A Isabel Gallardo, la interceptaron mientras paseaba a su sobrino bebé.
A su madre, en reunión de apoderados.
Y así, la familia Gallardo Moreno fue retenida durante la noche del 18 de noviembre de 1975 en el cuartel de la Policía de Investigaciones emplazado en calle General Mackenna, en Santiago Centro.
El aparato represor de la dicaduta militar de Augusto Pinochet buscaba aparentemente información sobre el hermano de Isabel, Roberto Gallardo, a quien se acusaba de haber participado en un asalto armado a una dependencia policial.
Posterior a ello, parte de la familia Gallardo Moreno fue liberada. Otra parte fue llevada hasta el centro de detención, tortura y exterminio Villa Grimaldi.
Tras someterles a atroces suplicios, les mataron.
Posterior a ello, se orquestó uno de los montajes comunicacionales más repulsivos de este período. Muchos medios a nivel nacional divulgaron la información oficial de que las personas de la familia Gallardo que habían sido retenidas, torturadas y asesinadas, junto a otras tres: Pedro Blas Cortés Jelves, Manuel Lautaro Reyes Garrido, y Luis Andrés Ganga Torres, habían muerto en un enfrentamiento con agentes de seguridad en los cerros de la Rinconada de Maipú.
Recién en 2015 la justicia chilena dictó sentencia en primera instancia, que condena a una serie de ex uniformados, miembros de la DINA. encabezados por Manuel Contreras.
El bebé que habia sacado a pasear Isabel Gallardo la noche de la detención, y que también estuvo retenido en el cuartel, era Alberto Rodríguez.
En una conversación con La Batalla, este se ha referido a su visión de Chile, cuarenta años después:
“La sociedad recién a cuarenta años está sensibilizada con una verdad que hemos puesto los que no hemos tenido voz, en todos estos años. Todos estos años: todas las abuelas, todas las madres que buscaron, todas las esposas, todos los hijos e hijas, que hicieron la búsqueda, tratados de locos. Esa era la respuesta que daban los milicos, y la justicia, y todo el mundo que tenía poder en aquel minuto. Nos trataban de locos. Que los detenidos desaparecidos andaban en Cuba, en Europa, que jamás habían existido los asesinatos. Que la tortura no era parte de este país. Todo eso se escondió”.
“Para mí ha sido una sociedad tremendamente violenta con nuestra historia. Ver cómo se ponen de acuerdo los poderosos, cómo con la sangre de todos los nuestros, y los sobrevivientes, se gesta y se instala el modelo económico neoliberal que es el que impera hoy en Chile, con la sangre nuestra se para ese modelo. Sin emrbago, nosotros nos sentimos herederos de nuestra historia y de nuestra gente. Porque efectivamente nuestra gente se la jugó por la transformación de la sociedad”.
No el pueblo, aclara, pero sí el devenir de esta sociedad ha alimentado una rabia que lo ha impulsado a actuar. “Una rabia motor”:
“La rabia es mi vocación, como dice la cancion. la rabia que dice que esta cuestión es injusta, pero hay muchas otras injusticias también. O sea, este modelo se alimenta de la injusticia. Entonces desde ahí en efecto somos muy críticos de muchas de las cuestiones que este modelo promueve. Incluso de cómo se ha desarrollado la historia de la memoria de nuestro país. hastiado de las mesas de diálogo, hastiado de las mentiras, hastiado de los juicios mínimos. O sea, son vergonzosas las penas que se otorgan en este país por los vejámenes, y los crímines de lesa humanidad”.
Su tía, Isabel Gallardo, refirió el proceso personal que siguió a los hechos de la siguiente forma:
“Cada uno siente de distinta manera, y ha sentido de distinta manera. Para mí desde un principio fue puro enredo, pura confusión. Estando en suecia incluso yo un tiempo no quería saber nada de Chile. Yo después empecé a participar en solidaridad con Nicaragua, con El Salvador. Pero no quería saber nada de Chile. Incluso tenía verguenza de ser chilena, hasta me cambié la nacionalidad. Pero poco a poco uno va conociendo. Lo que yo rescato de ese exilio fue que conocí otras realidades, y fui ampliando mi visión, y fui entendiendo mejor las cosas. Y fui entendiendo que lo que pasó en Chile fue producto de una cantidad de hechos históricos. Entonces eso te da otra forma de ver las cosas”.
“Yo cuando era más cabra, y estaba en Suecia, tenía muchísima rabia con el mundo. Eso me llevó también a hacer ciertas cosas y a juntarme con ciertas personas. En un tiempo hacíamos teatro callejero, de denuncia. Incluso me llevó a Centroamérica. Y también me tocó mamarme una cárcel allá, en Honduras. Y así, dintintas cosas. La mente se ha ido ampliando a medida que uno va conociendo otras realidades, y va comprendiendo que estas cosas no son descolgadas, que tienen que ver unas con otras”.
En el siguiente video, el Caso Montaje Rinconada de Maipú, en palabras de la propia Isabel Gallardo, junto al mural que lo recuerda, en Av. Carmen con 5 de abril, comuna de Maipú.
Tres casos de Violaciones a los Derechos Humanos en Maipú es un proyecto financiado por el Fondo de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile.
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.
Jorge Queirolo Bravo dice
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