Cada día salimos a nuestro trabajo y comenzamos una nueva jornada, tratando de lograr tener un buen día, pero ¿nos detenemos un momento a mirar a nuestro alrededor? ¿Podemos decir que consideramos a nuestros semejantes como un “otro yo”?
IN LAK ECH, ésta es la forma en que un Maya saludaba a otro; significa, “Yo soy Otro Tú”, a lo que el otro Maya le respondía “Hala Ken” que significa “Tú eres Otro Yo”.
Con esta expresión del concepto de unidad, los mayas se hacían parte de un todo con el semejante. Concepción que nos impulsa a repensar, cómo nosotros consideramos a nuestros semejantes.
Cada día salimos a nuestro trabajo y comenzamos una nueva jornada, tratando de lograr tener un buen día, pero ¿nos detenemos un momento a mirar a nuestro alrededor? ¿Podemos decir que consideramos a nuestros semejantes como un “otro yo“?
En nuestra sociedad competitiva, capitalista, mercantilista, intolerante y anti solidaria… ¿Verdaderamente consideramos al semejante… “OTRO YO”?
Sin duda que no es así… Somos indolentes y miramos hacia el lado cuando nuestro otro yo está durmiendo tirado en la calle, cuando está enfermo, cuando está sufriente, cuando está en desgracia.
No somos igual a este pueblo precolombino, que tuvo un desarrollo muy superior en avances de todo tipo, arquitectura, astronomía, conocimiento del ser humano, conocimiento del planeta y de sus fenómenos, basta considerar que el calendario maya, hoy día tan citado por una fecha temida, es más perfecto que cualquiera que la sociedad europea hubiese hecho.
Como aprendemos magníficamente de los pueblos y culturas que nos antecedieron, en la cultura africana “Xhosa” existe una palabra que encierra y engloba un concepto único que no existe en nuestra lengua, es la palabra UBUNTU, esta palabra-concepto, significa “CÓMO UNO DE NOSOTROS PODRÍA ESTAR FELIZ SI TODOS LOS DEMÁS ESTÁN TRISTES”.
¿Creen ustedes que en nuestra sociedad consumista y hedonista, sería posible aplicar este término?… Sin duda que no.
Este mundo que hemos creado es producto de nuestros propios pensamientos, como bien dice el científico Albert Einstein, y para superar los defectos que tiene, será necesario el cambiar nuestra forma de pensar.
Creo que todavía es tiempo, todavía podemos corregir rumbos, todavía estamos a tiempo, todavía podemos salvar a las ballenas de su extinción, de evitar el daño total a nuestra ecología mundial, de parar de contaminar nuestros mares y nuestro aire… De ser una copia de quien nos creó.
Dios ama a esta humanidad y quiere que esta humanidad, que tanto daño se ha causado a sí misma, se detenga en su carrera loca hacia un despeñadero mortal.
Dios, quiere que busquemos la paz, Dios quiere que seamos mejores, todavía es tiempo de romper el paradigma “Hommo Hommini Lupus“, enunciado por el filósofo Plauto (El Hombre Es Lobo Para El Hombre). Amigas y amigos, todavía es tiempo, todavía tenemos planeta y tenemos semejantes: In Lak Ech. Para todos ustedes.
* Profesor de Mecánica Automotriz en Enseñanza Media Técnica-Profesional. Vive en Ciudad Satélite.
Profesor de Mecánica Automotriz en Enseñanza Media Técnico-Profesional. Vive en Ciudad Satélite, comuna de Maipú.
Lectora dice
Agradable artículo, pero qué indignante resulta contrastarlo con todo lo que nos han enseñado desde niños acerca de cómo funciona el mundo: tenemos que ser más que los otros, que no son nuestros iguales, sino nuestra competencia.
Alvaro Benvenutto dice
La sociedad es lo que construimos como un imaginario en base a nuestro conocimiento, condicionado principalmente por lo que nuestros profesores y los medios de comunicación transmiten e inculcan a diario, desde que nacemos. Sin embargo, la voluntad nos permite trascender a esos márgenes y hallar en cada individuo que nos rodea un otro yo. Es posible hallar un semejante en cada ser humano sin necesidad de explicitar ese vínculo ni adjudicarle a un Dios una voluntad jamás enunciada. La humanidad es algo más cercano y verdadero, es lo que somos y hacemos a diario, en nuestra soledad, o en la compañía de nuestros semejantes.
No obstante, resulta valioso manifestar ese deseo, ese anhelo de humanidad en el trato cotidiano. Debiese ser una práctica cotidiana el trato sincero y respetuoso entre todos, así probablemente no habría que mirar hacia el lado, ni esperar que otros empiecen a actuar del modo correcto. La sociedad parte por uno mismo, lo que decide pensar y hacer, cada segundo.
susana dice
Oye, pero todos somos partes importantes de la sociedad y tenemos que abrirnos a la posibilidad de influir en todo para cambiarlo y no quedarnos ensimismados o envueltos en nuestras propias defensas antisociedad