En 1986, UKAMAU (que en aimara quiere decir: “Así somos, ¿y qué?”) comenzó a funcionar como asociación de talleres culturales, en la casa que mantiene hasta hoy en la población Santiago de Estación Central.
Doris asistió a los talleres para niños que se impartían allí, en una época -explica- en la que se hacía un tipo de resistencia cultural a Pinochet y la Dictadura que encabezaba.
Durante los noventa Doris comenzó a participar en la autogestión que, con ayuda de los vecinos, da impulso a UKAMAU desde siempre.
“Pero nos dábamos cuenta -recuerda- al volver de las actividades que hacíamos en la plaza, con los niños, que era un grupo bastante reducido el que se quedaba y decíamos: “Chuta, los vecinos no se están sumando…”. Entonces a partir de eso empezamos a hacer un análisis, decir: “¿Qué es lo que necesitamos, entonces?”. “Tenemos que empezar a cambiar y a dar un giro para que de verdad los vecinos copen esta casa nuevamente, como se hizo en los años ochenta””.
“El año dos mil ocho, dos mil nueve, hicimos el diagnóstico. Nos dimos cuenta de que solo en la población Santiago existían más de doscientas cuarenta familias que vivían de allegadas. Se hacía cotidiano ver que dos o cuatro familias, hasta cinco, vivían en una misma casa”.
“Entonces ahí nosotros dijimos: Bueno, qué es lo que vamos a hacer… Algunos de nosotros tuvimos acceso a la educación, a la educación superior, y como manera de devolver la mano vamos a estudiar cómo funciona la política de vivienda en este país. Porque a esas alturas no teníamos idea de cómo lo íbamos a hacer y qué es lo que teníamos que hacer”.
“Lo primero que hicimos fue llamar a una reunión, al grupo de personas más cercano a nosotros, que eran los vecinos que siempre nos ayudaban en las cenas que hacemos para mantener la casa, para pagar las cuentas… Habíamos siete personas”.
“Entonces los invitamos a crear este proyecto, que era un proyecto de vivienda; donde íbamos a aprender, donde íbamos a partir de cero todos, porque nadie sabía. Nos dicen: “Sí, bueno ya…”; “yo voy a invitar a la vecina tanto, a la otra…”; “yo conozco gente…”.
A la primera reunión del comité asistieron treinta personas. A la segunda, cien. A la tercera, doscientas.
“Empezamos a buscar un terreno. Agarramos el plano de Santiago y dijimos: “Bueno, ¿dónde hay terrenos que estén ociosos, donde se puedan construir nuestras viviendas?”. Empezamos a mirar en el plano de Estación Central específicamente y encontramos un terreno que estaba bastante céntrico y que no estaba siendo bien ocupado, que es el terreno de la Maestranza San Eugenio, que está en Subercaseaux con San Alfonso, donde estaba el antiguo estadio de Ferrocarril.
“Mandamos una carta haciéndonos pasar por una inmobiliaria, a la Gerencia de Ferrocarriles del Estado, y nos contesta de muy buena manera. Que van a estudiarlo y a hacernos una propuesta de venta”. Esto, el año 2011.
“Seguido de eso mandamos la misma carta, solo le cambiamos el nombre de la constructora por el del Movimiento de Pobladores UKAMAU, e inmediatamente nos dijeron que no, que no existía ninguna posibilidad de de venta, que ese terreno no estaba a la venta. Y nosotros dijimos: “Bueno, nos están mintiendo”.
Tras tomarse la Municipalidad de Estación Central, obtuvieron el respaldo del alcalde Rodrigo Delgado. Les tocaba, eso sí, conseguir que la Gerencia de Ferrocarriles les viendiese el terreno.
Pero desde EFE les dijeron que no era posible, “y es verdad -dice Doris-, porque la ley de ferrocarriles les impide vender o ceder terreno directamente. Tienen que licitarlo. Y en la licitación nosotros no podríamos competir con las grandes empresas para comprar un terreno”.
Entonces se tomaron la Estación Central: “Nos pusimos con carteles y no dejamos entrar ni salir a nadie que viniera en el tren”.
“En ese mismo momento llama la Gerencia de Ferrocarriles y nos cita a una reunión para ver el tema del terreno. Y ahí conseguimos que Ferrocarriles nos vendiera un pedazo de terreno para la construcción de nuestros departamentos”.
Ello, a través de la expropiación de dicho pedazo de terreno por parte de SERVIU. Como se supondrá, medió un dilatado trabajo de acercamiento y puesta en común: “Nosotros durante el año pasado tuvimos reuniones con todo el mundo. Levantamos una mesa de trabajo con todos los actores en torno de este proyecto: con la Empresa de Ferrocarriles, con los asesores que mantiene (el asesor que está a cargo de este proyecto es Alfredo Burgos), y con SERVIU, con el MINVU, con el Municipio; incluso con los concejales, con el Concejo Municipal”.
