Comenzamos la ruta de la michelada, recorriendo los bares, tugurios, sucuchos y antros de nuestro querido Maipú. Una labor en la que confluirán cervezas, periodismo, conversación y bohemia.
En avenida Pajaritos 1230 se encuentra ubicado el bar Graffiti, que desde comienzos de los noventa viene ofreciendo a sus parroquianos las que presentan como las mejores micheladas de Maipú, de Santiago y de Chile.
Fuimos una noche de invierno a comprobar si la leyenda era cierta…
Nos recibió Francisco Mendoza, antiguo cliente y hoy prácticamente anfitrión del bar. Nos cuenta que desde los 15 años conocía el lugar (hoy tiene 47). Con otro nombre, y con otros dueños, pero con el mismo espíritu que solamente un espacio ubicado en el corazón de Maipú puede ofrecer.
Administrado por Cristian Rivera y su señora, el Graffiti abre sus puertas de lunes a lunes, desde las tres de la tarde. De domingo a jueves, hasta las cuatro de la mañana, y viernes y sábado hasta las cinco.
Era jueves y aun así nos encontramos con bastante público disfrutando de las bondades del Graffiti, nos pusimos a tono de inmediato con unas contundentes cervezas negras como bienvenida, mientras sonaban los Sex Pistols. “Es lo mejor para combatir el frío”, nos dijo Francisco, quien aseguró que el local no cerró sus puertas ni cuando nevaba. Es más, recibió más gente…
Para comer, la especialidad de la casa son las chorrillanas, pero desde hace seis meses integraron a la carta la pizza de la casa, cuya masa y salsa son absolutamente artesanales, hechas especialmente por un maestro pizzero de manera exclusiva para el bar, las que han tenido un éxito rotundo. Están acompañadas por diversas variedades de carne, y por las aceitunas más frescas que se puedan encontrar.
En cuanto al bebestible, tiene lo que al comensal se le ocurra, con destilados en happy hour toda la semana y un vino que viene directamente desde Las Pipas de Einstein, con el cual se fabrica el mítico Borgoña del Graffiti, toda una institución etílica de este terruño.
Dicen que para los grandes eventos deportivos hay que venir al Graffiti, porque para sus dueños, el deporte y la cerveza no son incompatibles. Es más, se potencian. De hecho su dueño, Cristian, es montañista, y cada vez que puede vincula ambas pasiones.
Otra de las características que hacen al Graffiti un lugar absolutamente único dentro de Maipú, es que al menos una vez a la semana ofrece música en vivo. Y no cualquier banda sino que agrupaciones independientes y principalmente locales.
Justo cuando pienso que efectivamente la cerveza negra nos ayudaba a combatir el frío, se nos acerca Francisco y nos amenaza con que ya vienen las micheladas y la pizza.
La michelada
La micheladas y la pizza llegaron cuando sonaba Dio, casi como una premonición respecto a que la cosa se venía ruda. “Entre cinco y ocho minutos en el horno es lo que necesitan las pizzas del Graffiti para sorprender”, es lo que nos dice Francisco.
La base de la michelada es un tercio de jugo de limón exprimido el mismo día, más unas gotas de salsa inglesa y otras cuantas de tabasco, todo matizado con la dosis perfecta de sal, algo de pimienta y cerveza Austral.
“La experiencia nos enseñó las medidas exactas de cada ingrediente, si te pasas con una gota de salsa inglesa por ejemplo, la michelada queda amarga, entonces hay que ser preciso. Aunque el ingrediente principal es el cariño que le ponemos”, nos cuenta Francisco.
No sé si estaba muy ansioso, o si hace mucho rato que no me tomaba una michelada, o quizás era que estaba un poco agripado y necesitaba limón, o quizás todas estas alternativas juntas, pero tras el primer sorbo de la michelada del Graffiti –y mientras seguía sonando el Magica de Dio—, sentí que el invierno solamente era un estado de conciencia.
Recordé las muchas veces que estuve allí mismito escuchando a bandas como los Alawaite, a los Error de Derecho, a Jaime Barrueto o a la Luna Lamilla, también pensé en los Perro Muerto y los Sin Arte que tocan acá este sábado, por otro lado mi –ya a estas alturas– buen amigo Francisco me contaba que ofrecen cerveza artesanal traída directamente desde Valdivia, en sus versiones negra, roja y rubia, yo le escuchaba con atención, orgullo y solemnidad…
Pienso que la ruta está recién comenzando y que sería egoísta no hacerlos parte de todo lo que experimentamos. Es por eso que vamos a estar sorteando luego de nuestras visitas, la michelada insigne de cada lugar por el que pasemos.
Porque pucha que los quiero…
Michelada: $3.000; pizza: $5.000
https://www.facebook.com/graffitimaipusantiago
[Fotografías de Romina Valdés].
Comunicador y gestor cultural maipucino. Con estudios en antropología sociocultural. Locutor en radio y presidente de Nación Cultural de Maipú, la primera corporación cultural de la comuna.
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