La tarde del miércoles 18 de febrero de 2015 falleció Héctor Canales, producto de un cáncer.
Será velado durante todo el día jueves 19 en Volcán Maipo 479, Maipú (referencia: paradero 14 1/2 de Pajaritos).
Héctor Canales Morales fue un actor relevante en la historia política del Maipú de las últimas décadas. Oriundo de Valparaíso –donde será enterrado el viernes 20-, preso político de la dictadura, llegó a la comuna poco antes de la década de los ochenta. Acá empezó a formar parte de los núcleos democratacristianos que buscaban la recuperación democrática.
Con el triunfo del NO dio por acabada su proyección política, dijo en entrevista concedida a La Batalla:
“Pero un día llegaron a mi casa dos jóvenes, eran niños todavía, Freddy Campusano y Abraham Donoso, a pedirme que fuera candidato a Concejal”.
Por la DC, Canales formó parte del primer Concejo Municipal post dictadura (1992 a 1996). En 1997 postuló como independiente a una diputación por el Distrito 20 (resultaron electos Luis Pareto [DC] y Gustavo Alessandri [RN]).
En años posteriores se titularía de abogado, profesión que ejerció libremente durante el último tiempo.
Siempre al tanto de la contingencia local, nacional e internacional, y opinante. Durante 2014 colaboró en la sección “Opinión Ciudadana” de La Batalla.
Del 25 de febrero de aquel año es la siguiente entrevista, que por su carácter sinóptico reproducimos a continuación íntegramente:
Héctor Canales Morales, abogado, ex concejal de Maipú, es un actor relevante en la historia política del Maipú de las últimas décadas. Oriundo de Valparaíso, su relato no comienza acá.
“El día 12 de septiembre del año 1973 a las 8:00 a. m. fui uno de los invitados en el buque escuela Esmeralda”, cuenta. Luego fue trasladado en el mercante Maipo hasta la localidad de Pisagua, como preso político de la dictadura, junto con otros diez colegas de investigaciones aduaneras. Felizmente pudo salir en libertad, eso sí, tras ser “conminado a salir del país…”. Canales hace una pausa en su relato y luego comparte la tristeza de sus pensamientos al recordar que seis de sus compañeros perdieron la vida en las circunstancias mencionadas.
A su llegada a Maipú, poco antes de los ’80, empezó a formar parte de los núcleos demócrata cristianos (sin militar de inmediato). En dichos grupos se reflexionaba y se guiaba la lucha por la recuperación democrática. “Después del plebiscito del ‘88 —dice— comenzaron a pintar todos los liderazgos de los distintos partidos como respuesta al proceso democrático que se avecinaba”.
“En mi caso, mi lucha la había comprometido hasta el triunfo del NO y allí terminaba mi interés sin proyectarse más allá de eso. Pero un día llegaron a mi casa dos jóvenes, eran niños todavía, Freddy Campusano y Abraham Donoso, a pedirme que fuera candidato a Concejal. Me resistí todo lo que pude, pero estos jóvenes adelantados ya me habían inscrito y de ahí para adelante comienza esta historia”.
Del primer Concejo post dictadura menciona los resabios de esta, una derecha que se sentía salvadora de Chile. “Un liderazgo fuerte en la derecha era representado por la entonces concejala Hilda Porras —recuerda—, que a su vez representaba a la Corporación de Industriales de Maipú. Otra voz de la derecha era Roberto Sepúlveda, quien más tarde fue alcalde de Maipú”.
“Sin llegar a ser nunca un líder”, precisa Canales.
¿Y cómo fue la actividad de este primer concejo democrático en Maipú?
“Fue el mejor Concejo que ha tenido la comuna. Quizás porque veníamos muy inspirados en construir comuna y por lo tanto había debate, se pensaba en Maipú, en todas las áreas de su desarrollo: áreas verdes, vialidad, expansión demográfica, salud, educación. Había una autoexigencia de todos en general por prepararse, por aportar con argumentos, por hacer notar los puntos de vista”.
¿Siente que han cambiado los concejos municipales?
“Considero que ahora es un estamento inútil. No fiscaliza, mantiene obediencia al rey. Los alcaldes son reyezuelos que controlan todo el aparato municipal. Entonces el concejo sirve de muy poco, porque además ya no hay debate, cada cual sabe que su voto vale tanto y eso se negocia”.
¿Dónde ve usted la explicación de esto?
