Campanario + Camilo Antileo: El sentido común del arte, la música y la tierra

Por Álvaro Méndez.
Fotografías gentileza de Ignacio Lueiza.

Durante la noche de este viernes 05 de agosto en el Bar Panguipulli se esperaba una jornada de culto, más allá del lugar común que podría haber significado el llamar “encuentro de generaciones” a una instancia que reunía a Campanario —banda icónica, fundamental y legendaria, prácticamente los grandes canalizadores del alma maipucina y su conversión al sonido— y Camilo Antileo —inapelable su figura como el artista más mediático, representativo, polémico pero a la vez exportable de nuestra incipiente escena actual— lo que allí se proyectaba era un grupo de artistas periféricos construyendo desde la confluencia, encontrándose, dialogando y convirtiendo todo aquello en una hermandad.

Es algo amargo escribir sobre lo que no fue, amargo e improductivo muchas veces, pero de algún modo se trata de un ejercicio interesante e incluso catártico. Campanario proyectaba su presentación con Aliwén y Yoyo Salazar como invitadas, también con Alfredo Pinto y un espacio en que Pancho Provoste (voz y guitarra) compartiría escenario junto a su hijo Felipe conmemorando los 10 años de la partida de Teresa, pareja y madre. Camilo Antileo por su parte preparaba la primera vez sin su banda, junto a quienes había presentado el disco Warria, un canto en crudo con guitarra y voz que iba a contar con el inmenso Fabián Vargas como invitado. Los contextos de cada quien nos hablaban de los Campanario preparando entrar al estudio a concretar un extensamente esperado disco y un Antileo alejándose ya formalmente de Epifanía Records, sello que él mismo fundó. Todo esto no ocurrió, Vladimir Vargas (batería en Campanario) sufrió un accidente que lo tendrá un tiempo en recuperación, afortunadamente se encuentra bien.

Es posible que este “Concierto Periférico” no se realice en el corto plazo, muchos de quienes estarían proyectan viajes y desarrollan proyectos que dificultan coordinar nuevamente todo, es por ello que —tras esta algo extensa introducción— quisimos compartir un extracto de la nota que realizamos junto a quienes eran los anfitriones de la jornada: Francisco Provoste y Patricio Jáuregui, fundadores de Campanario, junto a Camilo Antileo. Resulta importante destacar una instancia que incluso sin concretarse logra generar reflexiones en torno a nuestra identidad maipucina, nuestra condición a veces marginal, periférica, pero que sobre todo apunta a que derribando diferencias y trabajando en conjunto desde el arte, la confianza y el cariño es como se logran las cosas, eso trasciende lo cultural y se acerca a lo social e incluso político, nos enseña en varias dimensiones…

¿Qué elementos en común comparten sus visiones y propuestas, su música?

Camilo: Mucho, entre ello una forma de hacer las cosas que está determinada por lo periférico, por lo artesanal. A pesar de la tecnología que hoy más que nunca abunda, la síntesis de nuestros trabajos tienen que ver con esta Mapu que es Maipú, con sus características muy determinadas por carencias, ausencias y distantes a lo que podríamos llamar el arte de la elite, que se hace desde industrias más ricas en recursos, desde el centro, desde Providencia por ejemplo. Tenemos mucho de biográfico y territorial en común, nos une también una admiración por la Nación Mapuche desde la ciudad.

Pato: Es una música de pueblo, nacimos acá en el pueblo, somos gente del pueblo y por lo tanto nuestras razones tienen que ver con todo lo que acá en el pueblo hemos aprendido, si bien es un trabajo sin grandes presupuestos y sin tanta tecnología la verdad es que no necesitamos esos elementos, nuestra música simplemente necesita de la tierra.

¿De qué modo conectaron todos ustedes?

Camilo: Los Campanario hicieron en su momento una música que por diversos motivos no pudieron desarrollar, que es lo mismo que hago yo ahora y simplemente hoy nos topamos, nos encontramos.
Estamos en las mismas búsquedas, así de simple.

Pato: Veo que coincidimos en el interés por que el sentido común prevalezca en el mundo, eso nos acercó bastante, también el respeto por la gente que ha luchado tras esa idea, la filosofía de personajes como Mandela o como las visiones y sensibilidades que reivindica el Pueblo Mapuche, otras tantas luchas ecológicas también están en nuestros cantos, nos preocupa cuidar las libertades, los compromisos, hay sintonía en lo que hacemos, nos llevó de manera natural a colaborar.

Pancho: A Camilo lo conozco desde hace varios años, cuando estábamos organizando la Agrupación de Músicos de Maipú, deben ser por lo menos 8 ó 10 años calculo, desde ese tiempo ya estaba el interés por colaborar, cada vez que nos encontrábamos salía el tema hasta que hace unos meses finalmente nos decidimos a concretarlo.

¿Y respecto a las proyecciones con este trabajo en conjunto?….

Pancho: Para trabajar desde la autogestión hay que unir fuerzas, no se puede hacer de otro modo. Pero tampoco se trata de salir a la calle y comenzar a hacer algo con el primer amigo con quien te encuentras, hay que visualizar siempre lo que estás haciendo desde la mayor cantidad de miradas, preocuparse de ofrecer un buen show en todas sus dimensiones, eso necesita sintonía y creo que entre nosotros la hay. Si bien no hay proyecciones concretas está la idea de seguir presentándonos en otros espacios y escenarios, ya dimos el primer paso y muchas veces el más difícil que es este de acercarnos, surgió allí una gran amistad, un inmenso cariño, sin duda eso permite pensar en que seguiremos colaborando.

¿El Panguipulli ya es un espacio mítico, hace alguna diferencia el que esta jornada sea allí?

El Arena Panguipulli es un lugar increíble, el único espacio de Maipú al que cualquiera puede ir a tocar, ahí te encuentras metal, rock, folclore, trova, punk… todos los estilos y especies, hasta un charro mexicano encontré una vez. El Iván, su dueño, entiende que los músicos debemos financiarnos, permite cobrar entrada y hasta acordar un porcentaje de las ventas dentro del bar, solamente ese detalle te hace una idea del generoso espacio que es Pangui, no pide nada a cambio, simplemente te acoge.

Camilo: Tocar en el Pangui tiene que ver también con que no existen más lugares donde tocar acá en Maipú, si bien es un buen espacio quienes hacemos música y arte acá no tenemos la opción de elegir, simplemente es el lugar que hay y es de todos, es un espacio rockero, periférico, marginal, igual que prácticamente todos quienes hemos hecho y hacemos música en Maipú…