“Nosotros hoy día tenemos los subsidios de la primera etapa de proyecto, que son ciento cincuenta y cuatro familias, que obtuvimos los subsidios ahora en septiembre. Paralelamente a eso se sigue trabajando en la expropiación del terreno, y es eso lo que estamos esperando ahora. Esto debiera ser ahora en noviembre, que el terreno se expropie. Al ser expropiado este terreno queda en manos de SERVIU y después con la plata de los comités se compra el terreno y podemos presentar la plata del subsidio”.
“Yo creo que tiene que ver con una voluntad política que no existe hoy día”, responde Doris de manera segura.
“Por ejemplo, en las cifras, se han entregado una cantidad enorme de subsidios de vivienda en el país. El Presidente sale de manera pomposa y festiva anunciando cuántos subsidios se han entregado, pero los subsidios no son viviendas en la realidad. Y de hecho de los subsidios que se han entregado de manera individual más del cincuenta por ciento se están devolviendo, porque la gente no consigue una vivienda en las condiciones que hoy día se están entregando para la clase media emergente, que es otro decreto que existe de vivienda”.
“Porque hay que endeudarse con los bancos, y las familias que tienen más de 8.500 puntos en la Ficha de Protección Social (FPS) no son sujetos de crédito para los bancos. Entonces el nivel de endeudamiento que tienen las familias ya es demasiado, y las condiciones de las viviendas de las que se piden tampoco se cumplen”.
“O sea, el que una familia tenga que salir a buscar por todo Santiago un lugar donde vivir, sin tener la oportunidad de conocer a sus vecinos; sin tener la oportunidad de elegir quedarse en su comuna de origen, donde están sus redes, donde está su familia. Eso no significa una ganancia para la familia, sino que lo que produce es más segregación, más individualismo, menos participación. Y eso es lo que nosotros queremos combatir”.
Doris refiere las distintas formas que ha adquirido este combate. Y el modo en que la gente, UKAMAU mediante, ha ido definiendo su rol en él:
“Este proceso tiene que ver con el sentirse protagonistas de esta historia. Y decir: “Esto es mío; yo lo he ganado, yo lo he construido”.
“Muchas veces tenían que salir escondidas del marido. A reuniones. Porque les decía: “Nooo, qué vai a ir a huevear pa allá…”.
“Pero hoy día muchos de ellos están acompañando el proceso de este hermoso proyecto que hacemos nosotros de vivienda. Porque más allá de decir: Bueno, es que la liberación femenina… No se trata de eso, sino que se trata de un construir juntos. Se trata de construir juntos. Este es un proceso de todos, de toda la familia, incluso de los hijos. Que tienen que ser parte de esto. Porque en definitiva es la resolución de un problema de la familia. No solo del postulante, como se le llama, o de la persona que va a las reuniones”.
“Muchas veces se malentiende el tema de esta liberación femenina. Con el libertinaje. No tiene que ver con eso, sino que tiene que ver con un proceso de crecimiento que es distinto. O sea la liberación femenina no va de la mano con salir de la casa y contestarle mal al marido, sino que tiene que ver con que aprendemos a respetarnos. A respetar las decisiones del otro. A compartirlas, a discutirlas si es necesario, pero con el respeto que se necesita”.
La transformación anterior es propiciada por los talleres que realiza UKAMAU en la casa. Si bien los de vivienda son centrales, hay una multiplicidad. Así, la batucada “Tambor Rebelde”.
“La marca distintiva que tiene esta batucada es que se construyen los tambores desde cero. Se compran los pernos, se compran los fierros, se compra la madera y se arma el tambor desde el principio. Los chiquillos aprender a armar su tambor, lo aprenden a afinar, lo pintan y luego lo tocan y es ese sentido de pertenencia el que se trabaja muy, muy a fondo”.
Se efectúan también, por ejemplo, talleres de mujeres: “Simplemente nos juntamos y decimos: Bueno, qué problema tenemos como mujeres, en nuestros espacios. Tiene que ver con un espacio de contención. Que muchas veces las mujeres no tienen. Porque en la casa… los hijos, el trabajo… entonces este nos sirve como un espacio de desahogo”.
Además de la contención, y sobre todo, los talleres son una instancia de educación. “Para nosotros -resume Doris- cada asamblea es un taller”. Y se extiende con respecto a un punto notable:
“No le empezamos a decir: “Ya vecinos, ahora vamos a hacer el taller siguiente”, sino que lo tiramos de manera implícita, a costa de que aprendan incluso sin darse cuenta. Porque igual hay una cosa súper extraña con el: “Ya, ahora vamos a hacer un taller”: “Ah no, qué lata…”. Entonces hacemos de cada asamblea un taller. De manera implícita lo manejamos. Por ejemplo estudiamos el decreto en las asambleas, explicamos cómo funciona el decreto” (Decreto Supremo 49, de vivienda).
