En febrero de este año, la cartelera del cine nos presentará una nueva película de Robocop, aquel clásico de ciencia ficción de 1987. La pregunta que surge es: ¿Será necesario un remake (o reboot, que significa “reinicio”) de una película que para muchos está cargada de recuerdos de infancia? Es posible aducir el que cada época presenta su propia versión de cómo considera una historia. Ya pasó con El último mohicano que en Estados Unidos ya ha tenido cinco versiones y cuya última (de 1992), al igual que Robocop, nos dejó una banda sonora de antología. En este caso, el “remake” fue de gran calidad.
La nueva versión del policía robot, es muy distinta: se han quitado las imágenes violentas (o mejor dicho, imágenes de una cruda violencia demasiado real) y las han reemplazado por efectos especiales (CGI) que si bien (según lo visto en los tráilers) prometen entretenimiento, le quitan la fuerza al concepto de Robocop.
La película original de Robocop, fue dirigida por el europeo Paul Verhoeven (Total Recall, 1990), un hombre que había tirado el guión a la basura pero que fue convencido por su esposa para dar vida a la película. Ella vio que con Robocop se podía hacer una crítica al sistema. Porque Robocop fue eso: una crítica, sarcástica y sádica, de la violencia del capitalismo en la era Reagan, en donde las grandes corporaciones nacían para albergar a los yuppies, esos ejecutivos (tan bien retratados en Robocop) que no dudarían ni un segundo en apretar el gatillo contra su propia madre si eso les reportaba más ganancias y estatus.
Además, en Robocop se hace una crítica demoledora de los medios de comunicación: desde la pantalla de un televisor, un doctor nos ofrece comprar un nuevo aparato para nuestra salud; un par de periodistas, con una gran sonrisa en sus rostros, informan sobre muertes y matanzas; un spot nos invita a adquirir un juego familiar en donde quien gana, es el que tira una bomba nuclear y lo destruye todo.
La violencia que en su tiempo se le criticó a la película (y que incluso obligó a que el director tuviese que cambiar varias escenas o al menos “no darles tanto énfasis”) no es gratuita. Es el símbolo de un mundo violento, donde las empresas y las corporaciones lo han privatizado todo, condenando a la población de Detroit a una violencia mucho más descarnada: la del hambre.
Sin embargo, estos detalles que hicieron de Robocop una película de culto, en la cual un hombre acribillado debe vengarse en un nuevo cuerpo robótico para buscar justicia, los que en la nueva versión del 2014 se echarán de menos. Se dice que el film ahora estará centrado en aspectos filosóficos (¿es que acaso la original de1987 no los tiene?) y que mostrará a un Robocop más ágil y más “cool” (los robots también son taquilleros).
Pero quién sabe, quizás concordemos con una conocida youtuber, la Coomicbookgirl19: hacer una versión de un clásico de la talla de Robocop, quitándole su principal sentido, es probablemente, un verdadero pecado.
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