
Por Pedro Lazo, Victor Muñoz y vecinos de La Farfana
Primer director de la Organización Ambientalista y Defensa de Quebrada de la Plata.
Este verano ha traído consigo un problema significativo para los vecinos de Maipú, especialmente en el sector de La Farfana debido a los persistentes malos olores emanados de la Planta de Tratamiento de Aguas Servidas (PTAS) operada por Aguas Andinas, este fenómeno, que se intensifica con las altas temperaturas, afecta directamente la calidad de vida de quienes habitamos en las cercanías y plantea serias interrogantes sobre la gestión ambiental y la salud pública.
La PTAS La Farfana es la depuradora más grande de Chile, tratando aproximadamente el 50% de las aguas servidas del Gran Santiago y atendiendo a una población cercana a 3 millones de personas, a pesar de su importancia, los malos olores generados por la planta no son un fenómeno nuevo, ya que históricamente, la comunidad ha manifestado su preocupación por este problema, llegando incluso a acciones legales. En 2011, la Corte de Apelaciones de Santiago dictaminó que Aguas Andinas debía indemnizar a los vecinos afectados con $2 millones cada uno debido a las molestias causadas por los olores.
La normativa chilena en materia de emisiones de olores ha avanzado en los últimos años. En febrero de 2023, se publicó el Decreto Supremo N°9, que establece una norma de emisión de contaminantes en planteles porcinos para controlar la emanación de malos olores. Sin embargo, aún no existe una regulación específica para plantas de tratamiento de aguas servidas, lo que deja un vacío legal en la gestión de este tipo de emisiones, principalmente por parte del ente fiscalizador que es la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS).
En respuesta a esta problemática, la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó en abril de 2024 un proyecto de ley que busca regular la contaminación por olores a nivel nacional, por lo cual este proyecto propone modificar la Ley N°19.300 sobre Bases Generales del Medio Ambiente, incorporando el «olor» como una forma de contaminación ambiental y definiendo la «contaminación odorífera» como la concentración de olor en el aire ambiente que supera los niveles permitidos en la normativa sectorial y que genera molestia en las personas, actualmente, el proyecto se encuentra en tramitación en el Senado.
La exposición prolongada a olores desagradables no solo genera incomodidad, sino que también puede tener repercusiones en la salud mental y física de las personas, estudios han demostrado que esta exposición puede provocar ansiedad, estrés y enfermedades respiratorias, siendo por tal motivo fundamental que las autoridades y el poder legislativo tomen acciones concretas para mitigar estos efectos en la población, partiendo en las zonas de sacrificio, cómo es el caso del Trebal y La Farfana de Maipú.
Los malos olores generados por las PTAS de Aguas Andinas no son un fenómeno nuevo, pero la frecuencia y severidad durante los meses de calor nos llevan a cuestionar la eficacia de la gestión de estas plantas. ¿Se realiza un mantenimiento adecuado?, ¿Hay acumulación de residuos orgánicos?, ¿los puntos de monitoreo están en los lugares que corresponden o en lugares a conveniencia?. Las plantas de tratamiento deben operar bajo estándares que minimicen el impacto ambiental, y es evidente que, en este caso, hace tiempo las medidas implementadas no están siendo suficientes.
Por lo anterior, la responsabilidad recae tanto en la empresa que opera la planta como en las autoridades locales y nacionales, debido a la necesidad de realizar auditorías ambientales y considerando la implementación de tecnologías más avanzadas que reduzcan la emisión de olores.
Además, la ciudadanía tiene un papel crucial en este tema, ya que la organización comunitaria y la participación activa son esenciales para exigir respuestas claras y soluciones efectivas, siendo un ejemplo de ello, la reciente movilización de vecinos en Maipú, quienes lograron que se rechazara mediante participación ambiental, un proyecto para una nueva planta de tratamiento de aguas servidas en el sector de la Farfana (PTAS Santa Maria), muy cercana a la actual, generando sinergias negativas en la población y medio ambiente como argumento sobre inexorables impactos negativos en la calidad de vida del sector poniente de Santiago.
Los malos olores de la planta de tratamiento de aguas de La Farfana y el Trebal son un recordatorio de la necesidad de democratizar el medio ambiente para todos y todas, sin discriminación de clases sociales o zonas de sacrificio. La intención de levantar otra planta de tratamiento en el sector, rebalsa aún más estas zonas saturadas desde el punto de vista ambiental, por lo cual se hace más urgente que nunca unir esfuerzos para abordar estas problemáticas, garantizando que la salud de la comunidad y la integridad del medio ambiente sean prioridades y no tan solo un cliché o un greenwashing desde gobiernos, industrias o campañas políticas, sino que una real convicción de estado frente a la dignidad humana para este siglo XXI.
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Ingeniero Electrónico, civil industrial y Magíster en energías renovables.
Investigador ambiental, Diplomado en Ciencias Políticas y Diplomado en Gestión y Participación Local.
Fundador del Centro Cultural La Base.
Director de la Organización Ambientalista y Defensa de Quebrada de la Plata.
Miembro Comisión de Medio Ambiente, Partido Socialista de Chile.
Buenas noches Pedro referente a lo mismo se podria hacer un estudio de mercado para que los vecinos puedan opinar sobre los malos olores en el sector ,claro que esto tiene su costo ,tengo bastante experiencia en el rubro de las encuestas ,si te interesa me escribes .