Por Nolberto Salinas Rebolledo
El alcalde Tomás Vodanovic acertó oportunamente en el congelamiento de los permisos de edificación, va a tener un periodo lo suficientemente holgado como para seguir avanzando en el proceso de discusión para el diseño de un nuevo Plan Regulador Comunal, período que además coincidirá con las elecciones municipales, lo que pone a la máxima autoridad de Maipú, en un sitial de liderazgo estratégico como para marcar, un antes y un después de su gestión como alcalde, en la historia de desarrollo urbano de la comuna.
Vodanovic dejó atrás un discurso inicial que era traspasar a los alcaldes anteriores toda la responsabilidad por los déficits que venía mostrando la comuna, se dio cuenta que la ciudadanía quiere soluciones, y ya no tantas explicaciones.
En poco tiempo se hizo cargo de devolverle a la comunidad uno de los principales espacios públicos, como es el uso tranquilo de la Plaza como punto de encuentro de las artes y la vida cívica, eliminando un comercio ambulante que creció no solo producto de la pandemia, sino que además producto de un clientelismo demasiado permisivo que venía cultivando la alcaldesa Barriga.
Vodanovic entendió que quien postula a algún cargo público no puede estar eternamente quejándose o justificándose de que heredó problemas, pues cuando postuló ya sabía cuáles eran los principales desafíos que debía enfrentar la comuna. Se supone que él junto a su equipo ya los había estudiado, conocía y tenía más de alguna propuesta de solución para resolverlos, y por eso buscó ser electo, para gobernar con el propósito de corregir esos problemas.
Se acabó la etapa de culpar a las autoridades anteriores, discurso demasiado cómodo y repetitivo que solo los gobernantes mediocres suelen usar. Pareciera que Tomás Vodanovic ya desde hace un tiempo que le tomó el pulso a la su gestión y entendió que la ciudadanía lo que busca son realizaciones, sobre todo aquellas que ayuden a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la comuna.
Hay otros hechos que vienen a distinguir el estilo del alcalde, quien reconoció que su coalición había tenido un discurso demasiado pretencioso al hablar y comprometer un proyecto transformador, entendiendo que al fin y al cabo el solo hecho de administrar el Estado es sumamente complejo, agregando que ellos (el FA) no sabían hacerlo, debiendo ser conscientes de ello. Sin duda una etapa de aprendizaje llena de complejidades y bajas en la credibilidad política de su sector, siendo Revolución Democrática el partido político que mayores costos ha debido sufrir. El mentado discurso de una supuesta superioridad moral de quienes asumieron el poder envejeció de muy mala manera y feneció como muchas frases oportunistas.
Son señales positivas que permiten ir recuperando la confianza en liderazgos inclusivos y democráticos, esperemos sí que esto no solo sea una estrategia de campaña
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Abogado Consultor en materias de Derecho Administrativo, Derecho Urbanístico y Legislación Ambiental.