Para hablar de esta generación, es preciso remontarse a los emblemáticos años 80, década que se caracterizó por la explosión de los movimientos sociales y donde renace el ejercicio del liderazgo y el pensamiento político. Época en que despertaron los tercios de antaño y comenzó una nueva estrategia de alianzas, en el esperado camino a la democracia.
El Gobierno Militar deja a su paso una Ley binominal, la inamovilidad de los puestos públicos, los senadores designados en fin, una serie de amarres. Ahí se encuentra presente esta generación en el frente lucha para dar paso al cambio, cansada de la falta de oportunidades, del patear piedras y la violación a los derechos humanos, principales emblemas para el cambio del sistema gobernante.
En el actuar de la época se apoderan de los movimientos estudiantiles, las organizaciones sociales, sindicatos, etc. Los líderes estudiantiles pregonan libertad de opinión, derechos ciudadanos, ¡¡¡pero claro!!!! en el futuro serían los grandes articuladores y conductores de nuestro país, llego la década de los 90 y con ella el retorno a la esperada Democracia ¿y qué paso entonces?, los grandes señores de antaño dijeron que este es un proceso de transición y ustedes jóvenes deben esperar, parten las primeras elecciones parlamentarias, municipales y ustedes jóvenes deben esperar y como dice Tito Fernández el Temucano “así se nos pasó el tiempo casi sin darnos ni cuenta”
Al pasar el tiempo cuando ya no se es tan joven y se comienza una etapa de la vida, en que hay una consolidación como profesional, y de una familia, al ver el escenario desde afuera surge la pregunta ¿qué pasó con los que se quedaron a esperar?, tristemente se aprecia que parte de una generación se convirtió en funcionario sin mayores expectativas, algunos sobreviven como concejales, o como alcaldes, y otros siguen en la periferia política, tratando de buscar una respuesta en que etapa quedaron estos aires de cambio.
Es importante e imprescindible un cambio generacional, los militantes de partido no pueden olvidar que un partido es, antes que todo, un lugar de deliberación democrática sobre un proyecto de país y sobre los fundamentos ideológicos de éste. Para que un sistema democrático participativo pueda sustituir a la gelatinosa democracia actual es necesario recuperar la importancia o valor de los partidos como componentes del sistema democrático.
El sistema democrático debe ser ejercido como tal, y no tomar la política como un oficio o profesión, sino por el contrario tomarla como un instrumento de servicio público. La política como todo proceso debe ser un ciclo para las personas que toman roles de representación popular, los procesos de participación eleccionaria deben ser acotados y generar los recambios naturales.
Estamos en el momento del recambio generacional, las señales o mensajes populares están claros, la concertación perdió las elecciones pasadas, no por falta de estrategias de campaña sino por falta de renovación y de olvidar los principios en que se fundó o se creó la coalición política; “la diversidad de pensamiento y desarrollar el sistema democrático”, pero “ojo” los liderazgos deben estar respaldados por competencia y no rodearse de oligarquías, amiguismo o bullshit, enfermedades de nuestra cansada Concertación de Partidos por la Democracia.
En este constante análisis de la crítica o autocritica civil, incomoda a los dirigentes políticos que no quieren cambio, pues los provoca a entrar en un debate que en nuestro país está bastante silenciado y que la ciudadanía exige, que es hablar y opinar de la invención de nuevas maneras de hacer política y la actualización del pensar.
Los partidos deben transformarse en esferas públicas, sujetas al escrutinio ciudadano de sus electores y deben comprometerse a ofrecer al país debates de alto nivel acerca de las políticas públicas y del sentido del quehacer político.
Estaremos a la espera de los acontecimientos, no olvidemos que no basta con mejorar el carácter representativo del sistema político y considerar la profundidad que ha alcanzado la crisis, es necesario transitar de una democracia representativa a una democracia participativa.
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Estimado : Renzo ,acertado tus comentarios ,muy bien el diagnostico de nuestra generación talves una generacion perdida nunca se dio espacio
necesario para hacer politica .
estoy esperando alguna columna en que hables del tejido social. Mi modesta
opinion, esta es la clave para habrir caminos en nuestra sociedad y la democracia se ha la fuente que reciba las criticas del hacer diario de la comunidad donde estarian los futuros politicos de bien .
gracias ;Francisco