Lejanos parecen estar los días de esplendor y protagonismo de uno de los conglomerados políticos gravitantes en los acontecimientos de la vida política nacional; el partido Demócrata Cristiano (DC), que fue fundado el 28 de julio de 1957, nacimiento que tuvo lugar por la unidad de la Falange Nacional, el partido Conservador Social Cristiano, el Partido Nacional Cristiano y un grupo proveniente del Agrario Laborismo, su primer presidente fue Rafael Agustín Gumucio Vives.
Parece una mala coincidencia para las y los militantes de la DC, que ahora los sorprenda una de las más severas crisis de su existencia, justo al celebrar 65 años de existencia, un guarismo que se identifica con la etapa de la jubilación.
El reciente plebiscito de salida para la propuesta de una nueva constitución, agrietó claramente la convivencia y fraternidad de la D.C., luego que algunos de sus militantes hicieran una opción de rechazo a esta propuestas, contrariamente a lo que se suponía sería el sentir mayoritario de la falange, que ha apoyado al actual gobierno desde una posición de cierta independencia y sin formar parte del aparato gubernamental.
Parlamentarios y figuras de la Democracia Cristiana, luego de esta consulta siguieron el camino de renuncia y alejamiento del partido, de la misma forma que otros ya habían abandonado la casa de la alameda, recordar que la fuga de militantes emblemáticos se ha visto coronada por la renuncia de los senadores Ximena Rincón y Matías Walker, a ellos hay que sumar a Ignacio Walker, Genaro Arriagada y René Cortázar. Y los gobernadores Patricio Vallespín y Claudio Orrego, este último cercano a Undurraga al formar parte de la tendencia interna conocida como “Los Príncipes”, un grupo percibido internamente como elitistas, excluyentes y con una baja cuota de trabajo partidario, convencidos que la solución a los problemas tienen que ver con el mejoramiento administrativo y por la aplicación de sus conocimientos académicos y profesionales, un poco al margen del fondo político.
La Democracia Cristiana, un puente de singular importancia en la convivencia democrática post dictadura, parece vivir ahora una especia de subasta a la baja, con varios intentos por encajar un liderazgo interno que tenga la capacidad de reordenar las filas tras un proyecto común con visiones compartidas.
Ahora la Directiva Nacional de la Democracia Cristiana ha emitido una Declaración Pública (10 de noviembre 2022) para comunicar la nominación del diputado Alberto Undurraga, como nuevo presidente nacional del partido.
DECLARACION-PUBLICA-DC-10-11-22-ANUNCIO-NUEVO-PRESIDENTE-NACIONAL-okUndurraga, tras la gloria o la desaparición de la DC
Alberto Undurraga ha estado ligado a la actividad pública desde su incorporación al mundo laboral.
Ante su reciente nombramiento, Undurraga declaró en el Diario la Segunda que:
“Siempre es un honor y un desafío liderar la comunidad política de la cual uno es parte, pero en esta oportunidad en el PDC es más complejo, aunque creo tiene un tremendo sentido y también agregó que “Hoy enfrentamos una seria crisis múltiple: de identidad y falta de nitidez en el mensaje, de convivencia, administrativa y política, todo lo cual ha generado desafecto y conflictos de todo tipo”
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