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La Espiritualidad Humana… ¿Es resultado de factores biológicos, de factores sublimes o una combinación de ambos…?

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Tiempo de lectura: 7 minutos
Óscar Arnulfo Romero (pastel) | J. Puig Reixach

La especie humana es la única al parecer que tiene inquietud por determinar sus orígenes y su propósito sobre este planeta.

La ciencia busca respuestas a interrogantes que surgen de la inquietud de nuestro raciocinio y dan lugar al surgimiento de diversas hipótesis.

Para algunos, es la energía vital eterna divisible pero única y unida a, que nace, que transforma, que es eterna, una forma al estilo de la ley de Lavoisiere.
Para otros, somos productos de la acción de un Creador, un ser superior, un ser eterno y todopoderoso. Que nos creó con un fin y objetivo determinado; el darnos una oportunidad de actuar de una forma determinada para ser merecedores de una vida eterna futura mas allá de la muerte.

Sin embargo hasta los teólogos mas creyentes, han intentado dar fundamentos con base muy lógica, casi al estilo de Descartes, como es el caso del gran teólogo católico, creador del pensamiento escolástico y admirador de Aristóteles, el sacerdote Tomás de Aquino, el que al escribir su famoso tratado acerca de la creación, conocido “La Summa Teológica”, intenta establecer una razón lógica y muy pragmática acerca del porqué existe un creador; las llama las Vías y son; La vía del motor inmóvil; La vía de las causas eficientes; La vía de los seres contingentes; La vía de los grados de perfeccionamiento y La vía del orden del mundo. Todas destinadas a fundamentar con base racional, la existencia de un creador. Sin duda, se puede ver en este texto, la esencia del pensamiento que hace famoso a Tomas de Aquino… “Comprender para creer”.

Hoy día la ciencia, intenta buscar las respuestas a la espiritualidad de las personas, ya no tanto en causas externas, sino que también dentro de nuestra propia biología y se encuentra con resultados sorprendentes. El año 2004, el genetista norteamericano Dean Hamer, miembro del Instituto Nacional del Cáncer de EEUU, publicó un libro titulado “EL GEN DE DIOS”, donde plantea la existencia de un gen, clasificado como VMAT 2, que predispone a las personas a lo espiritual. Algo que ya otro investigador científico, el Dr. Joseph Giovannoli, había planteado como probable en su libro “La Biología de la Creencia”.

Este gen estaría ligado a las funciones de los neurotransmisores, sustancias capaces de provocar la transmisión de impulsos nerviosos y la energía bioquímica, que ocurre en los procesos de sinapsis o comunicación interneuronal.
La antropología, la arqueología, ni ninguna ciencia, pueden establecer fehacientemente, cuándo se inician las primeras manifestaciones tales que pudiésemos considerar religiosas. Algunos las atribuyen a los más evolucionados homínidos, los homo erectus, los que con un cerebro mas evolucionado, buscaban respuestas a los fenómenos que veían y que no se podían explicar, el rayo, el trueno, la erupción volcánica, el terremoto, la noche, el día y generaban desde su interior una religiosidad nativa y casi biológica, respondiendo a la acción de este gen. Las pinturas rupestres son una muestra plástica observable de estos actos primitivos de nuestra especie.

Y la genética sigue entregando respuestas que más nos generan interrogantes, la científica genetista Katherine Pollard, descubre el año 2006, mediante el estudio de los chimpancés, que el gen que nos permite tener inteligencia al nivel de nuestra especie, es uno que denominó como HAR 1 y que solo existe en las neuronas del cerebro de la especie humana. Este descubrimiento reciente, acerca de la inteligencia humana y las características de la corteza de nuestro encéfalo, viene a reforzar y fundamentar las teorías de orden Panspérmico, acerca de que nuestra especie ha sido creada con algún propósito, por uno o más seres de inteligencia superior o más evolucionada y posiblemente, fuera de nuestro planeta. Una manipulación de tipo genético realizada a algunos homínidos para convertirlo en los actuales humanos, los homo sapiens u hombres pensantes.

Pero la ciencia nos sigue entregando respuestas que nos dejan más que asombrados. El año 2010, un grupo de científicos de la universidad de Oxford, donde se destacó el médico español, Dr. José María Doria, experto en neurocardiología ha logrado establecer que el corazón posee neuronas, al igual que el cerebro, y que serían alrededor de unas 50.000 células de este tipo, lo que le darían la capacidad de tener su propia inteligencia además que se cree que estas neuronas conformarían su propia estructura y un puente de comunicación con el sistema límbico del cerebro. Y que según estos postulados recientes, el corazón sería capaz de tomar decisiones en forma independiente de la acción de la corteza cerebral y su comunicación con las áreas del lóbulo frontal.
El teólogo católico, Agustín de Hipona sostiene “Todo nuestro trabajo, en esta vida, es cuidar el ojo del corazón, mediante el cual se ve a Dios”.

El corazón estaría conectado a otro nivel del conocimiento, al área intuitiva. Sería el corazón, el punto de encuentro entre lo biológico y lo metafísico. Este descubrimiento científico viene a reforzar los postulados del sicólogo estadounidense Daniel Goleman, en su libro “La Inteligencia Emocional”.

Entonces, ¿será una acción de base neurobiológica el amor y el sacrificio por la humanidad? Al estudiar la clasificación de las diversas necesidades de la especie humana, y ver la taxonomía que hace el sicólogo norteamericano Abraham Maslow, creador de la Psicología Humanista, encontramos que en los niveles más de la materia están las necesidades fisiológicas y de seguridad y en los más elevados de la pirámide, se encuentran los mas sublimes, ligados al aspecto espiritual de nuestra humanidad, y ellos son, los sociales, los de aceptación y en la cumbre, el de autorrealización, una necesidad que gravita en las vocaciones y sentimientos más sublimes de nuestra esencia intangible.

