El 18 de Mayo del 2005, un destacamento del Regimiento reforzado n° 17 “Los Ángeles” formado por 95 soldados, en su mayoría jóvenes conscriptos con apenas un mes de instrucción, y que nunca habían estado en condiciones climáticas adversas, fue obligado a marchar en un ejercicio militar entre el volcán Antuco y la Laguna de la Laja al interior de la Octava región del Bio-Bio, en una zona cordillerana unos 1.500 metros sobre el nivel del mar. Desde el refugio Los Barros donde se encontraban junto a otros 432 militares hasta el refugio Las Cortinas, ubicado a 24 kilómetros más abajo.
La orden de marchar sobre la nieve, la emite el comandante del batallón Mayor Patricio Cereceda Truan, un oficial experto de alta montaña. En el trayecto los jóvenes reclutas cruzaron un estero por lo que quedaron mojados hasta más arriba de la cintura, y luego se encontraron con una violenta tormenta de Viento Blanco, un fenómeno típico de esa región en esa época del año y a esa altura, es en sí una nube baja condensada con viento que levanta la nieve, algo que un oficial experto debía saber sobradamente. Este fenómeno disminuye violentamente la temperatura, retirando el calor de los cuerpos además de impedir la visión casi por completo, lo que genera una sensación de pánico. Los conscriptos a diferencia de los oficiales y los suboficiales vestían solo tenidas de género, los oficiales y clase tenidas térmicas de gerotex.
Chile entero se enfrió cuando se supo la muerte de 44 jóvenes conscriptos producto de hipotermia y congelamiento, además de un valiente suboficial, el Sargento Luis Monares, quien muere debido a que intenta salvarle la vida a uno de estos jóvenes pasándole su chaqueta térmica.
¿Que fue lo que ocurrió? ¿Por qué ocurrió esta desgracia? La mayor desgracia del Ejército de Chile en tiempos de Paz.
¿Estaba el mayor Cereceda , completamente en condiciones mentales de emitir esa orden? De no ser así, es una situación que dejaría en jaque a los capitanes Claudio Gutiérrez y Carlos Grandón, por no haber representado la orden al ver esta situación, o haber en un acto de obediencia reflexiva no desarrollar la acción ante un peligro inminente para el personal militar.
¿Por qué el mayor Cereceda no marchó al frente de este destacamento? Nadie lo sabe y seguramente nunca lo sabremos. ¿Por qué no se previó que el mes de mayo es siempre en esa región de condiciones cambiantes? Nadie lo sabe. ¿Por qué los conscriptos realizaron esta travesía con ropa inadecuada conforme a las condiciones climáticas? Nadie responde. ¿Por qué si quedaron mojados desde la cintura hacia abajo debido al cruce del estero, no se ordenó regresar? Nadie responde.
¿Quién responde ante los padres, madres y seres amados de los jóvenes soldados fallecidos? En la práctica absolutamente nadie. El gobierno del Presidente Lagos, no quiso enemistarse con la clase militar encabezada por el General Juan Emilio Cheyre, Comandante en Jefe del Ejército.
Tampoco responden debidamente ni el Ejército, ni los Tribunales. Los jóvenes mueren por la irresponsabilidad y la total falta de profesionalismo de un inepto oficial soberbio y orgulloso, y en la práctica nadie responde. No responde el jefe del Estado Mayor del Regimiento, Teniente Coronel Luis Pineda, ni el jefe de este regimiento Coronel Roberto Mercado, ni tampoco el Jefe de la Tercera División del Ejército General Rodolfo González. Nadie asume verdaderamente con la culpa por estas 45 absurdas muertes.
La Justicia Militar establece que se dan tipificados los cargos de Impericia, Negligencia, Imprudencia, e inclusive posible Cobardía, los que en la práctica quedan reducidos a letra muerta.
Solo se procesa a Cereceda quien es condenado a 5 años por “cuasidelito de homicidio de 45 soldados”, enviado a la prisión VIP de Punta Peuco, y cumplió desde el 2008 hasta el 4 de noviembre del 2011.
Las exigencias de justicia de los familiares de los conscriptos fallecidos no son escuchadas en ningún medio ni en ninguna instancia. Inclusive cuando recurren al Tribunal Constitucional para impugnar la libertad del Mayor Cereceda, con un Recurso de Inaplicabilidad, este tribunal determina que esto es inadmisible. El ministro del Justicia Teodoro Ribera da todo un respaldo al tribunal y se niega a escuchar argumentos de los familiares. A los sobrevivientes de esta desgracia, un total de 27 jóvenes, se le otorga una indemnización de $10.000.000, algo que para muchos es un simple bono para silenciarlos y punto.
¿Fue justa la sanción que recibió este oficial por estas muertes de estos jóvenes? Un principio de administración, perfectamente aplicable a un procedimiento de jerarquía militar, establece que “un jefe es el único responsable de los resultados de su gestión, él puede delegar funciones, pero la responsabilidad final es solo de él y debe asumirla”.
