El viernes 3 de enero de 2025, en un colegio municipal de la comuna de Maipú, se realizó un acto de traspaso simbólico de nueve Servicios Locales de Educación Pública, a cargo ahora de nuevos sostenedores intermediarios entre el Estado y esta nueva figura de administración de la educación -SLEP- que agrupa comunas y colegios de realidades e intereses distintos.
Entre los traspasados estaba la Corporación Municipal de Educación de Maipú (CODEDUC) al SLEP Santa Corina (que agrupa a Maipú, Estación Central y Cerrillos).
Se trata de los efectos de la Ley 21.040 que creó la denominada Nueva Educación Pública, implementada durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018), una iniciativa que en la práctica ya ha contado con algunos sonoros fracasos y desconfianzas respecto de las bondades de este sistema.
Valga la pena recordar que la educación, originalmente pública o fiscal como se reconocía, inició un proceso de municipalización entre 1980 y 1986 durante el gobierno de la dictadura militar. También llamada luego “la alcaldización de la educación”.
En concreto, se traspasó la administración de la educación a las municipalidades por medio de Corporaciones privadas y/o Departamentos de Educación Municipal (DEM – DAEM).
En realidad, se desmanteló la historia, la tradición, y la responsabilidad del Estado en el sistema educativo, bajo un pretexto muy parecido a los que se señalan ahora, cuando se vuelve a repetir la historia, si bien con otras intenciones y con otra figura cuando se vuelve atrás y entrega la administración a un ente que se denomina Servicio Local de Educación Pública, a la postre nuevos sostenedores que actúan como intermediarios entre el Estado y el servicio educativo.
La dictadura tuvo como consignas de la municipalización, entre otras; la descentralización administrativa, una mayor participación y control social, y por cierto, el infaltable comodín del mejoramiento cualitativo de la calidad de la educación.
Palabras más palabras menos, cuatro décadas después se desmunicipaliza la educación y las consignas y objetivos son escalofriantemente similares a los que tuvo la dictadura para municipalizarla. Al final, todo parece un “trabalenguas educativo”.
En cierto momento, los alcaldes y las alcaldesas de municipios con menos ingresos manifestaron su ferviente oposición a tener bajo su cargo la gestión de la educación, argumentando la falta de recursos suficientes. Sin embargo, la mayoría descubrió que tenía bajo su control un público cautivo (electoralmente atractivo) y abiertas las puertas de los establecimientos educacionales, a través de los cuales podían difundir sus obras e inaugurar todo tipo de adelanto, por mínimo que fuera.
Este camino lo aprendieron todas las autoridades de los más diversos signos políticos:
La Corporación Municipal de Educación en Maipú
Un convenio entre el Ministerio de Educación y la Ilustre Municipalidad de Maipú, suscrito el 4 de julio de 1986 traspasó los establecimientos fiscales a la administración municipal.
El 23 de julio de 1986, mediante Decreto Municipal N° 619, se encomendó la administración de los establecimientos traspasados a la Corporación Municipal de Servicios y Desarrollo de Maipú (CODEDUC).
Cuando se creó la Corporación, la matrícula de sus colegios ascendía a 30 mil estudiantes (no estaban el Liceo Nacional ni el Bicentenario de Niñas, tampoco el Enrique Kirberg), en cambio, sí incluía colegios que posteriormente fueron traspasados a la comuna de Cerrillos.
La Corporación era dirigida por su gerente Pablo Bull Fernández, quien encabezaba un equipo ejecutivo de tres o cuatro personas, entre las cuales se encontraban Carmen Paya, Josefina Abrigo e Irma Gómez. Junto a ellos trabajaba una amable e ilustrada secretaria que recibía al interior de la casona, ella era Anita María Kurte. El total de funcionarios de la casa central no superaba las 15 personas.
Las finanzas siempre tuvieron números azules; no hubo despidos masivos y, algo muy importante, se estableció un plan educativo bien definido, mediante coordinaciones de áreas educativas guiadas con especialistas. Las reuniones de directivos tenían finalidades precisas, lo que propiciaba un ambiente de conversaciones pedagógicas y una evaluación real de procesos. Sin duda, en retrospectiva, este fue objetivamente el mejor periodo de la Corporación Municipal de Educación.
¿Qué vino después?
Hay una etapa siguiente, intermedia, que marca un cambio en la conducción de los destinos de la Corporación, coincidiendo con el advenimiento de la democracia y que en el caso de los municipios la primera elección tuvo lugar el 28 de junio de 1992.
Fue la administración del alcalde Herman Silva Sanhueza (DC) 1992 – 2000, que durante estos dos períodos consecutivos mantuvo de alguna forma ciertos aspectos positivos heredados de la gestión de CODEDUC, agregando algunos logros de obras concretas con recursos propios. Sin embargo, es posible que durante este período también comenzara un incremento exponencial de la dotación de funcionarios, lo que posteriormente derivaría en déficits operativos.
Lo que ocurrió en los años siguientes fue una degradación paulatina y constante de la Corporación Municipal, que terminó por tocar fondo durante la última gestión municipal del alcalde Vodanovic, período en que la CODEDUC inició su preparación para una “lenta agonía esperando la llegada de la carroza”.
En esta fase de tratamiento paliativo de la CODEDUC como paciente terminal, se distinguen dos momentos claves. El primero está marcado por un intento de rearmar un proceso participativo y cercano para ajustar los planes educativos, liderado por el secretario general Ignacio Cáceres Pinto. Sin embargo, este proceso se interrumpe y abandona tempranamente tras su postulación a un concurso de Alta Dirección Pública y posterior nombramiento como nuevo director del SLEP Santa Corina.
El segundo momento comienza cuando asume en reemplazo de Cáceres, la joven trabajadora social Vania Palma Rojas, quien en una entrevista concedida a nuestro medio reconoció que la misión principal encomendada a su gestión era: “Llevar adelante el mejor traspaso, aumentar los números en la matrícula, mejorar la infraestructura y los aprendizajes de los estudiantes”.
Queríamos conocer esta etapa final del proceso, más allá de las declaraciones, solicitando al menos en seis ocasiones una entrevista con la Secretaria General. El objetivo era obtener información transparente sobre el estado final de las finanzas de la CODEDUC, el resultado de las auditorías de los estados financieros, tal como lo exige la ley antes del traspaso, así como las formas y montos de los cuantiosos recursos asignados por el Estado a través de proyectos SEP y otros programas para el mejoramiento de la infraestructura y los aprendizajes, aportes que son difundidos como las obras realizadas por la gestión municipal.
Durante los últimos cinco años (2020 -2024) la matrícula de la CODEDUC, ha tenido una baja de aproximadamente 5 mil estudiantes, según información en sus PADEM.
De igual forma hubiera sido interesante para los vecinos y vecinas de Maipú, conocer el destino de los trabajadores de la corporación, los criterios de continuidad o término de la relación laboral, los contratos colectivos y su incorporación a contratos individuales de trabajadores sindicalizados, los juicios laborales pendientes, las contrataciones de abogados para el seguimiento de juicios penales (ej: el caso de querella contra ex funcionarios y funcionarias), que también mantiene y paga el municipio.
No fue posible tener respuesta a estas interrogantes.
Sad but true.
SÍGUENOS EN GOOGLE NOTICIAS
SUSCRÍBETE A LA BATALLA
Con tu apoyo, batallaremos cada día por una información veraz, plural y al servicio de todos los maipucinos.
La Batalla, de Maipú hacia el Mundo.