Ya no se trata de contar un colegio, una escuela o liceo más o menos que protesta y demanda mejores condiciones para estudiar en establecimientos educacionales municipales que debieran tener superadas estas dificultades mínimas de funcionamiento.
El día lunes 27 de marzo, la marcha por las calles de Maipú, exigiendo condiciones dignas para estudiar correspondió al Centro Técnico Profesional (CTP) y de igual forma surgía un comunicado de la Escuela de Las Artes, por las mismas razones de abandono e ineficiencia en las malas condiciones en que se encuentran principalmente los servicios higiénicos, duchas, entre otras dependencias de los establecimientos educacionales.
Las demandas planteadas por las comunidades escolares parecen casi un motivo para la instalación de una nueva ideología de las conversaciones en mesas o protocolos, reactivas a demandas planteadas y que en rigor no debieran existir por lo menos por motivos tan básicos o elementales como contar con servicios higiénicos, como corresponde a la tan reconocida dignidad de las personas a las que las autoridades progresistas o de “alta sensibilidad social” que pregonan las autoridades instaladas al frente de la responsabilidad educativa a lo menos en su discurso.
Lo que se llama “ambientes propicios para el desarrollo de los aprendizajes”, parece ser visto como algo del pasado, algo propio de la “vieja política”, ahora es importante tener problemas para abrir mesas de conversación y recién llegar a acuerdos, firmando protocolos que recuerden hacer la pega, lo que contrasta con el discurso del ministro de educación Marco Ávila, asiduo visitante de la comuna y que siempre da cuenta en sus visitas de millonarias inversiones para el mejoramiento de la infraestructura .
Los hechos señalan que la educación no ha tenido prioridad ni es una preocupación importante para la nueva gestión municipal, algo “triste, pero cierto”, para una Corporación Municipal de Educación (Codeduc) que debiera ser especialmente protagonista y activa en la visión de una mejor educación para la atención de una población escolar con altos índices de vulnerabilidad.
Esto en materia de infraestructura mínima, para que decir el estado pendiente de una proyección educativa, pedagógica, creativa, innovadora, con sentido de comuna, allí el haber de la Corporación parece estar radicado en unas cuantas consultorías externas que parecen más bien responder a compromisos y activismos sobre el statu quo, y no transforman el quehacer pedagógico.
La Codeduc podría estar viviendo su último año como tal, antes de su traspaso al Servicio Local Santa Corina, lo que plantea la gran duda sobre si esto representará un mal menor para el destino de la educación de los niños, niñas y jóvenes que estudian en el sistema municipal de Maipú.
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.