Según mi entender, esto fue producto de una total falta de previsión, de total falta de profesionalismo, de una total indolencia y casi un acto de desprecio de parte de algunos oficiales hacia los jóvenes conscriptos, fundamento esto en la obligación de hacerlos marchar mojados después del cruce del estero y en el hecho que los muchachos no llevaban tenidas térmicas.
La vida de un joven conscripto vale lo mismo que la vida de un teniente, la de un capitán, la de un general o la del mismo Presidente de la República. Considero que es inconcebible e inaceptable que mueran 44 soldados conscriptos y un suboficial por una ineptitud obstinada de un mando medio militar. Los jóvenes de la Patria no son para ser tratados como un simple número por parte de oficiales déspotas y tiránicos. Los hijos del pueblo son y han sido siempre los verdaderos defensores de Chile y merecen respeto, ellos son los que van a enfrentar con su pecho al fuego enemigo. Aquí y en cualquier parte del mundo y a lo largo de toda la historia universal han sido siempre los hijos de la Clase Trabajadora los que forman la tropa y que algunos generales, desde sus seguros búnkeres y cuarteles, los considera como un simple número.
Me pregunto, ¿Se hubiese actuado con esta irresponsabilidad y desdén si los que marcharan fuesen un destacamento de la Escuela Militar, la escuela matriz formadora de los oficiales del Ejército de Chile? ¿Ellos también hubiesen marchado con tenida de género o con tenida térmica? Discúlpenme, pero detesto el clasismo en donde lo percibo y aquí fue más que evidente.
Chile debe aprender de estos sucesos.
Considero que la regulación legal que afecta a los conscriptos debe ser cambiada, algunos son civiles que están cumpliendo con una exigencia nacional que guarda relación con la Defensa de la Patria, por consiguiente deben estar separados de lo que significa la Justicia Militar, y sus situaciones ser vistas por los Tribunales Civiles, donde exista además de la Fiscalía, la Defensoría Pública y el joven no quede en un estado de indefensión frente a actitudes que lo afecten. A su vez el exigir que sean fiscales civiles los que accedan a los juicios contra oficiales en lo que respecta a situaciones de malos tratos u otras similares que tengan que ver con conscriptos.
En abril del 2009, mediante la ley 20.195, se autorizó erigir un monumento recordatorio de esta tragedia.
A continuación el listado de los conscriptos que murieron en Antuco y del Suboficial héroe:
1. Aqueveque Erices, Víctor Manuel
2. Avendaño Huilipán, Silverio Amador
3. Burgos Burgos, Francisco José Luis
4. Bustamante Ortiz, José Humberto
5. Bustos Bastías, Jonathan Exequiel
6. Carrasco Yáñez, David Alejandro
7. Castillo Ruiz, Robert Hernán
8. Castro Balboa, Juan Carlos
9. Chávez Varela, Cristian Javier
10. Contreras Hidalgo, Osvaldo Alexis
11. Contreras Mellado, Roberto Antonio
12. Díaz Cerna, Pedro de Dios
13. Díaz Valderrama, Esteban Andrés
14. Escobar Contreras, Rolando Andrés
15. Foncea Sandoval, Guillermo Gabriel
16. Fuentes Leiva, Luciano Andrés
17. Garcés Jorquera, Ricardo Antonio
18. Gazitúa Quijada, Guillermo Carmen
19. González Castillo, Milton Alejandro
20. Herrera Henríquez, Cristián Esteban
21. Jorquera Jara, Arnal Isaac
22. Lizama Palma, Jaime Alejandro
23. Mardones Cuevas, Daniel Benjamín
24. Mendoza Concha, Christian Marcelo
25. Montoya Fica, Freddy Alejandro
26. Montoya Montoya, Francisco Javier
27. Muñoz Cifuentes, Hugo Javier
28. Ortega Astudillo, José Adolfo
29. Pérez Sánchez, Christopher Andrés
30. Pilar Parada, Freddy Patricio
31. Piñaleo Llaulén, Miguel Aurelio
32. Ramírez Jara, Juan Alfonso
33. Renca Navarrete, Julio César
34. Reyes Urra, Rubén Esteban
35. Quezada Vejar, Carlos Patricio
36. Saavedra Troncoso, Ángel Mauricio
37. Sánchez González, Enzo Moisés
38. Seguel Herrera, Ricardo Alexis
39. Sobarzo Cruces, Edgardo Alexis
40. Valenzuela Riquelme, Juan David
41. Vallejos Henríquez, Ignacio Antonio
42. Vallejos Vallejos, Cristian Alejandro
43. San Martín Villalobos, José Francisco
44. Zambrano Cárdenas, Juan Aléxis
Y el sargento Monares Castillo , Luis Raimundo
Muchas Gracias.
Profesor de Mecánica Automotriz en Enseñanza Media Técnico-Profesional. Vive en Ciudad Satélite, comuna de Maipú.
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