Como la vocación de servicio, la profesional, la altruista, la religiosa, etc. Siempre me he preguntado, ¿esto es lo que mueve a una mujer dejar todo de lado, a negarse así misma y entregar su vida entera a la protección y al brindar alivio al sufrimiento de cientos de miles en la India, como el caso de la Madre Sor Teresa de Calcuta? O: ¿Esta será la base biológica que mueve a un hombre a defender a los pobladores del Santiago bajo la Dictadura, arriesgando su propia vida, en un absoluta convicción que está protegiendo al Cristo que sufre… como fue la vida del padre francés, el cura de la Población La Victoria, Padre Pierre Dubois?

O a un hombre dedicar su vida a dar amparo a los que viven en las calles de nuestra capital, donde hoy en día siguen viviendo alrededor de unos 12.000 compatriotas como fue el Padre Alberto Hurtado? Y qué podemos decir de quien le entrega un listado de las atrocidades cometidas contra su pueblo, homicidios, violaciones, torturas, desapariciones y otros graves atropellos a los derechos humanos en su país, El Salvador, al sumo pontífice el Papa Juan Pablo Segundo, diciéndole que el debe interceder para terminar con estas brutalidades, sabiendo que esto se convertía en su sentencia de muerte que ocurrirá poco tiempo después mientras oficiaba una misa en la capital San Salvador, me refiero al valiente cura, a Monseñor Arnulfo Romero, asesinado por un par de pistoleros fascistas el 24 de Marzo de 1980.

Podría estar mucho rato nombrando casos, hombres y mujeres que en la convicción de espíritu y de conciencia han defendido y siguen defendiendo a sus semejantes, con la fuerte creencia que cumplen con el mandato de un Dios Creador. Algunos de ellos dieron su vida por este acto supremo de fe.

Las teorías evolucionistas, en su momento dieron pie a dudar de la existencia de un proceso creativo con una razón determinada. En realidad decir que Charles Darwin, fue ateo es un poco desconocer lo que este científico, observador de los procesos naturales intentó demostrar en base a sus registros producto de sus observaciones de la naturaleza; si leemos el libro “El Origen de las Especies”, publicado por Darwin en 1859, podremos leer, que si bien determina un proceso evolutivo, continuo, al momento de explicar el origen de la primera forma de vida, lo que podríamos considerar un organismo unicelular, como la Euglena, el Proteo Verde u otra forma similar, dice literalmente: “Para el cruce y la combinación de elementos, tiempos y proporciones, que generen la primera forma de vida, solo puedo atribuirlo a una acción de la divinidad…”.

Tenemos 23 pares de cromosomas en cada célula, o sea 46 cromosomas en cada célula. La ciencia ha determinado que para que se cree un solo cromosoma por el azar la ley de las probabilidades nos indica que es de 1 contra 9.000.000.000.000. ¿Entonces será posible que esta conformación celular de nuestro cuerpo sea solo una cantidad astronómica de probabilidades que se dieron y combinaron…? Si solo consideramos nuestro cerebro, en su Neo Cortex o Corteza cerebral, en volumen y capacidad, muy superior a los del primate más evolucionado y la principal región responsable de la inteligencia, posee en un ser humano adulto alrededor de 33.000.000.000 de células neuronas o sea solo en esta región del cerebro tenemos ya 1.419.000.000.000.000 cromosomas.

La neurología estima que una sola neurona, es más compleja que toda la red telefónica mundial. Nuestro cerebro nos permite llegar a procesar en momentos de extrema urgencia, la cantidad de 100.000.000 de datos en un segundo, ninguna computadora conocida puede esta función con esta velocidad.

Nuestro cerebro es aún un conjunto de interrogantes, en el libro “El Cerebro y la Mente” publicado en 1980, el doctor francés, Gordon Rattray Taylor, nos dice que no existe total y absoluta seguridad, de que la mente sea solo la acción de las funciones interneuronales, y que bien puede existir funciones que todavía no conocemos o que la mente es un resultado de una presencia más sublime que lo puramente biológico.

Al ser consultado el científico físico, creador de la Teoría de la relatividad, Albert Einstein, por el periódico estadounidense Herald Times acerca de si el creía en la existencia de un creador, el responde: ”La ciencia es humana y tiene un límite, más allá de ese límite está Dios, porque en cada puerta que la ciencia abre, descubre la maravilla de la existencia de un Creador”.

No pretendo imponer ningún punto de vista en especial, creo que tenemos una existencia física terrenal y una de tipo sublime o espiritual. Muy poco sabemos de la existencia, recién el 2005, desciframos nuestra propia red genética y muchas puertas se comienzan a abrir para ver la maravilla de un proceso creacionista permanente, a mi entender con un objetivo y esto no tiene nada que ver con las religiones, que las considero estructuras que persiguen poder y dominio en base la fe de las personas y sostenidas por dogmas y axiomas que no acepto. Separo por completo, fe y espiritualidad algo que nace desde el interior del nuestra base emocional y al parecer biológica de religiones y creencias impuestas.

Creo mucho en una frase del gran científico el primero en demostrar que las leyes físicas que rigen nuestro planeta rigen en todo el universo, Isaac Newton… ”Es una locura creer en todo lo conocido y es sensatez estudiar siempre”.

Muchas Gracias.

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