“La nueva ley mató la democracia comunal. Antes la ley electoral no diferenciaba alcalde y concejales, y cuando todos compiten por el cargo mayor todos deben prepararse. En cambio ahora en el caso de los concejales muchos van de relleno y en una de esas pensando hasta que salen por arrastre. Eso mató la democracia”.
¿Por qué entonces hay personas interesadas en ser concejales?
“Por las grandes expectativas que se crean, el ego de ser una autoridad municipal. En Chile hay gente a la que le encanta desfilar y pasar rindiéndole honores a la autoridad. En el concejo el ego tiene la misma función de ser autoridad, pero de utilidad cero. No aportan nada”.
Héctor Canales tiene una visión general bastante crítica de la situación de Maipú. “No te preguntan a ti qué quieres hacer en tu barrio —dice—. Las decisiones se toman de arriba. No hay participación, no hay integración de la comunidad. Eso es algo que nunca ocurrió, por eso que la gente comenzó a alejarse de la política. No se han abierto vías que canalicen las perspectivas de cambio”.
“Las gestiones municipales han sido poco eficientes, han sido meros administradores. Poco creativas, faltas de interés. Nos movemos detrás del alcalde esperando que la inversión la haga el gobierno, pero hay poca ocurrencia, poca creatividad para usar los recursos anuales del municipio que están por sobre los 90 mil millones de pesos”.
“Antes —señala— competíamos y teníamos como referencia a la comuna de Providencia. Y es que había comparación, porque el presupuesto era semejante, y veíamos cómo lo hacían ellos y como lo hacíamos nosotros en áreas verdes, sistema vial, inversión en cultura. Si hoy día comparamos la inversión en cultura con Providencia, Maipú invierte más, pero en calidad, ¿cuál es mejor? Ahora nuestra comparación, para ser realista, es más cercana con Puente Alto. Sin desmerecer a sus ciudadanos y sus avances”.
¿Pero usted ve en Maipú algo especial?
“Maipú tiene una particularidad, es una de las pocas comunas en Chile que tiene identidad. Cuando ello existe es posible hacer participar a la comunidad, como también por ejemplo en Valparaíso o en Iquique. Nosotros tenemos patrimonio histórico, y diría que hasta hace algunos años, Maipú era una de las comunas donde la integración social era realmente efectiva, algo siento que se ha perdido”.
“Éramos una de las comunas más participativas en política del distrito hace 20 años atrás. Había un número de jóvenes impresionante, socialistas, del PPD.
“En la DC, nosotros teníamos una súper juventud, con jóvenes de 15 a 22 años. Capital que lamentablemente se perdió, porque los partidos entraron en la vorágine de pelear por el poder y mirarse el ombligo, y los “más experimentados” aseguraron su vigencia y sus intereses tapando a la generación de recambio. Muchos se aburrieron y se fueron para la casa”.
¿Y qué pasa con la participación en política ahora?
“Se acabó la vocación. Todo se transa y se negocia. Llegamos a una sociedad donde todo es vendible. La honestidad está en venta, está en el mercado, la ética se compra. Y en los concejos pasa eso, como en el parlamento, pasa exactamente lo mismo: Aquí está mi voto, qué me ofrece, cómo voy ahí, qué me toca. Esa es la cultura de este último tiempo y es lo que nos tiene en crisis”.
¿Qué responsabilidad le cabe a la Concertación en esto?
“Los gobiernos de la concertación fueron la escuela de cómo hacer cagadas. Las responsabilidades nuestras son mayores. Se pudo hacer mucho más. Un ejemplo: ¿Cómo se explica que los ex presos políticos fueran tomados en cuenta por la concertación después de 15 años? ¿Por qué se demoraron tanto? Simplemente porque no querían avanzar y vino la comisión Valech en tiempos de Lagos y entre otras maravillas se declaró secreta la información por 50 años, porque no quería que se abrieran causas contra los militares que torturaron”.
“Dentro del pesimismo soy optimista si se cambia la Constitución. La Constitución es el gran drama. En la concertación recibimos una casa que estaba hecha pedazos. ¿Y qué hizo en veinte años? Teníamos los cimientos destruidos, y la Concertación le puso puertas, ventanas, adornos. Pero el problema estaba en los pilares y siguieron siendo los mismos. La constitución es la constitución de Pinochet. La Concertación administró lo heredado del régimen de Pinochet”.
“En el año 80 llamamos a votar por el NO en el Caupolicán, y a levantar una nueva Constitución. ¿Y que pasó?: Al otro día de ganar la democracia, se dieron cuenta que la Constitución les servía…”.
