Por Hernán Calderón Ruiz, Constructor Civil, Presidente de Conadecus
El precio de la bencina alcanza el precio más alto de los últimos años, hay ciudades donde se superan los $1.000 por litro, y es que los combustibles llevan 30 semanas de alzas sostenidas. A pesar de que existe un fondo de estabilización de las tarifas, pero pareciera que no tiene fondo, ya que el alza es imparable, solo algunas autoridades han propuesto medidas para controlarlo, pero sin mucha convicción.
Los ciudadanos protestan y reclaman con justa razón, han sido engañados por cada gobierno de turno, ya que al instaurar el impuesto específico, que tuvo un origen transitorio y sus recursos eran para reconstruir los efectos del terremoto de 1985, este aporte lo entregaron solidariamente todos los chilenos que consumen bencina, pero los ministros de Hacienda –de todos los gobiernos- han defendido con “dientes y muelas” la mantención de este impuesto en permanente, que hoy está destinado para otros fines muy distintos para el cual fue originado.
Durante años se ha instaurado una eterna discusión si rebajar o eliminar este “impuesto específico”, que impacta en un 42% en el precio final del litro de bencina, sin embargo ninguna iniciativa ha logrado doblarles la mano a los ministros de Hacienda.
La discriminación y falta de equidad
El petróleo es el combustible más usado por el transporte y la industria tiene un impuesto específico bastante menor que el impuesto a la bencina. El impuesto específico al petróleo impacta en aproximadamente en 15% en su precio final, lo cual produce una discriminación injusta, además el transporte utiliza este combustible mayoritariamente y además puede rebajar el IVA, pero además el sector industrial, aviación, generación eléctrica y otros rubros están exentos de cancelar impuesto específico de los combustibles. Es decir, hay chilenos de primera y segunda categoría además de una falta de equidad tributaria inaceptable.
Estas alzas de los combustibles también impactan a la parafina, que si bien no tiene impuesto específico, es la energía básica utilizada mayoritariamente para calefacción en las viviendas en sectores medios y vulnerables.
El gas de cilindro también ha tenido un alza desorbitante, en las grandes ciudades el precio ya supera los $ 20.000 pesos el cilindro de 15 KL, y en zonas más lejanas como en Chiloé supera los $30.000. Este combustible es de vital importancia en los hogares para cocinar, el calefón y también para la calefacción, el gas de los cilindros es gas de petróleo, este se produce en la terminal de GASMAR, empresa propietaria de la principal planta gasificadora de gas de petróleo GLP.
La industria de la energía en Chile, según estudios internacionales, es la más concentrada del mundo, adolece de competencia y está integrada vertical y horizontalmente, en un fallo definitivo recientemente la Corte Suprema ante una consulta de Conadecus ante el TDLC, los condenó a realizar una desinversión y se vieron obligados a vender GASMAR y además se les aplicó otras medidas correctivas.
Asimismo, me parece que es necesario tomar medidas correctivas sobre el impuesto específico a los combustibles, según estimaciones se recaudan U$3.000 anuales. En segundo lugar se deben tomar medidas para imprimirle competencia al mercado de los combustibles y el gas, en ambos casos la posición dominante la tienen tres empresas y todas están relacionadas en directorios y propiedad.
Por último, también es necesario revisar el rol de la ENAP, quien actúa como refinador y distribuidor mayorista de los combustibles. Es tarea urgente que el parlamento, gobierno y candidatos Presidenciales den a conocer medidas para la transparencia de los mercados y sus propuestas ANTIABUSOS.
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Hernán Calderón Ruiz, es Constructor Civil y actualmente Presidente de la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (CONADECUS, 2020)