Estrella venerada por culturas ancestrales, sinónimo de luz, vida y calor, el Sol del verano pone en jaque nuestros hábitos sociales y de relación con él. De ello depende ser víctimas o beneficiarios de su poder.
Las altas temperaturas registradas en Santiago durante los últimos días, anotando cifras superiores a los 37º C y el pronóstico meteorológico anunciando que los días ultra calurosos continuarán en buena parte del país este verano, pone en alerta a la población.
El llamado es a protegerse de los daños que una exposición descuidada y excesiva puede ocasionar en la salud de las personas: deshidratación, dolores de cabeza, trastornos orgánicos y para los adoradores del sol, amantes del bronceado, los riesgos relacionados con enfermedades a la piel.
Según el historiador francés Pascal Ory, autor de “La Invención del Bronceado”, esta práctica se remonta a fines de 1920 transformándose en una revolución cultural que comienza a generalizarse inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial.
Encontrando su espacio en la promoción de la vida al aire libre, la práctica deportiva y los campamentos de verano.
A ello se suma-en la misma década del 40- el auge de los productos bronceadores y las recetas para prolongar la coloración de la piel, cuya difusión a través de la prensa y revistas de belleza instala la moda de la piel tostada aún vigente, casi un siglo después.
La diferencia es que en nuestros días se dispone de mucha información al alcance de todos y pocos ignorarán lo dañino que puede resultar exponerse a los rayos solares indiscriminadamente, arriesgando incluso desarrollar cáncer a la piel, uno de los tres más comunes en Chile.
En días nublados aun cuando la percepción no es la misma y el astro rey pareciera no golpear con fuerza, reviste igualmente riesgos para la salud, por lo que se recomienda poner atención al índice UV, indicador de la intensidad de radiación ultravioleta proveniente del sol.
Un dato al que hoy es fácil acceder ya que los meteorólogos están permanentemente informando este valor junto con el pronóstico del tiempo.
La escala de medida de la intensidad de la radiación ultravioleta va de 1 a 11+. Según los entendidos, hasta un índice 2 no hay peligro. De 3 a 5, el riesgo es moderado pero suficiente para quemar pieles claras sin protección.
A partir del nivel 6, los riesgos aumentan considerablemente aun estando en el agua o usando quitasol.
Nunca es bastante advertir que una piel bronceada es, ante todo, una piel agredida cuyos efectos negativos perduran horas después de la exposición al sol y que el bronceado que se adquiere, es una reacción de defensa del cuerpo para protegerse del sol, lo que habría que considerar como una advertencia de peligro.
En dosis bajas los rayos solares son beneficiosos, estimulan la producción de vitamina D, una molécula indispensable para la mineralización de los huesos, a exposición de unos diez minutos al día es suficiente para obtener esta vitamina previniendo la osteoporosis. Y no es lo único, siempre tomado en bajas dosis, el sol mejora la circulación y ayuda al bienestar anímico entre otras bondades.
A altas dosis, los UV pueden causar enrojecimiento conocido como el golpe de sol y con el tiempo, diferentes afecciones así como efectos indeseados: arrugas, el aflojamiento y envejecimiento prematuro de la piel, pueden presentarse.
¿Cómo protegernos?
- Beber abundante líquido permanentemente para evitar la deshidratación.
- Evitar salir a la hora pick de calor (entre las 12 y las 17 horas)
- En la calle, buscar el lado de la sombra para desplazarse
- Si se mete al agua, piscina, mar que no sea en las horas de más calor.
- Usar protector solar, aplicarse cada dos horas y después de cada baño, recordando que su uso no es un pretexto para prolongar el tiempo de exposición.
Con todo, hay quienes afirman que la mejor protección sigue siendo la vestimenta apropiada: ropa ligera de colores claros y materiales frescos, usar sombreros grandes que cubran totalmente el rostro y gafas de sol.
Finalmente, poner atención a las manchas y lunares que puedan aparecer en rostro y cuerpo con una oportuna visita al dermatólogo ya que la pesquisa temprana de enfermedades permite tomar medidas, prevenir el progreso de éstas y mejorar las posibilidades de recuperación.
Periodista U. de Chile.
Magister en Educación.
Presidenta Asociación Profesores de Francés de Chile.