Canales reconoce: “Tengo esperanza en los jóvenes de la movilizaciones. Ellos nacen como líderes en el debate, con honestidad y claridad en sus intenciones, lo que me parece espectacular”, porque los liderazgos políticos nacen en los debates.
“La DC es un partido que no es de izquierda ni de derecha, ni de centro. Es el humanismo cristiano en política”, dice Canales cuando se le piden definiciones.
¿En qué posición está el humanismo cristiano con respecto al neoliberalismo?
“Somos enemigos de eso. El capitalismo esclaviza con el consumo y te maneja a través del consumo. Tú pasas a ser esclavo del sistema, y a vivir endeudado, porque el sistema te lo exige además. En comunismo tú produces para el Estado. Somos enemigos de las dos facciones”.
Dentro de la DC, Héctor Canales se inscribe en una posición que llama “Progresismo bacheletista”.
“En el progresismo bacheletista encontramos a Jorge Pizarro, Ximena Rincón, Laura albornoz, Aldo Cornejo, Yasna Provoste, Mariano Ruiz Ezquide. Nosotros estamos por ser vanguardia en los cambios políticos que Michelle Bachelet prometió al país, y estamos por exigir que se cumplan sin claudicaciones. Por otro lado, hay un sector más conservador que esta vinculado con el sistema neoliberal, contrario por ejemplo a la Asamblea Constituyente. Aquí esta Ignacio Walker, Alberto Undurraga, Soledad Alvear, Claudio Orrego, Fuad Chain. Y esa pelea se esta dando hoy, en este momento”.
¿Esa confrontación se da en Maipú?
“No, esas peleas se mueven en círculos nacionales y luego la bases se alinean en torno a esas grandes directrices hasta las elecciones donde deben decidir cuál seguir. No hay claridad de a qué micro se van a subir los DC locales. Vittori tiene una complicación política compleja. Recuérdese que no apoyó a Orrego y tiene una cercanía muy grande con Plaza, de Cerro Navia, y eso en política se paga”.
¿Cuál es su visión de la DC comunal?
“A mí lo que me interesa es que los sectores más activos incentiven a los jóvenes. Reconozco algunos casos, como el electo CORE Freddy Campusano, también el concejal Abraham Donoso. Estoy contento por ellos, visualizo un recambio donde se perfila Renzo Celedón. Debiera aparecer Pedro Lavandero. Roxana Moreno, de una generación posterior que me parece brillante, el mismo Pedro Olea. Si son un equipo y se ponen de acuerdo van a jubilar a todo el resto y ahí está el recambio, para una comuna que necesita de nuevos desafíos”.
Finalmente: Con su experiencia y la distancia del tiempo, ¿cómo evalúa usted los distintos períodos alcaldicios post dictadura, tres de los cuales han sido democratacristianos?
“Herman Silva puso la comuna en una disposición de crecimiento en busca de mejorar la calidad de vida de los maipucinos, quizás sí estuvo “reguleque” en un sentido de austeridad, y se inició un proceso de despilfarro financiero que ha perdurado en el tiempo”.
Con Herman Silva, Canales marca una diferencia dada por la pertenencia de aquel a un sector de la DC muy contrario a la Unidad Popular, “y que si no fue partícipe, actuó por omisión en el golpe de Estado”.
“Lo que se vivió en Chile el año ‘73 es parecido a lo que sucede hoy día en Venezuela. El gobierno es soberbio, el que tiene el poder tiene el deber de manejar la pacificación del país. Pero tiene una oposición que esta recibiendo apoyo de Estados Unidos”. En este sentido, Canales recuerda que “Soledad Alvear apoyaba el golpe de estado contra Chávez”.
“… Roberto Sepúlveda —continúa— fue la regresión máxima. Únicamente estaba preocupado de su proyección personal; Alberto Undurraga también tenía su propia proyección. ¿Cómo se explica que viniera un cabro de Vitacura a Maipú? Hubo pocas cosas rescatables de su gestión, a pesar del metro y el hospital. Él cortó la cinta, pero eran proyectos de antes”.
“Finalmente, a Christian Vittori es difícil evaluarlo. Está recién empezando su gestión, que no ha sido espectacular hasta el momento… No analizo las alcaldías en función de las obras que vienen del gobierno central sino del presupuesto municipal. Qué es lo que se hace con los 94 mi millones de presupuesto. Sigue habiendo despilfarro con los cantantes que vienen a la plaza. Perfectamente la comuna podría tener una innovación en educación, porque tenemos los recursos. Lo mismo con respecto a la situación vial”.
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