“Me acuerdo cuando una vecina, en las primeras reuniones dijo: “Ah, pero es que mí no me interesa la política…”.
“Entonces imprimimos el decreto, gigante así… Lo ploteamos. Y en la primera hoja dice: POLÍTICA HABITACIONAL. Entonces les dijimos: “Vecinos, si tenemos que aprender vamos a hacerlo, pero qué es lo que dice acá: Política de vivienda. Entonces no podemos querer no meternos en la política, si vamos a obtener nuestras viviendas a través de la política””.
Huelga decirlo, Doris entiende el resquemor.
“Yo creo que más que la política, los políticos chilenos son los que lo han hecho muy mal. Este bloque dominante que está constituido por la Concertación y la derecha, que ha mantenido el modelo capitalista, de privatización, de segregación, no ha ayudado a que este país surja como debiera ser. Las riquezas naturales que Chile tiene debieran estar en manos del Estado, y de esa manera poder financiar las necesidades básicas para las personas, para los ciudadanos. Y eso no se está haciendo. Y la responsabilidad es de estos políticos que se han mantenido apernados en esos sillones de poder, y nuestro desafío es cambiar eso. Más que cambiar la política es cambiar la forma de hacer política. Para que las personas reales, con aires nuevos, con ideas nuevas, sean los que estén en esos espacios de poder, que sepan de la necesidad que tienen las personas y que solamente que respondan a los partidos políticos, sino que respondan al pueblo, respondan a la ciudadanía”.
Aparte de vocera de UKAMAU, Doris lo es de una organización de pobladores mucho mayor, en la que confluye el Movimiento Nacional por la Reconstrucción Justa, agrupaciones de allegados de toda la Región Metropolitana, la gente de Bajos de Mena, y los deudores habitacionales. En ese contexto ha tenido que verse con políticos bien conocidos por todos.
En el Congreso, dice, los han recibido a regañadientes, “porque ellos no ven una problemática tan importante en la vivienda al parecer… Pero, sobre todo cuando hemos cortado calles, nos llaman muy enojados. Nos dicen que por qué, que no hay necesidad de hacerlo, que tenemos que seguir esperando, que las cosas no funcionan tan rápido como nosotros quisiéramos. Pero no sé cuánto tiempo quieren que esperemos, porque hay familias que llevan quince años, dieciocho años esperando una solución habitacional, y todavía no la tienen”.
“La señora Zalaquett… Ella me pareció muy falta de respeto cuando llegó a la Comisión de Vivienda, donde fuimos invitados, porque llegó y salió de la sala sin pedir permiso. Entró tarde… Como que le habló a otro parlamentario, al oído; se fue y nunca supimos si ella de verdad era parte de esa comisión; qué es lo que ella iba hacer ahí… Entonces siempre se nos está mirando en menos. Eso es lo que a nosotros no nos parece”.
“Esta candidatura surge a partir de la necesidad de estar en los espacios de poder. Para nosotros es necesario que se escuche nuestra voz, nuestras demandas, las problemáticas que tenemos día a día. Y no responder solamente a los empresarios: los ricos y poderosos que hoy día son los únicos que en realidad se les esta tomando en cuenta. A la vecina, al vecino, nosotros sentimos que no se les está tomando en cuenta. Y eso es lo que queremos cambiar”.
“Queremos cambiar la política, queremos recuperar nuestros derechos, queremos recuperar la felicidad de nuestro pueblo, que fue arrebatada durante muchos años”.
“O sea, más que gastar millones de pesos, tiene que ver con las ideas nuevas que traemos, con esta nueva forma de generar espacios de participación, con generar instancias donde la gente pueda asumir que tiene derechos, y que esos derechos no se mendigan sino que se ejercen. Y la prueba de eso está en el Movimiento de Pobladores UKAMAU, en que nosotros a partir de una demanda particular hemos logrado levantar esta necesidad mucho más allá de solo una vivienda: de un proyecto que se ha trabajado de manera conjunta con los vecinos”.
Exdirector del Diario La Batalla de Maipú.
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te das vuelta como quieres, la vez pasada estabas con el Partido Igualdad y ahora con los chantas humanistoides y claude.
CHANTA
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esta galla se hace la del pueblo no mas, biene trae bebidas y dulces pa los cabros chicos , engrupe un rato se saca artas fotos y se va. se desaparece por un tiempo despues manda a otras personas que dicen ser de aca cerca pero nadie los conose y bienen a pedir datos para cualquier cosa ofrecen cosas y no pasa nunca na. Vino segido cuando estubo de candidata no mas. Cuando paso lo del estallido social binieron los mismos que anban con ella a buscar a los angustiaos y cabros jovenes pa puro ir a tirar piedras y seguro les pagaban porq asian fiestas todos los dias.