La familia se aprontaba a dormir, el jueves pasado, cuando sintieron un estruendo.
Todos supieron de qué se trataba, así que salieron a constatar daños.
Su casa ha sido chocada tres veces en el último mes y medio, y tres más en el último año y medio.
Tiene un almacén, al que nadie va a comprar. Al niño le han prohibido pisar el antejardín.
Ha habido más accidentes, que no han terminado con un auto incrustado en la reja, como ahora. Y no es solo esa casa, las casas contiguas también se han visto afectadas.
Justo allí, en la intersección con Ignacio García Silva, termina una curva de la Avenida Cuatro Poniente, que nace en San Hugo.
Una curva que urge intervenir. Para que esa familia pueda vivir tranquila, para evitarles el vuelco del estómago cada vez que oyen un automóvil a gran velocidad, esperando el golpe.
Y, por supuesto, para evitar una tragedia que, a estas alturas, no se ha producido de pura suerte.
Juan Aguilera dice que se ha acercado a la Municipalidad, pero no le asiste la tranquilidad de que se estén preocupando:
—Para nada.
Lo último que hizo fue llenar un formulario para una audiencia con la alcaldesa, pero no le han dado fecha.
Lo que se necesita, según él, es, sí o sí, como medida básica, un lomo de toro.
También, remarcar el paso de cebra, poner barreras, etcétera.
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