La Toma de Maipú: el día después del llamado a los militares del alcalde Vodanovic

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Han pasado algunas horas, algunos días, desde que el alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic, hiciera público un altisonante y angustioso llamado para que las Fuerzas Armadas intervinieran en favor de la seguridad en una depreciada comuna de Maipú. Todo esto luego de entrevistarse en el Palacio de La Moneda con la ministra del Interior, Carolina Tohá, para pedir su ayuda.

El impulso aparente de la visita del edil para acudir a la casa presidencial, estuvo detonado por el hallazgo del cadáver de un militar venezolano previamente secuestrado y que fue encontrado en la llamada Toma Vicente Reyes, ubicada en un trébol que circunda la Avenida Camino a Melipilla y Pajaritos en la comuna.

Este planteamiento del alcalde de Maipú, es una movida de suyo interesante en el tablero político nacional ya que si bien Vodanovic, ha ido explicando y  moderando (“reculando” dicen en el campo), sus dichos respecto de los puntos de prensa iniciales, dejó de todas formas caer una pesada bomba de ruido sobre su propio gobierno y coalición, con el beneficio  de ocupar una montura junto a la derecha para disputarle este caballito de batalla, que es “la Crisis de Seguridad”, que vive el país, a solo siete meses de la próxima elección municipal

El tema como era de suponer ha sido valorado por alcaldes de derecha, que han celebrado el abandono de las ideas refundacionales y de rechazo que partidos de la coalición gobernante declaraban Urbi et Orbi respecto de las FFAA y Carabineros. La única queja que han manifestado en este punto es haber pedido lo mismo hace mucho tiempo, recibiendo como repuesta un rotundo No de parte del gobierno, y que ahora Boric y Tohá se abren a estudiar después de la petición de un alcalde oficialista agobiado por la delincuencia en su comuna, que reconocen tiene desbordados muchos municipios.

La iniciativa de intervención militar para la seguridad pública, por parte del alcalde de Maipú, Tomás  Vodanovic (Revolución Democrática), ha provocado reacciones favorables en algunos personeros de su sector y recibió todo el apoyo de la Democracia Cristiana en la voz de su presidente Alberto Undurraga, lo que era esperable, así como las críticas en su propio sector y aliados, algunas bastante duras como del diputado Leonardo Soto (PS), que ha manifestado que “se debe resistir la tentación de caer en el populismo simple y directo de ofrecer soluciones falsas a los problemas reales de la gente” o bien lo que dice el alcalde Cuadrado de Huechuraba: “Dar la impresión que los problemas se resuelven únicamente con una medida muy fuerte como la salida de los militares es un engaño a la gente”.

Ciertamente la “proclama Vodanovic”, ha tenido apoyo entre alcaldes que están enfrentados a mostrar su voluntad de mejorar las condiciones de seguridad de sus comunas, especialmente aquellos que irán a la reelección en unos pocos meses más y  aquellos que no, seguirán indiferentes como ha sido en estos tres últimos años de su gestión, porque este problema de las tomas, campamentos y la seguridad pública  no debiera sorprender a nadie. 

También se han escuchado voces de extrañeza respecto de la reiteración de esta solicitud de apoyo militar, formulada a sabiendas que en el Congreso se discute una ley sobre el tema para un acuerdo en materias que, se estiman, deben ser discutidas y acordadas previamente con responsabilidad, esto es, definir con meridiana claridad qué rol cumplirían eventualmente en su apoyo las FFAA, en qué infraestructura crítica, el tipo de fuerza que deberán emplear, algo conocido como Reglas de uso de la Fuerza (RUF).

Revisar la definición de “infraestructura crítica” resulta interesante de considerar, porque se puede entender como el cuidado de aquellas instalaciones, empresas y servicios  estratégicos, donde el estado ha realizado millonarias inversiones, entonces por extensión la lista de lugares de cuidado podría ser larga y no sería descabellado pensar que en el futuro podríamos ver a los militares resguardando los estadios en partidos de alta convocatoria o acompañando los recorridos del transporte público, fuentes de muchos actos de violencia. 

Otra cosa es el uso de la fuerza y el equipamiento empleado, ¿será con silbatos, balas de salva, perdigones, munición de guerra? ¿Los militares eventualmente actuarían en defensa propia o por iniciativa propia?

En su hábitat político, Vodanovic ha recibido apoyos que preferentemente señalan una “empatía con la preocupación del edil por el tema de seguridad”, más no necesariamente un apoyo fervoroso a la idea planteada, sin que se haya esbozado una propuesta concreta. En todo caso, ha existido cautela en torno al rol que pudiesen desempeñar en materia de seguridad pública las FFAA, teniendo la propia opinión del comandante en jefe del Ejército en reuniones recientes del Consejo de Seguridad Nacional, donde claramente  dijo que su institución carece de “entrenamiento, educación o equipamiento adecuado” para resguardar el orden público. 

Hay analistas y distintos escrutadores de la realidad política social, que sin entrar en los contenidos de fondo sobre seguridad pública, han planteado que al alcalde Vodanovic, más allá que vengan o no los militares a socorrer la seguridad dañada en la comuna, lo que ha marcado es el inicio de una agenda política personal, en lo que podría ser el hallazgo de una oportunidad para transformarse en un nuevo líder de izquierda moderada post Frenteamplista, moderno, no ideologizado, transversal,  pragmático, aprovechando la debilidad de su gobierno y la ausencia de posiciones firmes frente a la seguridad pública. Lo  que queda  ahora a las autoridades gubernamentales no será seguir hablando de supuestos positivos respecto de las cifras de delincuencia, si por otra parte están pensando en el auxilio de las FFAA.

Entonces, puede suceder que el boomerang que pueden traer consigo estas declaraciones del alcalde Vodanovic, no tienen consecuencias para su gestión y en el corto plazo solo ganancias mediáticas, sin embargo, a su gobierno conformado por Frente Amplio y el PC, más invitados del Socialismo Democrático, les ha endosado una tarea que puede poner más pedregosa la ruta del tiempo presidencial restante. Esto Vodanovic lo puede haber intuido y encontró una estrategia para zafar de esta decadencia, aunque sea dando un jaque a sus compañeros de ruta.

La preocupación de fondo seguirá siendo la anomia en la que transcurre la vida social en Maipú y otras comunas del país y la necesidad que algunos advierten en usar la fuerza para salir a recuperar el orden que en algún recodo quedó enredado.

Hemos perdido la noción de civilidad, de encuentro, de caminar libremente, de poner los puntos de vista propia y atender la legitimidad de lo que otros tienen derecho a decir, una vez perdida esta realidad nos sentimos atemorizados y cautivos pidiendo paradojalmente  el rescate de la convivencia social por medio de las armas, que lo único indiscutible que puede tener es que las formas razonables de la política, de la institucionalidad,  con todos sus defectos,  han dejado de funcionar y quiere abrir paso ahora a la tutela de la fuerza de la mano de los militares en tareas que nada tienen que ver con su naturaleza.

Las miradas de la recuperación de las formas y de los modos de convivir que nos dieron identidad cultural, para un proyecto de sociedad con valores, pudiesen tener siempre un espacio en la educación.

El problema es que la institución educativa, la ex educación pública traspasada y regentada por los municipios, está sufriendo la misma agonía, es parte de este derrumbe institucional, y los  municipios sacan cuentas del tiempo que les queda para poder devolverlas a un nuevo experimento de administración, denominado Servicios Locales. Triste pero cierto.