Parecía que faltaba para que comenzara el acto en una esquina de la Plaza Mayor de Maipú; porque sobraban sillas y, sobre todo, reinaba cierto desorden general. Pero el acto ya había comenzado y pronto se reinició. Alumnas del colegio San Luis esperaban en un costado hacer el ingreso.
El locutor pidió que por favor todo el público se corriese unos metros más atrás, para dejarle espacio a las niñas.
Así se hizo. El director del colegio coordinaba encomiablemente la realización de la presentación.
Que resultó ser hermosa; por momentos entrañable. Una ronda en penumbras (debida al feble sistema de iluminación en la oquedad de la noche) movida por la música cantarina:
al diente de la serpiente:
cierra la muralla;
al corazón del amigo:
abre la muralla;
Las alumnas vestían trajes mitad negro y mitad blanco. Los apoderados mantuvieron en alto, desde el primer momento, los móviles, filmándolo todo.
El director también filmaba. ¿Cuántos directores tendrán conciencia de que el asesinato, la tortura y el secuestro de ciudadanos chilenos por parte del Estado de Chile debe ser abordado en sus colegios?
La presentación se acabó, los móviles se bajaron. Aunque el acto en recuerdo de las víctimas de la dictadura proseguiría, las sillas se vaciaron en gran cantidad.
“¡Los vamos en colectío!”, había gritado un hombre.
“Juan la verdad es que un hubo un golpe militar y los muertos muertos están,y no se puede hacer nada…. por lo menos por mi parte a mis hijos jamas les mencionare lo de los muertos…. no quiero que vivan con odio en el corazon…” (SIC), comentó ayer otro, a propósito de una noticia relacionada, en radiobiobio.cl.
Si sus hijos no tienen la suerte de caer en un colegio con director consciente, en quien se sostenga una penumbra de cuarenta años, entonces nos queda la oquedad.
Que se haga la luz implica, entre otras cosas (la más urgente de las cuales es la justicia, por ser la justicia la menos exigente de las virtudes), que el sistema educativo en su totalidad aborde el asesinato, la tortura y el secuestro de ciudadanos por parte del Estado. Nadie sensatamente podría esperar que ocurriera bajo un eventual gobierno de Evelyn Matthei: “Estamos en una disyuntiva: o traemos las divisiones y las separaciones del pasado a este tiempo y las proyectamos al futuro, con la misma odiosidad, o somos capaces de construir un Chile unido y mejor”, dijo hace tres días (1).
Donde ella ve una disyuntiva, el sistema educativo ha de buscar la conjunción: Transparentar la odiosidad y las separaciones. Solo de esa forma es dable la conciencia política que requieren la unión y la mejoría.
Sin conciencia política habrá, a lo sumo, una anécdota nefasta, un sinsentido en la Historia. El “Nunca más” resultará también un sinsentido.
La construcción de algo exige un sentido. Si el “Nunca más” es voluntad política que dota de sentido a la construcción de Chile, debemos abordar el odio y las separaciones a su luz.
Para Matthei, “Necesitamos unidad en Chile. Nuestro país todavía tiene muchos problemas, como los generados por el tsunami o los problemas relacionados con la delincuencia, la salud, la educación o las zonas que se están quedando atrás en el desarrollo” (2).
Si la falta de conciencia política no es un problema para Matthei (e, inferimos, la conciencia política no pasa por la educación…), entonces cabe preguntarse con sospecha por qué quiere ser Presidenta de Chile.
Lamentablemente, no es esperable que dicha pregunta haya sido ni sea formulada por los apoderados que enristran móviles, la mayor parte de ellos (como Matthei, podría pensarse con base en sus recientes palabras: “Tenía veinte años cuando ocurrió [el golpe], no tengo nada de qué pedir perdón” (3)) educados en un predicamento de prístina expresión en el siguiente tweet (reciente también) de José Piñera:
“Como diría un hincha del futbol, el resultado [del golpe] es 7-1: 7 goles (se evita dictadura comunista, reconstrucción, modelo económico, modernizaciones sociales, instituciones para la libertad, democracia, y paz con vecinos) y un 1 autogol (no control/castigo suficiente en DD.HH.)” (4).
(2) Ídem.
(3) http://josepinera.com/articles/articulos_GR.htm
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.
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