Categorías: Opinión Ciudadana

Carrera Docente: Una nueva bofetada al profesorado de Chile

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Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Mauricio Pavez*.

El pasado 28 de enero, el profesorado de Chile recibió no solo bofetada de parte de la autoridad política, sino también de sus dirigentes.

Una vez aprobada la Carrera Docente que regirá los destinos de los profesores públicos, los brazos en alto no se hicieron esperar.

¿Qué significa esta carrera docente para la gente común y corriente? Significa un marco regulatorio que viene a certificar a los profesores, aumentar sus remuneraciones, y finalmente sacar a los mal llamados profesores deficientes.

Visto desde esta perspectiva parece ser lo que nuestro gremio necesita o más bien lo que la clase empresarial impone en sus protocolos de desarrollo en empresas y holdings.

Sin embargo, plantearse la educación como un modelo de negocio que se administra bajo la lógica de la empresa es un despropósito. Las escuelas son unidades variables que cambian constantemente, que no se rigen por variables estandarizadas ni menos por variables cuantitativas. Los colegios se mueven, mutan, tal cual lo hace la sociedad. Sin embargo, esta carrera no considera a esa escuela, sino que a la escuela-empresa que potencia un paradigma que toma la educación como un bien de consumo, que segrega y clasifica, y que sin duda reproduce la clase y acentúa las desigualdades. Este paradigma tan necesario para la sociedad neoliberal.

Después de más de 57 días de movilización, en donde un 97% del profesorado rechazó y exigió el retiro de la carrera docente, fue aprobado un documento que en lo sustancial no se diferencia en casi nada a lo presentado por Piñera en su gobierno.

Hoy resulta evidente cómo se canaliza y conduce el actuar no sólo del gobierno de turno, si no que de toda la clase política. La acción es clara: defender a como dé lugar el modelo de negocio educativo, en el que el mercado ha triunfado a favor de unos pocos, no cambiando en los sustancial el modelo educativo chileno, cuya esencia incentiva la competencia entre las escuelas, tanto públicas como particulares–subvencionadas, para captar a sus futuros usuarios en base a una subvención que actúa como variable de elección.

Así esta carrera impone una visión fundada en el espíritu de la economía de mercado, tomando a las escuelas como empresas que producen insumos y bienes intangibles, indudablemente este proyecto tal cual como está planteado, es parte de un proceso político, en donde la política se encuentra subordinada a los intereses económicos, lo que obliga a que la teoría de libre mercado se traduzca en estrategias y acciones educativas.

No podemos esperar nada de esta clase política financiada por un empresariado que no está dispuesto a ceder ninguna de sus concesiones.

¿Pero qué implica esta carrera docente?

1) Nacerá con un 97% de desaprobación de quienes tendrán que vivir sus consecuencias.
2) Concibe al profesor como un operario del currículum estandarizador, al alumno como sujeto de subvención, y a la comunidad como clientes que sólo pueden escoger de acuerdo a su capacidad económica.
3) Se fundamenta sobre la base de la competencia, el individualismo, y el supra control por parte de instituciones viciadas.
4) No considera a las comunidades educativas como actores democráticos capaces de definir un proyecto pertinente a cada realidad.
5) Continúa con un modelo de financiamiento (Voucher) que favorece solo el hacer negocio.
6) No valida a los docentes como sujetos de transformación social, sino que lo encasilla para estandarizarlos bajo parámetros de mercado, que solo favorecen la segregación, desigualdad. Condiciones inalienables del modelo neoliberal, que instrumentaliza a las escuelas como agentes de control y reproducción social.

Esta carrera docente no cambia las estructuras y dispositivos enajenantes, estigmatizantes y segregadores: mantiene el financiamiento por estudiante y un currículum fragmentado evaluado en forma conductista.

Queremos un nuevo marco regulatorio que permita emancipar, para evaluar en la reflexión de las prácticas, y no en función de resultados estandarizados. Necesitamos otra educación en Chile en donde el docente y la comunidad sean los principales evaluadores y actores.

Para, de esta forma, transformar una sociedad cada día más perdida en el hedonismo, el consumo y la carencia de valores.

* Presidente de la Coordinadora Docentes de Maipú.

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