Huertas urbanas de la villa 4 Álamos: Creando sentido comunitario

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“Vamos a hacer un ejercicio de alimentación consciente, y vamos a aprender una nueva receta con productos de la huerta”, dijo Irene Acevedo al grupo de alumnxs que le rodeaba.

Fue el miércoles pasado, durante una jornada de cierre de temporada del taller de huertas urbanas que aquella imparte junto con María Inés Díaz en la sede de la Junta de Vecinos Población 4 Álamos, en Maipú.

La receta era gaspacho andaluz, una sopa fría muy rica que emulé en mi casa (hice demasiada). Sus ingredientes eran tomate, pepino, cebolla, ajo y sal. Casi todos productos obtenidos de las huertas que vecinos y vecinas cultivan hace casi un año.

Hay jardineras dentro de la sede vecinal, que se entregan en mediería a lxs participantes del taller, y también las hay en la plaza Ronald Wood, desde donde cualquier vecinx puede sacar lo que necesite.

Porque el taller tiene un sentido comunitario:

“(…) es una injusticia que no todos tengamos un pedacito de tierra para poder cultivar lo que queremos comer –señaló María Inés Díaz-, que todos tengamos la obligación de tener que ir al supermercado o a la feria a comprar cosas que a veces están muy caras o que no nos van a servir porque están llenas de pesticidas. Entonces esto apela a la justicia –continuó-, a poder ocupar los espacios públicos, que son de todos, de una manera saludable, armónica, y que reúna a la gente”.

“(…) y es –dijo- una forma de aprovechar las áreas verdes, porque las áreas verdes están subvaloradas en uso. La gente solamente las ocupa para pasar por ahí, o para de repente echarse en el pastito… cuando las áreas verdes también pueden permitir otro tipo de uso”.

Vínculos humanos

“Para mí es grandioso –indicó una de las asistentes al taller, Lidia Moraga- porque en primer lugar no estoy encerrada en la casa. Estando aquí me siento más joven, con más energía, tengo buenas amigas. Y le cambia mucho la vida a una, porque está entretenida, al menos yo estoy feliz porque coseché tomates… Eso a mí me llena, me llena de alegría”.

Crear vínculos humanos es uno de los objetivos que las monitoras se plantearon.

“No no gusta el mundo tal como está”, dijo Irene Acevedo:

“En el fondo, todos los que estamos acá estamos tratando de crear un mundo mejor para vivir”.

Ella padece una artritis reumatoide, que hace que a veces le cueste mucho levantarse y moverse, según refirió. Pero el miércoles, que califica de día “casi sagrado”, lo hace con ánimo:

“(…) porque sé que aquí me voy a encontrar con un grupo de personas por el que tengo un profundo afecto. Los quiero mucho, a todos”.

“Además de que encuentro acá una cantidad de mentes dispuestas a escucharme y a aprender de mis conocimientos, y eso es maravilloso”, indicó.

“Para mí este lugar ha sido de mucho aprendizaje. O sea para mí esta es una escuela de vida, porque yo aprendo aquí con todos los presentes”, dijo por su parte María Inés Díaz:

“Me da tanta esperanza de que sí se pueden hacer cosas en comunidad. Me he movido en mi vida de 34 años en un mundo más individualista, entonces eso me ha generado pena, y encontrar este espacio me ayuda a saber que eso sí se puede dar (…)”.

Desafíos y necesidades

El próximo desafío del taller es la realización de un evento de intercambio de semillas, “y convertirnos nosotros en guardianes de semillas”, dijo Irene Acevedo: “es un evento para convocar a muchos hermanos de oficio que están juntando semillas nativas, criollas, no transgénicas, para que podamos seguir sembrando productos de buena calidad”.

En cuanto a las necesidades más urgentes, las monitoras mencionan más jardineras, señalética en la villa con todas las especies que se cultivan, habilitar una pérgola y un banco de semillas”.

Ver comentarios

  • Felicitaciones a Mariá Inés y a Irene, por impulsar estos talleres de huertos urbanos comunitarios y los alumnos y alumnas, que han estado constantamente asisitiendo, desde Abril de 2014 y que solo descansarán 3 semanas, ya que a principios de Marzo, seguirán las clases.

    También se debe destacar el comportamiento de los vecinos y vecinas de la Villa 4 Álamos, que han cuiddado las huertas que están en la plaza Ronald Wood, donde sacan lo que necesitan y no las matas completas.

    Lo que está suceciendo, es l fruto de trabajo de años, para transformar a la Villa 4 Álamos en el primer Ecobarrio de Chile.

  • Excelente entrega de la gente. Muy buen articulo. Es el futuro no dependencia. Tecnologia y desarrollo sustentable.

    Saludos

  • gracias Sergio por tu articulo y estar siempre informando de nuestro trabajo en cuanto a tener una alimentacion sana.
    han salido muchos reportaje en tu medio de prensa, para que la comunidad Maipucina los conosca que queremos una mejor calidad , y una alimentacion saludable y sustentabilidad.

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