Texto de Sergio Benvenutto.
Fotografías de Estefanía Henríquez.
A comienzos del siglo XX, Lucrecia León sostenía económicamente a su familia dando lecciones de piano. A pesar de que no quería presionar a su hijo, Claudio Arrau León, terminó enseñándole, dada la insistencia de él. Era tal la fascinación del niño por el piano, que había que darle de comer la carne mezclada con mermelada y alimentos dulces mientras tocaba…
Arrau dio su primer concierto a los cinco años. Un par de años después, el gobierno de Chile le concedió una beca para estudiar en Europa, que se extendería por diez años. El principal maestro de Arrau fue Martin Krause, discípulo del compositor Franz Liszt.
Habría que soñar un país donde todas y todos los niños tuviesen iguales recursos para desarrollar sus inclinaciones artísticas. La vida se encargará de decir a qué se dedicará cada persona.
Pero algo de ello ocurre en Maipú. La Escuela Superior de las Artes entrega educación gratuita y de calidad en artes escénicas. Su Área Danza está a cargo de la destacadísima bailarina Magali Rivano quien, acostumbrada a la excelencia, se rodea de un equipo de profesionales en su mejor momento.
Tal es así que el vestuario del divertimento navideño Cascanueces que prepararon durante los últimos seis meses está a cargo nada menos que de Muriel Parra, última ganadora del Premio Iberoamericano de Cine Fénix, por la película Neruda.
Pocas noches atrás, Muriel Parra y su socio Felipe Criado entraron al salón principal del Teatro Municipal de Maipú, con grandes carros que contenían las bolsas con los trajes. Las y los bailarines les recibieron con aplausos.
Emocionada, Muriel Parra subió hasta una de las salas a desempacar, acompañada de las y los profesores.
—¡Agáchate, que te va a ver la profesora Constanza! —cuchicheaba un niño a su compañera, a hurtadillas, entre las sombras. No se resistían a ver los trajes.
Finalmente, nadie se resistió, y terminaron todas y todos los niños y jóvenes arriba, celebrando cada una de las prendas a medida que se iban descubriendo.
“Estoy fascinadísima con los trajes, o sea, la dedicación que le están poniendo a esto, de verdad que es increíble”, dijo Nahara Torres (un copo).
“Me emociona, el tutú me encanta, el color hermoso”, comentó Sofía Vergara (Clarita).
“La verdad es que uno siempre está con el estrés de que todo funcione, de que llegue el vestuario completo, y los detalles siempre son hasta último minuto, pero sin duda la alegría y esa mística que se produce en el equipo siempre es mágico”, declaró por su parte Muriel Parra.
Dado el público amplio al que se presentará el montaje, señaló, y a la distancia que estará del escenario, “es importante que cada cuadro, que cada personaje que aparezca tenga un punto de luz, un punto de atracción”.
“Es importante que los colores, o los brillos, o las texturas, resalten el doble para poder distinguirlo desde lejos. Que si uno piensa que va a poner una tela con lunares, tiene que ser un lunar enorme, para que de lejos realmente se sienta”, completó.
¿En qué deberíamos fijarnos para apreciar su trabajo?
“Yo creo que lo hay que ver en el vestuario, sencillamente, es que la historia fluya en armonía y en color, y que cada espacio o cada acto, cada entrada, tenga esa magia que tiene Cascanueces, y darle un sentido un poco de sueño y color”.
Las y los vecinos de Maipú podrán apreciar el trabajo del equipo y el elenco de la obra Cascanueces, el viernes 23 de diciembre a las 21:00 hrs. en la Plaza Mayor.
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.
Deja una respuesta