Cuando hubo de bautizarla, existían las funerarias “Universo” y “Universal”. De modo que, por no repetir, Graciela Silva eligió el nombre “La Univer”.
Eso, tras convencer a su madre -María Graciela Escobedo- de abandonar la funeraria donde trabajaban e instalar una propia.
“Compramos ocho cajones blancos, yo los pinté; y seis urnas grandes. Yo las apañé, las encingué. Y empezamos a buscar local, y encontramos este” cuenta Graciela, mientras camina entre urnas, en la sala de exhibición. A la vista hay también un ataúd. Los ataúdes ya no se usan, dice. Por el costo, “y porque ya no hay maestros que los hagan”.
“La Univer” fue inaugurada en agosto de 1960, junto a su madre y a su hermano, Alfonso Silva Escobedo.
Graciela calcula la antiguedad de la casa en unos 160 años. Cuando llegaron, dice, tenía ya sus años.
Y se ha mantenido más o menos incólume, pese a terremotos e innumerables réplicas, como las que nos alertan durante estos días.
“Solo se han caído pedazos de yeso”, dice.
Expropiación
El lunes 21 de septiembre, Carabineros notificó a Graciela y familia de la expropiación en curso a raíz de la iniciación del proyecto Corredor Rinconada de Maipú.
Dicho proyecto abarca desde Primera Transversal hasta Las Naciones, contemplando una extensión de 3,3 kilómetros de vías segregadas para el tránsito de la locomoción colectiva y dos kilómetros de ciclovías, además de una serie de obras de mejoramiento urbano y paisajismo. Así, para el tramo comprendido entre la plaza y el templo está pensado el desarrollo de un boulevard.
Los trabajos supondrán, a lo menos, la demolición de los espacios de la casa inmediatamente contiguos a la avenida 5 de abril.
Dependencias
La parte de la casa destinada a la funeraria, incluye una pequeña recepción, y la sala contigua, de exhibición de urnas.
Tras dicha sala, cuatro salas más con urnas, que ocupan los espacios que alguna vez fueran de uso familiar: el comedor, el patio ahora cerrado, el dormitorio, y la cocina.
Tras eso, un patio alguna vez cultivado, ahora más bien abandonado. A causa de la carestía del agua potable, se excusa Graciela.
Preguntada a bocajarro acerca del Maipú más esplendoroso, tarda en discernir:
“Yo creo que lo mejor era cuando era tranquilo, estaban las micros verdes. Toda la gente se conocía, no había tanto vehículo, tanta locomoción, tanto robo ni tanto asalto. Yo creo que lo mejor debe haber sido entre el año sesenta y el ochenta”.
Preguntada a bocajarro también, Graciela Silva dice de la muerte:
“Es algo a lo que todos tenemos que llegar”. “Vida enterna podemos tener, pero el alma, el espíritu. No el cuerpo. El cuerpo se va desgastando, y todos tenemos que morir”.
¿No le teme?
“No. Ni a los muertos, ni a la muerte. A los vivos sí, porque son los que le hacen daño a uno”.
¿Y en los fantasmas cree?
“No. No creo en fantasmas, ni que penan tampoco”.
“La primera vez que me tocó echar un muerto a la urna, tuve que tomarlo de las piernas. Estoy hablando de 55 años atrás. Me quedó la sensación en las manos, de las piernas heladas. Era una mujer”.
“Después yo salía en la noche sola a instalar los servicios. Contrataba un auto -recuerda-. Años atrás habían unos autos con parrilla arriba. Había un caballero que vivía por Monumento, yo no tenía carroza en ese tiempo. El caballero me decía: Llámeme a la hora que sea, venga a buscarme a la hora que sea, y yo la acompaño al servicio. Claro, porque yo le pagaba lo que él ganaba en un día con el taxi”.
“Entonces ìbamos con mi mamá por Monumento a buscarlo. Ya no existen esas casas, eran de adobe también… Así que él venía, echábamos la urna arriba de la parrilla, y llevábamos el servicio”.
Exdirector del Diario La Batalla de Maipú.
Rosa levill godoy dice
Creo que con esta modernidad estan destruyendo nuestros patrimonios de nuestra querida comuna,he vivido toda mi vida en maipu y me gustaba el maipu antiguo ,con sus campos,casas antiguas de la epoca de la colonia.ahora ya no queda nada de eso.