“Si la centro izquierda no logra llegar a acuerdos, le allanamos el camino a la derecha para que triunfe en las próximas elecciones, tal cual ocurrió en octubre pasado en Maipú”, escribe David Blanco, de cara a noviembre.
Las elecciones primarias del domingo recién pasado nos dejaron varias enseñanzas:
En primer lugar, que las encuestas se equivocan. La mayor evidencia de esto fue que las últimas encuestas señalaban a Beatríz Sánchez como una candidata muy competitiva, superando a gran parte del resto de los candidatos a la Presidencia. Sin embargo, vimos que tanto Sebastián Piñera como Manuel José Ossandon la sobrepasaron ampliamente en votación. Es más, Beatríz Sánchez prácticamente empató con el candidato Felipe Kast, el más débil de la derecha, electoralmente hablando, con una diferencia de apenas 3.000 votos.
En ese sentido, es fundamental señalar la equivocación de todos aquellos que hacen política basándose en las encuestas. La candidata Beatriz Sánchez señalaba en los medios de comunicación que estaba “a 4 puntos de pasar a segunda vuelta”. Y la mejor encuesta, la elección propiamente tal, reveló que el Frente Amplio sólo logró convocar a 327.613 personas, de las cuales solamente 221.348 votaron por Beatríz. En cambio, la derecha logró convocar a 1.417.613 votantes.
O, para ponerlo en otro modo, el candidato Ossandón por sí solo logró más votos que Beatríz Sánchez y Alberto Mayol juntos.
Otra enseñanza de estas primarias es que la ciudadanía sí quiere participar. Aun ante la complejidad del contexto en que se desarrolló esta elección; final de la Copa Confederaciones, desconfianza hacia la política, liviandad de los candidatos, etc., participaron más de 1.800.000 personas. Aunque este número está bastante lejos de los 3 millones de personas que votaron en las primarias de 2013, este es un muy buen augurio para las elecciones presidenciales del mes de noviembre, ya que a esta participación se sumaría la participación la Democracia Cristiana, el Partido Progresista, la Nueva Mayoría, más todos los independientes. A la gente le interesa el futuro del país, esta es una muy buena noticia.
Piñera y el Frente Amplio
El gran ganador de esta elección fue el ex Presidente Sebastián Piñera. Su candidatura por sí sola logró igualar la votación sumada obtenida por los candidatos de derecha en las primarias de 2013 (Allamand y Longueira). Si bien no consiguió alcanzar la meta autoimpuesta de 1 millón de votos en esta elección, estuvo bastante cerca.
El Frente Amplio, en cambio, estuvo lejos de poder lograr el proclamado objetivo de los 500.000 votos. Si bien no existen parámetros para medir su votación, uno puede deducir, entre otras
cosas, que lograron posicionarse como un actor relevante en la política nacional, pero que solos no tienen ninguna posibilidad de llegar a la Presidencia de la República.
En nuestra realidad local de Maipú no hubo sorpresas. Si comparamos los votos de la elección municipal de 2016 con las primarias recién pasadas, la votación es en aproximación la misma:
Cathy Barriga obtuvo 35.343 votos en la elección municipal y en la primaria la derecha logró 34.484 votos. Esto demuestra que en nuestra comuna la derecha mantuvo su votación en este tiempo, lo que avizora una gran votación favorable a dicho sector en noviembre, tanto en las parlamentarias como en la presidencial.
Por otro lado, Claudia Mix llegó a los 11.103 votos en la elección municipal y en la primaria el Frente Amplio consiguió 11.523 votos. Esto indica que el Frente Amplio mantiene el techo de votos alcanzados por Mix, lo que eventualmente no le alcanzaría para tener una votación significativa en noviembre, ni en la presidencial ni en la parlamentaria.
La centro izquierda puede vencer
Aunque muchos de los análisis políticos vaticinan un triunfo de Sebastián Piñera y de la derecha en las elecciones de noviembre, esto no tiene por que ser necesariamente así. En las primarias se midió sólo a la derecha y a una pequeña parte de la izquierda. La verdadera campaña presidencial comienza ahora.
Los progresistas no tememos, electoralmente hablando, a Sebastián Piñera. No nos asusta la confrontación de ideas, ni los debates, ni el salir a la calle a discutir nuestras propuestas.
Pero lo que sí nos preocupa es el infantilismo y la miopía política. El diagnóstico sigue siendo el mismo; si la centro izquierda no logra llegar a acuerdos, le allanamos el camino a la derecha para que triunfe en las próximas elecciones, tal cual ocurrió en octubre pasado en Maipú. Si no logramos acuerdos parlamentarios, ni acuerdos de gobernabilidad en segunda vuelta, pueden perderse las reformas por las que tanto hemos luchado.
Tanto Marco Enriquez-Ominami, como el Partido Progresista, estamos disponibles para la unidad de la centro izquierda. Ahora esperaremos la voluntad del Frente Amplio, de la Nueva Mayoría y de la Democracia Cristiana. Es en este preciso momento histórico donde están en juego las causas y las reformas que Chile necesita y se merece, y será la misma historia la que juzgue la responsabilidad, la voluntad política o el egoísmo de todos los actores.
Solos llegamos más rápido, pero juntos llegamos más lejos.
Coordinador de Asamblea Constituyente del PRO, ex coordinador nacional de MarcaAC, activista por el derecho a la vivienda. Vecino de siempre de Maipú y coordinador comunal del Partido Progresista.
juan dice
muchos votamos por osandon solo para restarle votos a piñera.
Francisco G dice
La elección de noviembre es la que vale, y su jefe MEO dará la hora nuevamente, lo mas probable es que haya segunda vuelta entre Piñera y algún NN ( Guiller o Sanchez) depende de que tan bien vendan sus propuestas. Ahora lo mas molesto es asociar a un nombre o lado que hay que evitar que gane, y no mostrar propuestas creíbles y que se puedan cumplir para el país. Así parece que a los partidos les importa un rábano la gente sino que solamente imponer sus ideas.
victor dice
Ganarle a Piñera no es un capricho. Es ganarle a la colusión, al uso de información privilegiada, es vencer las inequidades, es derrotar la relación sodomita entre política y dinero.. varios de sus ministros terminaron formalizados, su ley de pesca es un emblema de la corrupción y de leyes hechas a la medida de intereses particulares. Es dejar en el pasado a un tipo turbio en los negocios, sin escrúpulos, sin techo ético.