En la madrugada del 4 de junio de 1932, es derrocado el gobierno de Juan Esteban Montero, en una acción por las Fuerzas Armadas y encabezada por el comodoro del aire, el coronel y comandante de la Fuerza Aérea de Chile Marmaduque Grove Vallejo. Fundador del Partido Socialista de Chile. Dando inicio a la República Socialista de Chile.
Famoso es el discurso que este gran militar dice como respuesta al general Saez, un delegado del gobierno depuesto… donde dice: “ESTÁ JUNTO A NOSOTROS, LA OPINIÓN DEL PAÍS ENTERO, DE ESA ENORME MASA DE CIUDADANOS QUE NO TIENEN TECHO PARA CUBRIRSE, ROPA PARA ABRIGARSE, Y UN PEDAZO DE PAN PARA LLEVARSE A LA BOCA…”.
La República Socialista de 1932, logró solo mantenerse 12 días en el poder, el amanecer del 17 de junio de ese año, los principales jefes revolucionarios fueron depuestos, detenidos y relegados a la Isla de Pascua. La oligarquía terrateniente, se había sentido amedrentada y le provocaba terror la imagen de ver a soldados y obreros codo a codo luchando por una sociedad más justa. Sin duda el glorioso ejemplo de la Revolución Rusa, los Soviet de obreros y militares, las banderas rojas, el proletariado dirigiendo sus destinos, el partido bolchevique dirigido por Lenin y la victoria de la clase trabajadora sobre la oligarquía, fue un elemento que motivó el terror de los terratenientes, la iglesia católica reaccionaria y conservadora, las fuerzas armadas serviles a la clase dominante y el apoyo del imperialismo yanqui, fueron los factores hegemónicos que lograron hacer caer el sueño de un Chile socialista en sus inicios. Siempre el imperialismo yanqui con su política de la Doctrina Monroe, de 1823, en el concepto de “América para los americanos”, pero para los norteamericanos.
Si analizamos las circunstancias que generaron el escenario para que en Chile se pudiese dar este suceso histórico, encontraremos que fueron los efectos directos de la crisis recesiva mundial generada por la banca norteamericana de especuladores capitalistas, que produjo que las salitreras chilenas se cerraran definitivamente originando un emigración de cientos de miles de ex pampinos hacia las grandes urbes, estos hombres acostumbrados a la lucha dura y a la organización de la clase trabajadora en el rigor de la persecución, la clandestinidad y la fuerza, fuesen la base de una nueva clase de proletariado, el que lucha desde la base de la organización. Recordemos que la creación de las Mancomunales obreras se vio fortalecida por esta savia nueva, la que ya en 1904, fue capaz de realizar una gran Convención con más de 15 organizaciones y representando a más de 20.000 trabajadores.
El filósofo Aristóteles dice en el libro “La Política”… “La miseria es la que engendra todos los males de una sociedad”, personalmente agregaría a este pensamiento: “es también la que hermana a la Clase Proletaria y genera en ella el deseo de luchar por una sociedad diferente”. Las demandas pendientes en la sociedad chilena por modernización del estado, por reformas profundas, por cambios en las perspectivas sociales, por una estructuración más moderna y más justa, las gigantescas demandas laborales, fueron también bandera de lucha para una burguesía que se sentía postergada en un país profundamente conservador con gobierno de terratenientes inoperantes e indolentes. Si bien es cierto este sueño sucumbe frente a la reacción oligárquica, fue un paso adelante en la lucha revolucionaria; fue una clara señal a la historia, de que es posible la unidad de todo el pueblo, el pueblo civil y proletario y el pueblo uniformado para construir un Chile Socialista, un Chile de todos.
No podemos omitir, como antecedente de la unidad Pueblo y Fuerzas Armadas, el Alzamiento de la Armada de 1931, conocido como “La Revolución de la Escuadra”, que fuese aplastada por la acción del ejército, la fuerza aérea y la mano norteamericana, hechos reconocidos por el historiador naval Carlos López Urrutia, en el libro Historia de la Marina de Chile. También es un factor generador de estos gloriosos acontecimientos, el alto nivel de conciencia que llegó a presentar el movimiento obrero, organizado en la FOCH, la Federación Obrera de Chile y la labor de toma de conciencia realizada por el Gran Líder y Maestro de los trabajadores y trabajadoras de Chile Luis Emilio Recabarren.
En respuesta a quienes desde algunos textos de historia, quieren dar a entender que este proceso revolucionario fue una aventura ultrista e irresponsable que solo expuso a la Clase Trabajadora a una violenta reacción represiva de parte de la clase dominante y sus lacayos uniformados, quisiera decir que fue una bofetada en la cara del capitalismo retrógrado, depredador e inoperante, que a todas luces demostraba su incapacidad de hacer surgir en Chile tecnología y bienestar para todo el pueblo. Este hecho fue la consecuencia de la Toma de Conciencia Patriótica y Nacional de un Pueblo que gradualmente pero en forma constantemente acelerada, luchaba por cambiar los pilares de la injusticia, la miseria y la explotación, por los del progreso y el futuro, en base a la Unidad de Clase.
Mis agradecimientos a los compañeros Patricio Masón, autor del libro “El Movimiento Obrero Chileno y la República Socialista de 1932”. A Manuel Dinamarca, autor del libro “El Programa Sindical de los Socialistas Chilenos” y a mi gran amigo el Ingeniero en Minas Mario Vera Valenzuela (Q.E.P.D) por los textos que me regalara mientras todavía luchábamos en clandestinidad.
Muchas Gracias.
[Imagen: Marcha en apoyo de la República Socialista, frente al Palacio de La Moneda].
Profesor de Mecánica Automotriz en Enseñanza Media Técnico-Profesional. Vive en Ciudad Satélite, comuna de Maipú.
Patricio Mason dice
De nada!
Saludos,
Patricio Mason