Entre el arte y la vida: El escultor cinético Theo Jansen estuvo en Maipú

Por Aníbal Fuentes* para La Batalla.

Desde hace 25 años que la costa de Holanda se ha visto poblada por una nueva especie de criaturas errantes que deambulan por la arena. El responsable de que esto suceda es el científico y escultor cinético holandés Theo Jansen, quien participó el pasado sábado 2 de abril en el V Foro Mundial de la Bicicleta que se desarrolla este año en Chile, y que en su segunda jornada tuvo a Maipú como sede. Aquí Jansen dio cuenta de los últimos desarrollos en su trabajo, en donde tuvimos la ocasión de profundizar en su obra.

Fue el año 1990 que la primera de las Strandbeest (bestias de playa) vio la luz, construida con los mismos tubos de pvc color hueso que utiliza hasta el día de hoy. Desde entonces, los diseños de Jansen han generado una multiplicidad de formas y familias de bestias cada vez más complejas, las que ya no sólo caminan gracias al viento, sino que han evolucionado hasta ser capaces de almacenar energía, tomar decisiones simples de acuerdo al ambiente o protegerse en caso de que azote una tormenta. Con esto Jansen ha flexibilizado el concepto de vida, y espera que sus animales sigan viviendo solos cuando él ya no esté aquí para cuidarlos. De momento, las Strandbeest tienen un ciclo de vida anual: son diseñadas en invierno y hacia la primavera ya están construidas y listas para dar su primer paseo por la playa. Durante el verano, Theo Jansen experimenta con ellas y las modifica: es la fuerza de la evolución actuando sobre sus esculturas. Una vez finalizado el verano, los animales son desmontados para que sus piezas sean reutilizadas en futuras obras.

En un comercial de BMW del año 2011, Jansen afirmaba que la muralla entre el Arte y la Ingeniería estaba sólo en nuestras mentes, y aparentemente para él la muralla con la Biología también lo es. Cualquiera que haya visto a estos seres moverse coincidirá en que es prácticamente imposible no sentir empatía hacia ellos y sentirlos en alguna medida como seres vivos, sin embargo Jansen es bastante claro en su relación con las Strandbeest: “la gente piensa que tengo la misma relación con mis animales (de playa) que la que tengo con la gente o mi perro, (pero) es una relación totalmente diferente. Yo no acaricio a mis máquinas. Así que es algo muy mecánico para mí, aunque por supuesto que sueño con estas bestias y soy realmente un fan de las máquinas, de la mecánica y de la estética de la mecánica… realmente me emociona, pero en un modo diferente… Estos especímenes están demasiado lejos de nosotros para realmente amarlos”.

El plan de Jansen parece simple: ayudar a estas bestias a evolucionar de tal manera que en un futuro sean autovalentes. “Tengo 68 años ahora, así que estoy apurado… tengo que concentrarme en la playa para hacer que (mi sueño) suceda”, nos cuenta. Esa concentración implica también que a pesar de las enormes proyecciones de su trabajo en temas como la movilidad a partir de energías renovables no convencionales, Jansen no piensa en su funcionalidad: “Pienso que otra gente puede hacerlo. Y está pasando… de hecho muchos estudiantes que copian mi trabajo encuentran aplicaciones diferentes a las mías”, explica. Y en realidad, basta con una pequeña búsqueda en internet para notar que sus criaturas se han multiplicado por todo el mundo.

Este hecho es para el artista parte fundamental de la estrategia de supervivencia de sus criaturas: “Al principio pensaba que necesitaba darles unas especies de armas en contra de la humanidad, alguna cosa venenosa, y luego me di cuenta que estos animales tienen un arma mucho mejor que la que yo pensé: ellos usan su encanto”. Y es gracias al encanto que las bestias de playa “han infectado a los estudiantes con este virus y entonces ellos se vuelven un poco locos… de la misma manera en que yo estoy un poco loco” –afirma Jansen- “y así ellos comienzan a construirlos”. Como prueba de su éxito, Theo Jansen asegura que en sus 25 años de trabajo sus animales jamás han sido atacados, y espera que en el futuro harán lo mismo, ya que de acuerdo a su plan, dentro de los próximos veinte años sus criaturas podrían ser liberadas definitivamente para deambular solitarias por las playas de Holanda.

Actualmente algunos modelos de las Straandbeest son producidos en impresoras 3D y sus principios –su ADN- se pueden encontrar libremente en internet para ser reproducidos por quien quiera. Llama la atención la relación de Theo Jansen con su trabajo: ambicioso y simple, serio y dedicado, pero al mismo tiempo abierto a los distintos caminos que pueda tomar su desarrollo en la interacción con otra gente. Una de las cosas más llamativas de sus bestias es quizá el hecho de que hacen aparecer aquello que la mayor parte del tiempo es invisible para nosotros los habitantes distraidos: las fuerzas y la energía de la naturaleza. “Veo a la vida como un gran milagro y que tú experiencias ese milagro trabajando en la playa y bajo las nubes, pero creo que también puedes experienciarlo mejor sobre una bicicleta”, afirma Jansen, y agrega, “podemos trabajar en cosas muy técnicas como acumuladores, baterías, marcos eléctricos, y todo este tipo de engranajes, pero pienso que una de las grandes razones por la que lo hacemos es porque tus ojos lo disfrutan”.

Cuando le pregunto por qué es lo más sorprendente que ha aprendido de sus Strandbeest, contesta: “Quizá, mientras hago nuevos animales es como ser dios, porque tú creas un animal… también es como volver en el tiempo… mientras lo hago tengo la ilusión de que entiendo más acerca de la vida, de cómo todo sucedió… Tengo la ilusión de que soy más sabio, ellos me hacen más sabio sobre la evolución, sobre la fuente de la vida”.

*Aníbal Fuentes Palacios es Arquitecto de la Pontificia Universidad Católica, Productor y Agricultor Urbano.