La Ruta Pastelera de Maipú, Capítulo 2: Café del Parque

Por Gabriel Guérrero.
Fotografías de Sergio Benvenutto.

En este poco tiempo en que he realizado distintas notas referentes a la comida me ha dado varias agradables sorpresas que uno, como maipucino, no creería que lograría encontrar, a través de “Los bajones de Maipú” o las opciones vegetarianas (que apenas llevamos un capítulo), lugares con cierta identidad propia. Y en esta segunda entrega de nuestra ruta pastelera lo daremos a entender, pues algunos pensarán que todas las pastelerías o locales con esa opción tendrían las típicas tortas y pasteles como kuchenes, pies, tortas de piña, etc. Pues permítanme presentarles esta potencial excepción a esa regla.

Café del parque

Ubicación: Pasaje Tantalio 1501
Horario: De lunes a domingo de 16:00 a 21:00

Si pasea por el parque 3 Poniente, entre Avenida Sur y Campanario, por la calzada oeste, se encontrará con un local que parece sacado de algún sector de Providencia o Las Condes, pero no, es de nuestra comuna y es el Café del Parque. Un establecimiento realmente atractivo en infraestructura tanto fuera como por dentro. Un recinto de una iluminación muy sutil y equilibrada por dentro y con una pequeña terraza exterior y un segundo piso en el que tiene una hermosa vista del parque 3 Poniente, en la cual tienen variedades de sándwiches de pollo, lomo, churrasco, así como también papas fritas hechas en el mismo local. Y con respecto a lo dulce, también cuenta con helados artesanales, jugos naturales, café en grano servido en distintos formatos (expreso, latte, etc.). Y si nos vamos por el lado pastelero, tienen una interesante variedad de tortas de panqueques, pies de limón hechos con merengue italiano y lo que puede sacar el contexto típico, como mencioné en la introducción, pasteles de ingredientes completamente autóctonos como lo es el de Quinoa-Mora, Mote, Durazno, Nguefü y de Piñón de Pehuén.

Con respecto a los dos últimos mencionados, el pastel de Pehuén (piñón), presentado con una altura de cáscara de la misma semilla y un trozo de chocolate, te regala una interesante experiencia al paladar ya que piñón se presenta como la harina del bizcocho de este pastel y también apareciendo como pequeños trozos junto con la crema batida. Si nunca has probado este fruto seco (como en mi caso) esta preparación te acerca a la originalidad de su sabor, y potenciado con la humedad precisa del licor que tiene la masa y potenciando su dulzor cada vez que le entras al diente a un punto que lo sientes casi relajante. Y si te recomiendan pulpa de frambuesa es porque saben el motivo, ya que los sirven sin ningún tipo de endulzante y la acidez de este ayuda a neutralizar el exceso de dulce que lleva el pastel para seguir atacándolo sin remordimientos.

Y el de Nguenfü (Avellanas en mapudungun) conserva casi el mismo formato que el anterior y tiene un contraste muy atractivo si lo comparas con el anterior mencionado, ya que también puedes reconocer el sabor de las avellanas que tiene el bizcocho al igual que sus trocitos, y la crema batida con una oscuridad propia de ser adicionada con café y te da un sabor, al igual que el otro, realmente hipnotizando. El nivel de dulce es realmente equilibrado y la humedad en la masa en un muy buen nivel y con pequeños toques de sabor tostado que realzan la garnitura de la preparación, la cual podría ir acompañado con té, café o un jugo de cualquier sabor.

Un local limpio, buenísima atención, con una hermosa vista al exterior, tanto en terraza como en el comedor, servicios higiénicos al nivel del local y si piensa que los valores son elevados le invito a que observe con detención el interior del local y también su exterior y se dará cuenta que realmente podría estar pagando poco y por una pastelería que tiene una identidad propia de nuestro país y de una cultura originaria que se mantiene orgullosa en pie. El Café del parque es un local para la familia que te impresiona que no esté en un sector céntrico de la comuna y prefiere ser un distintivo dentro de la zona residencial de la avenida 3 Poniente.

Visítelo. ¡No se va a arrepentir!