Dos son las noticias políticas más relevantes de lo que va de esta semana. El día lunes Ricardo Lagos anunció que, ante la falta de apoyo del Partido Socialista, da por terminada su campaña presidencial. El día miércoles por su parte, la Presidenta Bachelet anunció el envío de un proyecto de ley que modifica el sistema previsional.
La bajada de Lagos ya ha sido ampliamente comentada. Fue descrita como la derrota de una política de izquierda que, en vez de preocuparse de combatir al Mercado, buscaba utilizarlo para avanzar hacia una sociedad más justa. El Gobierno de Lagos se caracterizó de hecho por llevar adelante reformas que recurrían al mercado para abordar problemáticas sociales. Así ocurrió, por ejemplo, con la construcción de infraestructura vial a partir de concesiones a privados. Lagos señaló en muchas ocasiones su orgullo al ver cómo se consiguió en una década construir autopistas interurbanas que hubieran sido imposibles si el Estado se hubiera hecho cargo íntegramente de ello.
Sin embargo en áreas más sensibles esta misma lógica obtuvo resultados que han motivado críticas. El Crédito con Aval del Estado, por ejemplo, aplicaba la misma lógica ya descrita: la banca se hizo cargo de financiar mediante créditos la masificación de la educación superior. El resultado fue exitoso en sus términos- qué duda cabe, miles de familias chilenas efectivamente accedieron por primera vez a la Educación Superior-, pero desastroso en sus efectos a mediano plazo, por las condiciones leoninas de esos créditos.
No fue casualidad entonces que uno de los actores que más fuertemente combatió las ideas de Lagos, haya sido el movimiento estudiantil. Los estudiantes, entre varias demandas más específicas, plantearon la importancia de terminar con el carácter de Mercado de la Educación Chilena. Esa demanda permanece en lo sustancial insatisfecha.
Cuando el 2014 Michelle Bachelet asumió su segundo gobierno, lo hizo con la intención de superar el legado de Ricardo Lagos. Son varias las frases que han intentado resumir ese afán: se habló por ejemplo de la “retroexcavadora”, de gobernar escuchando a “la calle” o incluso de la inauguración de un “nuevo ciclo” político.
Que un gobierno con tales expectativas fuera sucedido por un segundo gobierno de Ricardo Lagos hubiera sido ciertamente extraño. Si la idea era dejar en el pasado sus ideas, el ex presidente no tendría nada que hacer en este nuevo ciclo.
De modo que cuando el Partido Socialista el día domingo votó en contra de la opción de Lagos como su candidato presidencial, forzando su retiro de la campaña, parecía un triunfo de aquellos que pretenden superar su legado. Su propio partido dándole la espalda terminó siendo el dramático final de su carrera. Se habló de derrota del “Partido del Orden”.
Pero resulta que ayer ocurre otra noticia. La presidenta Bachelet anuncia, tras una larga deliberación, que se presentará un proyecto para modificar el sistema de pensiones, las AFP. El tema de las pensiones ha venido a ser uno de los que suscita mayores debates. Una de las grandes transformaciones de la Dictadura, que precisamente operó con la lógica que Lagos consolidaría: abordar problemáticas sociales a partir del Mercado.
La demanda de terminar con este sistema (y no simplemente de mejorarlo) ha contado con una masividad que ha recordado el 2011. Si la idea del gobierno de la Nueva Mayoría era escuchar “las demandas de la calle”, aquí había un ejemplo de una demanda que suscita amplio respaldo popular.
Al analizar la propuesta del ejecutivo no vemos sin embargo nada de eso. Un 5% adicional de cotización (que será en principio solventado por los empleadores) será repartido entre un 3% destinado a las cuentas individuales de las AFP, y un 2% para una entidad estatal aún por crear. Todo esto por cierto que será debatido técnicamente en los meses que vienen, pero visto el asunto en los términos en que este mismo gobierno quiso definirse, no parece ser sino el reconocimiento de una rendición incondicional.
Si la demanda de la calle es “No +AFP”, cuesta ver cómo un gobierno con supuesta vocación de escucharla aumenta la cotización a éstas. Incluso parece extravagante dividir el monto de cotización extra entre dos soluciones. ¿El gobierno quiere más o menos presencia del Mercado al momento de abordar los problemas sociales, particularmente el de la previsión? Más que pragmática (que sería optar por la solución más eficiente independiente de su signo) parece simplemente salomónica la solución que el gobierno propone; para que no se enojen las AFP y para que se calmen ésos que protestan.
Así están las cosas. El domingo el Partido Socialista decide que Lagos no será su candidato. Tres días después la Presidenta, del mismo Partido Socialista, anuncia que las AFP continuarán “solucionando” el problema de las pensiones y que incluso lo harán con más recursos. Muchos festinaron, sobre todo en redes sociales, con la forzada jubilación del ex presidente. Jubilar sus ideas, su manera de contribuir a que el Mercado acceda a nichos antes vedados, parece más difícil: aún gozan de salud y vitalidad.
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Lagos es un buen orador, se los come a todos los demas, el prolema es qu esi quieren limpiar la imagen, Lagos representa todo lo malo (las cosas buenas o ideas que tuvo en su tiempo) ya no sirven,
El movimiento no mas AFp, es un discurso como el del los estudiantes, muchos de se estan colgando de este tema para sacar provecho político, y otros aprovechándose de no haber impuesto un puto peso es su vida, ven la posibilidad remota de conseguir algo.
Beatriz Sanchez es la version 3.0 de Bachelet, pero ahor amanejada por Boric y Jackson