La profesora Katherine Alvarado es profesora de Lenguaje del Liceo Nacional de Maipú, lleva trabajando allí cinco años, les hace clases a estudiantes de séptimo básico a segundo medio y prepara a los de cuarto para la PTU —Prueba de Transición Universitaria—.
Asimismo es dirigenta del Colegio de Profesores; tesorera del Comunal Maipú.
Esta doble calidad la autoriza para dilucidar si los profesores de Chile son o no un “caso de estudio” como dijera el ministro de Economía Lucas Palacios en una entrevista concedida a Tele13Radio el 16 de febrero del 2021, en cuanto “buscan todas las formas de no trabajar”:
—¿Usted busca maneras de no trabajar?
—Jamás he rehuido el trabajo, durante toda esta pandemia he tenido que sobrellevar la muerte de mi madre (18 de julio del 2020), los problemas de mis alumnos y sus familias. Es realmente un insulto de estos ministros y políticos que tienen una vida paralela a la de quienes hemos parado la educación en este país. Ellos creen y hablan desde una vida ideal, de privilegios, en donde nada les ha costado… No saben cómo parar la olla, de cómo aprenden los niños en familias disfuncionales, de cómo es vivir en una población en donde la droga y la delincuencia arrebata sueños a vista y paciencia de las autoridades que nunca han querido cambiar este sistema…
—Nuestra labor no ha sido solo de docentes especialistas en alguna materia determinada. Estos políticos no tienen idea de la labor de un profesor o profesora. No son solo conocimientos lo que entregamos… En cada clase, una interactúa con seres humanos, antes de ser alumnos… Son personas que necesitan de un apoyo, necesitan contactarse y saber que ellos son importantes en la vida… Estos seres nefastos creen que ser profesor o profesora es solo transmitir materias, que somos seres mecánicos, que somos como cualquier trabajador que cumple un horario laboral y listo y se terminó la pega. En tiempos de pandemia hemos sido fundamentales en la vida de los alumnos y las alumnas.
Horario
La profesora Katherine accedió a mostrarnos su horario durante el 2020.
Antes de que falleciera su madre se levantaba todos los días a las 6: “tenía que darle sus remedios, prepararle su desayuno (ella era cardiópata severa). Entre las 7 y 8:30 preparaba almuerzo, porque de 9 a 10 comenzaba con las clases on line. Después, de 10:30 a 11:30 la segunda clase.
“A partir de las 12, llamar a la casa de los alumnos, revisar qué alumnos no se habían conectado y llamarlos a la casa para saber las razones de no haber participado. Muchas veces esto me tomaba hasta más allá de las 15…”.
“Entre medio, servía el almuerzo… Paralelamente ayudando a mi hija en sus clases, asistiendo a mi madre que estaba muy mal. Después de almuerzo, cuando lograba llamar o enviar a cada uno de mis apoderados correos, comenzaba a preparar la clase del día siguiente o preparaba el material o las planificaciones solicitadas desde la UTP —Unidad Técnico Pedagógica—. Eso se extendía hasta altas horas de la noche: 2 de la madrugada”.
En muchas ocasiones tuvo que salir a dejar ayuda en mercadería a sus alumnos y sus familias, “incluso le llevamos con mi marido a un alumno una tablet, porque no tenía cómo conectarse a las clases…”.
Luego de la muerte de su madre retomó el trabajo, “que no solo era de clases sino que también labor administrativa: ver y asegurarse de la entrega de canastas de alimentos”.
“Mis alumnos, mis apoderados y mis colegas me dan la fuerza para levantarme y seguir adelante” dice la profesora Katherine: “La muerte de mi madre ha sido el dolor más grande que he tenido. Estoy parándome con la convicción de que muchos al igual que ella me necesitan”.
Concluida su jornada, le gusta leer. En todo caso, apunta, su pasión es su trabajo.
La Maestra era pura. «Los suaves hortelanos»,
Gabriela Mistral
decía, «de este predio, que es predio de Jesús,
han de conservar puros los ojos y las manos,
guardar claros sus óleos, para dar clara luz»
Exdirector del Diario La Batalla de Maipú.