de Santiago, a Quilpué, Valparaíso.
¿Aún están en esa etapa 3.0?
Ya vamos como en La Triciclo 10.1, han pasado muchos otros integrantes, gente que se va otros que vuelven, la gran mayoría ha ido rotando. Hoy somos 12 personajes; 10 músicos más 2 técnicos y sumando porque en la medida que el trabajo se va haciendo más profesional, va llegando gente, vas creciendo. Tenemos una propuesta propia que se desmarcó de cualquier etiqueta, sentimos que debe haber una constante búsqueda, somos una mezcla de cueca, cumbia, salsa, merengue, huayno, folclore, sayas, metimos a la juguera este tumulto de música y de allí surge lo que somos.
Ustedes utilizan mucho un concepto del que ya se apropiaron: “Exedío”, ¿De dónde viene?
Hoy nos llamamos “Los más exedíos” porque nos gusta la farándula y andar hueviando pero sobre todo porque somos puntudos, nos metemos en la contingencia, en lo social, tocamos en las plazas, apoyamos diversas causas y actividades, nos excedemos en todo ámbito, sentimos que es necesario utilizar la música como herramienta de cambio, de propuesta.
¿Plasman también en sus letras toda esa actitud rebelde, crítica, enérgica?
Para serte sincero, nuestras letras son un bodrio, jaja. En serio que han sido criticadas por muchos amigos como periodistas o gueones más cabezones, nos dicen “cómo siendo tan buenos instrumentistas hacen letras tan malas!” pero estamos orgullosos de ellas igual, trabajamos con ellas, las cantamos felices con nuestra mejor cara… Lo cierto es que el folclore en todo Latinoamérica transmite situaciones y hechos reales, vivencias, habla de personajes que de verdad existen, tenemos desde allí un sentido de pertenencia, no estamos ni ahí con cantarle a Lady Gaga poh. Le cantamos a lo nuestro, por ejemplo el tema Las Pilsen es la historia del matrimonio de mis abuelos, a los 80 años se casaron los viejos, tuvimos la alegría de estar con ellos en ese momento, en esa instancia tan poco común, tenían de todo: Whisky, ron, fernet, borgoña pero todo pensado en los viejos cracks… a nosotros los más jóvenes nos encanta la cerveza y no había pilsen! Y cáchate que esto era en Llay-Llay que es la comuna más calurosa de todo Chile, estábamos llegando a los límites del calor y nosotros volviéndonos locos por una chela, más encima la botillería más cercana estaba como a 5 kilómetros, ir para allá fue un suicidio. Leonardo Medina, nuestro sonidista, empezó a improvisar una letra y como los chiquillos son poquito prendidos salió el tema solito.
¡Tremenda historia! ¿Tienen alguna otra así de buena que contar?
Tenemos caleta, por ejemplo El Cartonero es para nosotros una historia bacán, nos identifica porque en algún momento salíamos a buscar sillones, mesas, cualquier mueble en desuso o derechamente chatarra en “El Exedío”, un furgón pintado por los cabros, sin asientos que lo hacíamos andar con una tijera y era manejado por cualquiera… hasta que lo chocaron, ahí cagó, ese gueón que lo chocó si que se excedió (aprovecho de saludar a Juan Pablo Berríos que anda en Italia tocando acordeón). Acá en Maipú hay un viejo que se llama Jaime, que pasa en un triciclo por toda la comuna y justo como a las 2 de la mañana pasa por calle Carmen con los parlantes encendidos escuchando rancheras, de repente estamos tomando su cervecita y pasa el viejo y nosotros desde la reja le hacíamos barra, un día le metimos conversa y pudimos hablar harto con él, supimos que se llama Jaime y ahí salió el tema que es un homenaje a nuestro amigo “Jaime Cartonero”, que ahora no sé por qué cresta le decimos Juanito pero da lo mismo… Así que esa canción es tanto un homenaje a don Jaime como a nosotros mismos cuando salíamos en el exedío.
Considerando esta trayectoria inquieta y llena de cambios, ¿Cómo se definen hoy, cómo se proyectan?
Nuestra idea es hacer música que se pueda bailar y cantar pero también escuchar, esto último es impensado en locales de música pachanguera pero nosotros lo logramos, nos ha pasado harto, a veces vemos en nuestras presentaciones a gente que termina aplaudiendo eufórica y nunca bailaron. La idea es esa, rescatar todas las aristas de la fiesta chilenera, de lo nuestro y que la gente se identifique, disfrute ya sea moviéndose y bailando o mirando y escuchando, para eso no es necesario que se sepa nuestras canciones y ni siquiera que haya escuchado nuestro disco, a propósito, adelantamos acá en exclusiva que estamos preparando nuestro primer disco con todas las de la ley para el 2016 y además nuestro primer video clip de aquí a fin de año, tenemos un estudio de grabación acá en La Pluma, nuestro sonidista tiene en su casa un estudio en el que puede masterizarnos, hasta uno de nuestros integrantes es audiovisualista así que ya que tenemos todo y no hemos hecho nada, queremos dar un salto y vivir de esto, ahora nos excedemos y la hacemos.
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.
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